“Aunque me fuercen, yo nunca voy a decir que todo tiempo, por pasado, fue mejor. Mañana es mejor”. Más allá de su objetivo institucional, tal vez esta especie de declaración de principios proferida por ‘el flacoSpinetta hace más de cuatro décadas sea el motor que impulsa a los organismos de control a revisar sus viejos informes, para ver si aquellas observaciones, otrora alarmantes, fueron mejoradas con el paso de los años.

Así fue como la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) volvió el año pasado al Hospital Santojanni para hacer lo que se conoce como informe de seguimiento, es decir, cotejar el estado de varios aspectos del centro de salud con los hallazgos recogidos en un investigación anterior, sobre datos de 2006.

En primer término, el organismo descubrió que el Santojanni tiene menos quirófanos que hace ocho años. Es que en el relevamiento hecho en 2006, que además fuera publicado en El Auditor.info, decía que el Hospital tenía “11 salas de operación, ocho para cirugía general, dos para ambulatoria y una de urgencia. De ese total, tres se usan como depósitos por falta de equipos, como torre de laparoscopía, monitores multiparamétricos y mesas de anestesiología. Además, el instrumental quirúrgico es ‘antiguo’, no se reponen las bajas, y tanto el material descartable, como la ropa disponible, son insuficientes”.

Es decir que en aquel momento, había ocho espacios disponibles para operaciones. Ya en su última investigación, aprobada en diciembre del año pasado, la AGCBA concluyó: “En 2013 el número de quirófanos operativos es menor a lo observado en el informe de origen, debido a la rotura de equipamiento (mesa de anestesia y falta de paramétrico en otra), y el uso de dos salas para hemodinamia (tal como lo manifiesta la Dirección del Hospital), resultando cinco los disponibles y, si bien aumentó la disponibilidad de horas de anestesiología, la observación subsiste”.

Con respecto a esta salvedad, vale recordar que en el informe de 2006 se advertía que la falta de anestesistas generaba que el área de cirugía del Santojanni “no tuviera una lista de espera real”, y que las operaciones se hicieran en función de la urgencia de los pacientes, con demoras promedio de entre tres y cuatro meses”.

Por otra parte, la investigación hecha hace ocho años también elaboró estadísticas vinculadas al grado de satisfacción de los pacientes que se atendían en el centro de salud del barrio porteño de Mataderos. En ese sentido, se señaló que aquel índice llegaba al “44,6% promedio ponderado”, lo que “resulta bajo con relación a los valores de referencia, por ejemplo los del Hospital de Oncología María Curie, con el 72,5%”. 

Esta vez, la Auditoría añadió que, sobre esta situación “influye el horario en que el paciente espontáneo debe concurrir para obtener un turno (entre las 5 y 7 de la mañana); la mala atención y malos tratos manifestada por el personal administrativo; el tiempo excesivo que el paciente con turno asignado debe esperar desde que llega al hospital hasta que recibe la atención médica (entre 1 y 2 horas) y la incomodidad en el lugar de espera a la consulta. Asimismo, analizado el libro de quejas, sobresalen aquellas referidas a los malos tratos del personal administrativo (61% promedio ponderado)”.

Es como si no hubiese pasado el tiempo para este aspecto. Incluso, dice la AGCBA: “En cuanto a la atención tanto administrativa como profesional se debe mejorar el trato hacia los usuarios, en términos asistenciales y de gestión de turnos. El grado de avance es satisfactorio sólo en lo relacionado al confort en las salas de espera. Por lo tanto, subsiste la observación” de 2006.

Directamente vinculado con el tema de la atención, el organismo de control descubrió que tampoco hubo mejoras en los índices de ausentismo de los trabajadores del Santojanni, ya sea por licencias o faltas injustificadas

El estudio hecho hace ocho años afirmaba que el ausentismo resultante de licencias por largo tratamiento era “alto”, y que “el hospital debía afrontarlo”. Sin embrago, se resaltaba un índice “aún mayor”: el de las faltas injustificadas. Es que la Auditoría analizó una muestra de 680 ejemplos y concluyó que, de ese total, sólo se comunicó la mitad los casos para que se efectuaran los descuentos correspondientes.

