El Centro Atómico de Ezeiza no sabe en qué condiciones está su área para residuos radioactivos
Se trata de un sector de 600 metros cuadrado denominado Campo 5 que está ubicado muy cerca de una zona residencial. La Auditoría General de la Nación afirmó que tampoco se pudo determinar qué tipo de deshechos se depositan allí. Además, se pudo verificar el vertido periódico de uranio natural en aguas de un arroyo que no es monitoreado por la dependencia.
Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), el Centro Atómico de Ezeiza (CAE) desconoce en qué condiciones está el área de su predio donde se disponen los residuos contaminantes, ni qué tipo de deshechos se depositan allí.
“En 1999 –explica el trabajo-, se detectó un sector contaminado con residuos de uranio dentro del predio del CAE”. Se trata de un área de 600 metros cuadrados denominada Campo 5, ubicada a 50 metros de una zona residencial. La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), encargada de la concreción de actividades vinculadas a la utilización de energía nuclear, removió el material contaminado y, posteriormente, lo depositó en tambores industriales en el sector de plantas químicas.
Sin embargo, el informe aprobado el año pasado y realizado entre 2006 y 2008, afirma que “se desconoce la situación actual del predio, en cuanto a restricciones de uso, las condiciones del sitio y tipo de disposición de los residuos generados a partir de las tareas de remediación implementadas”.
A partir de un análisis basado en la guía de seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre remediación de áreas contaminadas con material radioactivo, la AGN entendió que “no existió dicho plan de remediación, ni plazos de ejecución, manejo de residuos, monitoreo ambiental, acciones post-remediación, ni mecanismos de control institucional”.
Tampoco “consta la intervención de la Autoridad Regulatoria Nuclear”, organismo de control en lo referente a la seguridad radiológica y nuclear, ni hay constancia de un programa de información pública que llegue a las partes interesadas y a los vecinos del CAE.
Entre otras actividades, en el Centro Atómico Ezeiza se produce la mayoría de los radioisótopos utilizados en el ámbito de la salud y gestiona los residuos radiactivos de todo el país.
Calidad de las aguas y los recursos naturales
En la zona del Centro Atómico de Ezeiza se registró un vertido periódico de uranio natural en aguas del Arroyo Aguirre que no es monitoreado por la dependencia.
Si bien no hubo rastros de contaminación en aguas subterráneas, incluso aún después de dos peritajes realizados en la causa Nº 5452, iniciada en 2000 y tramitada ante el Juzgado Federal Nº 1 de Lomas de Zamora, la Auditoría señala que “no se puede ponderar el eventual impacto ambiental porque el CAE no realiza el monitoreo ambiental de sus instalaciones”.
La contaminación del agua potable por uranio puede ser de dos tipos, radiológica o química y la presencia de este elemento en el agua a niveles fuera de lo normal, puede provocar graves problemas para la salud, como cáncer o deformaciones. Sin embargo, según el informe, en el país “no existe un estándar de protección radiológica para el agua potable”, que determine los niveles de referencia de radiactividad del uranio.
Residuos radiactivos
La CNEA envío al Poder Ejecutivo un plan estratégico de Gestión de Residuos Radioactivos, que “no fue aprobado ni enviado formalmente al Congreso de la Nación”, dijo el organismo de control. Incluso, el informe agrega que “no hay evidencia de que se haya constituido ni se encuentre operativo el fondo para la gestión y disposición de residuos radiactivos”.
Por otra parte, según lo declarado por la CNEA, en un informe enviado al Congreso Nacional en 2006, era “necesario avanzar en la reevaluación de seguridad del área de gestión de residuos” del CAE y aseguraba que “si no se adoptaban las medidas señaladas como imprescindibles” no se podría garantizar “en forma sólida y perdurable la gestión de combustible gastado y de los residuos radiactivos”. Sin embargo, los auditores no obtuvieron evidencia documental de esa reevaluación de seguridad.
Durante el año y medio que insumió la elaboración del informe, en el Centro hubo seis cambios de funcionarios responsables de responder a las observaciones de la AGN. Además, los auditores enumeraron las limitaciones a su trabajo: “Insuficiencia en la documentación obtenida, preguntas nunca respondidas o respondidas en forma incompleta e información inconsistente”.