La unidad latinoamericana, un sueño acariciado por los libertadores José Francisco de San Martín y Simón Bolívar, sigue siendo una deuda pendiente en nuestra región. A pesar de las coincidencias y las riquezas naturales, culturales y geográficas, las diferencias políticas y de pensamiento entre los líderes de la región profundizan y hacen mella en la unidad entre los estados.

La falta de visión estratégica y la priorización de intereses personales sobre el bien común han llevado a una fragmentación que aleja el destino común como región. La paradoja es evidente: mientras sufrimos grandes desigualdades y desafíos, contamos con una diversidad cultural, geográfica y étnica que nos hace una de las regiones más ricas y con mayor potencial del mundo.

El Tratado de Unidad y Amistad Perpetua entre el Protectorado del Perú y la Gran Colombia, firmado en Lima el 6 de Julio de 1822, es un antecedente importante de la unidad latinoamericana. Este acuerdo no solo implicaba una alianza defensiva y ofensiva, sino que también establecía principios de integración comercial y de derechos ciudadanos que permitían a los ciudadanos de una y otra nación disfrutar de los mismos derechos en ambos territorios.

El Protector del Perú José de San Martín a través de su accion política, y especialmente por los primeros protocolos para las relaciones exteriores de la naciente república, sentó las bases para la unidad latinoamericana. Además realizó una administración progresista y durante su gobierno, San Martín estableció una administración autónoma, creó la primera bandera e himno nacional del Perú, y sentó las bases para la organización de la educación y la cultura en el país.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, y el deseo de los fundadores de América Latina, la unidad latinoamericana se vio postergada por las guerras internas y las ambiciones cruzadas de las jóvenes repúblicas y aún hoy sigue siendo un sueño por cumplir. 

Es hora de que líderes y ciudadanos de nuestra región trabajen juntos para superar las diferencias y construir un futuro común de progreso y bienestar. En tal sentido, el trabajo colaborativo de organizaciones de la sociedad civil y redes profesionales y académicas es un aporte central para lograrlo. Así por ejemplo en junio, en Costa Rica, profesionales de diferentes países constituimos REDIPP (Red de Desarrollo e Innovación en la Gestión Pública y Privada para la Mejora Continua de las Organizaciones) con una fuerte impronta en el trabajo conjunto y la cooperación internacional.

Para lograr la unidad, es fundamental que reconocer nuestra diversidad y riqueza cultural, fomentar la cooperación y el diálogo, promover la educación y la cultura, y trabajar por la integración plena eliminando barreras y destacando los puntos de encuentro que son muchos por historia, idiomas, cultura, tradiciones.

También destacar que la unidad latinoamericana no solo es un objetivo político, sino una visión estratégica tanto en el orden económico y social. La región enfrenta desafíos comunes, como la pobreza, la desigualdad y la inestabilidad política, que requieren una respuesta coordinada y conjunta.

Es hora de que trabajar juntos para hacer realidad el sueño de unidad latinoamericana. Los libertadores San Martín y Bolívar dejaron como legado un proyecto de unidad que aún espera ser cumplido. ¿Estamos dispuestos a asumir el desafío?

La historia nos muestra que podemos lograr grandes cosas si se trabaja en conjunto. Hay que dejar de lado las diferencias y unirse para construir un futuro mejor. La unidad latinoamericana es posible y es nuestro deber como ciudadanos trabajar para hacerla realidad.