En el Hospital Francisco Muñiz hay un déficit de médicos pediatras, anestesiólogos, y de equipamiento en la guardia. Además, faltan camas en la Unidad de Terapia Intensiva. Éstas fueron algunas de las falencias que detectó la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) en su informe sobre la gestión del centro de salud.

A pesar de que el Muñiz atiende a pacientes con patologías infecciosas, el organismo de control señaló que por la insuficiencia de postulantes “faltan nombramientos de médicos tisiólogos”, especialistas en tuberculosis. A su vez, hay “un déficit” de pediatras y los viernes no hay anestesiólogo, por lo que “si hay una emergencia quirúrgica –ese día- se deriva al paciente a través del SAME". Es importante recordar que estas observaciones fueron realizadas sobre el área de Urgencias, por lo que los casos que se atienden allí necesitan de una atención inmediata.

Por otra parte, en el Departamento de Atención Intensiva a Pacientes Infecciosos Críticos (DAIPIC) se constató que "hay dos unidades cerradas por problemas graves de estructura" y que "por falta de reparación de la Unidad de Terapia Intensiva, los pacientes deben ser internados en otras salas". A ello se le suma que "las salas con menor proporción de camas habilitadas pertenecen a áreas críticas del hospital, como el DAIPIC", que en una de sus unidades “tiene habilitadas sólo el 25%”.

En Fisiopatología respiratoria, informaron los auditores, “el equipamiento es obsoleto, cuentan con un espirómetro de 1996 que no funciona y otro de 2004 que no está computarizado”.

Respecto al almacenamiento de residuos patógenos, se detectó que había tachos con estos desechos que "en muchos casos estaban sin tapa, en baños de pacientes, en galerías exteriores y otros espacios de acceso".

Uno de los puntos débiles que señaló la auditoría porteña está relacionado con que en Consultorios Externos se atienden 25 especialidades en 16 lugares diferentes. Esta dispersión en el sector de atención ambulatoria “genera que el personal administrativo resulte escaso”. Además, ocasiona que “cada especialidad médica implemente su propia modalidad de atención y registro”.

En relación a las historias clínicas de los pacientes, la AGCBA informó que no solo “no existe un único formulario” sino que “tampoco existe un sistema informático de recolección de datos en red que provea a todos los sectores del Hospital la información necesaria”.

En cuanto a los pacientes con VIH y tuberculosis, el organismo de control indicó que “las estrategias implementadas por el Muñiz, tendientes a incrementar la adherencia a los tratamientos, son insuficientes” lo que conlleva “al fracaso del método de cura, de la recaída y de la farmacoresistencia”. Ante esta situación, la Auditoría expresó que “para ampliar los niveles de adherencia se requiere de un abordaje interdisciplinario y de la creación de dispositivos de atención y derivación que faciliten una atención integral”. Para lograrlo, completó el organismo de control, “hace falta aumentar sensiblemente las acciones de articulación con otras áreas del Gobierno de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires”.


Mantenimiento y limpieza

La AGCBA, en su informe aprobado en noviembre de 2011, reveló que “el hospital no cuenta con mecanismos que controlen la actividad de la empresa de limpieza, por lo que es imposible verificar el desarrollo de las tareas establecidas por contrato”. De hecho, remarcan que la persona, del Ministerio de Salud, que realiza la evaluación “no tiene presencia permanente en el hospital”.

En cuanto al control de la calidad del agua almacenada en tanques, el informe señala que en el año auditado (2010) “los estudios los realizó la misma empresa concesionada”, mientras que “el Comité de Control de Infecciones del hospital, ese año, no realizó los chequeos por falta de personal y reactivos”.