Estados Unidos y sus “lagunas de coordinación” para enfrentar amenazas biológicas
Un mes antes de que se declare la pandemia, la Auditoría de ese país publicó un informe sobre la Estrategia Nacional de Biodefensa, una iniciativa aprobada en 2018, que convoca a varias áreas estatales a preparar acciones frente a potenciales incidentes sanitarios. El trabajo alertaba sobre el “riesgo de no tener la capacidad” para cumplir esa misión.
Desde septiembre de 2018 rige en Estados Unidos la llamada Estrategia Nacional de Biodefensa, una iniciativa que involucra a varias dependencias públicas y que pretende establecer hojas de ruta para enfrentar amenazas biológicas.
Casi un año y medio después, en febrero de 2020, la Government Accountability Office (GAO), el equivalente estadounidense de la Auditoría General de la Nación, publicó un informe sobre el funcionamiento de ese plan, en el que habló de “lagunas de coordinación”, y alertó sobre el “riesgo de no tener la capacidad” para cumplir los objetivos planteados.
Como curiosidad, valga decir que, a diferencia de la Unión Europea, que fue advertida en 2016 sobre la necesidad de reforzar medidas contra posibles pandemias, el Gobierno de los Estados Unidos recibió el informe de su Auditoría un mes antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevara el grado de alerta por el coronavirus.
La Estrategia
Según la GAO, la Estrategia de Biodefensa Nacional apuntó desde su inicio a articular todas las acciones de las áreas estatales vinculadas a la protección frente a amenazas biológicas.
La idea es, a grandes rasgos, preparar la estructura administrativa para reducir riesgos, responder ante algún incidente y recuperar rápidamente su funcionamiento habitual. Esto supone, dice el informe, “múltiples actividades de prevención, como la vigilancia sanitaria, la monitorización y alerta, el control y la planificación médica”.
Pero, ¿qué son las amenazas biológicas? Del informe se desprende que el gobierno estadounidense las divide en dos categorías. En primer lugar, están las “causadas por la actividad humana” que, a su vez “pueden ser de carácter accidental o intencionado”.
Y en este último punto aparece un enfoque belicista de la cuestión. Es que la Auditoría describe que, en “la era en la que nos encontramos sumidos, se contemplan como amenazas los reservorios de agentes biológicos que podrían poseer determinados Estados, así como la posibilidad de que éstos cuenten con programas clandestinos de guerra biológica”.
La cosa no queda ahí: “En cuanto a los actores no estatales, existiría la posibilidad de que los agentes biológicos pudieran ser adquiridos por grupos terroristas”.
Por otra parte, el organismo de control también destaca que “la novedad de la nueva Estrategia es que, por primera vez, se incluyen las amenazas biológicas de origen natural”.
Los técnicos vinculan esta segunda categoría, entre otros factores, al “fenómeno de la globalización, donde las enfermedades infecciosas se pueden expandir con mayor facilidad que en épocas anteriores, debido a la concentración de la población en entornos urbanos, a los viajes que realizan grandes contingentes humanos en tiempos muy reducidos y a las distancias recorridas, que implican poner en contacto cualquier punto de la geografía terrestre”.
Además, el texto apunta que “otra característica significativa de estas (amenazas) naturales es la debilidad de los sistemas de salud de muchos países, que podrían tener serias dificultades para detectar la aparición de brotes, al tiempo que podrían colapsar en el caso de importantes epidemias”.
Cabe destacar que, al cierre de esta edición, Estados Unidos se afianzaba como epicentro de la pandemia de coronavirus, con 337 mil infectados, más de 9 mil muertos y lugares emblemáticos, como el Central Park o el complejo Flushing Meadows -donde juega el Abierto de tenis-, convertidos en hospitales de campaña.
En definitiva, la “preocupación” -según la GAO- del Gobierno estadounidense frente a tantos escenarios potencialmente catastróficos, provocó la creación de la Estrategia Nacional de Biodefensa que, valga la reiteración, pretende poner todos los resortes públicos al servicio de mitigar el impacto a gran escala de una amenaza biológica.
La iniciativa está al mando de un Comité de Dirección, presidido por Alex Azar, el Secretario de Salud y Servicios Humanos, y aglutina las siguientes dependencias del Estado federal:
Y por último, el organismo de control completa que la Estrategia “establece mecanismos de gobernanza y presupuestación interinstitucionales, que constituyen un nuevo enfoque orientado a mejorar la eficacia y la eficiencia en el logro de sus metas”.
Las observaciones
Pese a sus objetivos, la GAO comprobó que en la Estrategia “no existen procesos, roles y responsabilidades claros y detallados para la toma de decisiones conjuntas” entre todos los participantes.
Esto genera, por un lado, que “siga habiendo preguntas” sobre cómo la iniciativa dará lugar al mencionado “nuevo enfoque” de gestión de riesgos y, por el otro -tal vez lo más grave- pone de relieve la dificultad que se presenta para identificar prioridades y asignar recursos en consecuencia.
“Sin métodos, orientación, procesos y funciones, y responsabilidades claramente documentadas, el esfuerzo corre el riesgo de no alejarse de los enfoques más tradicionales y no mutar hacia uno estratégico, que mejore las capacidades nacionales en la materia”, sentenciaron los técnicos.
Si bien el ente de control reconoce que la Estrategia está en ciernes, al punto de decir que “se está en el comienzo de un proceso y un cambio cultural que puede tardar años en desarrollarse plenamente”, reclama en su informe que “es imperativo que se tomen medidas adicionales para que haya una comunicación que tienda a la retroalimentación, para reforzar los comportamientos de colaboración y la responsabilidad de todas las áreas participantes”.
Para completar, la Auditoría enfatiza que “sin un plan que garantice los recursos necesarios, el Equipo de Coordinación de Biodefensa corre el riesgo de no tener la capacidad que necesita para llevar a cabo procesos de análisis y toma de decisiones significativas”.