Esta proporción se incrementa a lo largo de los años”, observa la AGCBA, y detalla: “Para el año 2007 sólo se comunicó para su descuento el 16% de los casos relevados (221 casos sobre una muestra de 1.340 casos). Asimismo, se verifica que en ningún caso existió un descuento por llegada tarde. Esto señala la ineficiencia del control de asistencia y la falta de confiabilidad de la información que maneja y comunica el Hospital”.

La atención

En 2006, la Auditoría había señalado que la demanda ambulatoria atendida (en consultorios externos) resultaba “escasa, tornando débil la actividad asistencial del Hospital, en cuanto a la promoción y prevención de la salud”. 

Cuando la Auditoría quiso examinar el avance de esta observación se encontró con la “imposibilidad de evaluar el porcentaje de ausentismo de pacientes y producción real de los profesionales”, porque no existen controles cruzados entre las planillas de atención implementadas por el área administrativa y los registros manuales que llevan los propios médicos, detectando inconsistencias. Frente a esto, el organismo de control consideró “no satisfactorio” el avance de la observación. 

Como consecuencia del “escaso” acceso a los consultorios externos, la AGCBA detectó que se incrementa la demanda en la Guardia del Santojanni, lo que, por otra parte, “aumenta los costos del sistema de salud y baja la calidad de atención, de aquellos que sí necesitan la consulta de urgencia”, dice la investigación. 

Del personal y la limpieza

El informe de 2006 advertía sobre el déficit del personal que sufría el Santojanni, sobre todo en las áreas de enfermería, anestesiología, terapia intensiva, gastroenterología, nefrología y diálisis, ortopedia y traumatología y cirugía

No obstante, esta carencia también quedó manifestada en cuanto a la higiene del centro de salud. Explica la Auditoría que “el Hospital tiene una superficie total de 26.000 metros cuadrados, por lo que se requiere (aproximadamente) de 124 agentes de limpieza. La empresa contratada para estas tareas es la firma Indaltec S.A.; y, según el Jefe de Departamento, (la firma) provee sólo de 90 empleados”. Pero eso no es todo: de aquel staff solo se presenta a trabajar un promedio de 80 agentes, “por razones de ausentismo”.

Al preguntarse cómo es fiscalizado el presentismo de esos trabajadores, la AGCBA reveló que “debido a la escasa información recibida, no se pudo constatar cómo controlan la cantidad de personal de limpieza que concurre diariamente a cada una de las áreas del Hospital, y cuál es su grado de capacitación en técnicas de limpieza de los locales”.

En la misma línea, los auditores expresaron que “falta capacitación para esos empleados en cuanto a “preparación, usos, diluciones y conservación de los elementos de trabajo; y añaden la “ausencia de normas escritas para la higiene hospitalaria, el deficiente sistema de control de calidad de las tareas de limpieza y mantenimiento”.

También en cuanto al servicio de higiene, el informe observa la “demora en la elaboración de nuevos pliegos de licitación” y, como contrapartida, revela que, para la contratación, el nosocomio recae –como otros organismos porteños- en la “incorrecta utilización” del mecanismo dispuesto en el Decreto 1370/01, que habilita desembolsos urgentes pero sólo cuando se justifica la verdadera necesidad de hacerlo. 

En cuanto al manejo de los residuos patogénicos, la AGCBA afirma que “no existe un control sistemático y permanente relativo al cumplimiento” de la normativa relacionada a este tema: la Ley 154/99 y su Decreto reglamentario, el 1.886/01. 

Más allá de las cuestiones formales, los técnicos narraron que el lugar donde se guardan los desechos patogénicos “no cumple con los requerimientos legales señalados en la normativa vigente, ya que también se utiliza también como depósito de Residuos Líquidos, el ambiente no cuenta con la iluminación y la ventilación apropiada, ni con detector de humo, incrementándose así los riesgos”.