Las enfermedades zoonóticas son enfermedades infecciosas que pueden transmitirse entre animales y seres humanos, por contagio directo con el animal enfermo, a través de algún fluido corporal o mediante la presencia de algún intermediario como los mosquitos o algún otro insecto. El dengue, por ejemplo, es una enfermedad zoonótica que la transmite el mosquito Aedes Aegipty. 

El Instituto Zoonótico Luis Pasteur (IZPL) es un organismo dependiente del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se encarga del diagnóstico, prevención y control de las zoonosis urbanas para preservar el buen estado de salud de la población humana y animal de la Ciudad.

El control sobre la fuente de transmisión animal permitiría evitar la propagación y posteriores problemas de salud pública. La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) realizó un informe sobre el Departamento de Prevención y Control de Zoonosis del Instituto donde resaltó la importancia de realizar campañas de difusión en la población y disponer de circuitos formales de procedimientos y registros que faciliten las tareas y permitan el estricto control de los casos de zoonosis detectados y el monitoreo de los insumos utilizados. 

Fallas en la difusión y registro

Durante 2021, el periodo auditado por la AGCBA, el Instituto realizó actividades emergentes, como el control de foco ante casos animales de zoonosis y ante casos humanos confirmados de zoonosis y/o con sospecha de enfermedades vectoriales; además de observaciones antirrábicas domiciliarias y seguimiento de caninos/felinos con exposición a murciélagos rabiosos o desaparecidos.

También se realizaron actividades programadas, como postas de salud zoonóticas en barrios vulnerables, que incluyeron la evaluación de animales para la detección de zoonosis, vacunación antirrábica, desparasitaciones y educación para la salud; y actividades de vigilancia de vectores y en reservorios, como en el Parque Tres de Febrero, el Ecoparque y el Centro de Rescate del Ecoparque de la Reserva Ecológica. Durante 2021 no se registraron casos positivos de enfermedades zoonóticas en las muestras tomadas. 

Sin embargo, la Auditoría reveló que no existieron pedidos al área de prensa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para desarrollar una campaña de difusión de las actividades realizadas por el Instituto. Algo similar sucedió con las acciones de atención de animales, que se difunden territorialmente, pero sin divulgación masiva desde el Ministerio de Salud. 

En el informe se menciona -como ejemplo- la importancia de capturar un murciélago que haya estado en contacto con algún animal para someterlo a estudios de rabia. En la actualidad, del 3% al 5% de los murciélagos que llegan al Instituto la tienen. Desde la Auditoría sostienen que “esta información no está lo suficientemente difundida y muchas veces no se intenta capturar o se descarta el animal”.

Por otra parte, el área de Epidemiología es la encargada de recopilar la información estadística producida por las otras áreas del Instituto y de la vigilancia epidemiológica. La AGCBA encontró que no se cuenta con un protocolo ante casos positivos de notificación obligatoria, y que es frecuente que falten datos acerca del propietario del animal, lo que dificulta el trabajo del área. Tampoco ecnontraron un “sistema de alerta” adecuado de estos casos.

Asistencia deficiente y ketamina sin control

En los consultorios externos del Instituto, la AGCBA detectó que había un solo profesional realizando esta tarea hasta julio de 2021. Con su única presencia, podía atender hasta ocho pacientes por jornada, considerando que cada consulta en promedio demanda unos 30 a 45 minutos. Una de las observaciones de la Auditoría fue que el Libro de Consultorios Externos era un manuscrito “en ocasiones ilegible”, muchas veces sin firma, sello del profesional veterinario, ni correlatividad en el número de atenciones diarias. 

En caso de que el paciente presente un caso de zoonosis, se abría una historia clínica con lo observado en la consulta y el resultado de laboratorio. En la auditoría se observó que el área presentaba un software propio de historias clínicas y la responsable del sector informó que no estaba actualizado por la Dirección General de Sistemas de Información Sanitaria, por lo que su funcionamiento era malo.

Si se trata de un caso que requiere cirugía, las intervenciones son ambulatorias. En el sector hay un libro rubricado con la utilización de ketamina (droga anestésica) y planillas de registro para otras drogas utilizadas en cada procedimiento quirúrgico. Puntualmente sobre el uso de ketamina, encontraron que “las planillas de trazabilidad son poco confiables” ya que no cuentan con un criterio uniforme en la realización. Un dato llamativo fue que entre enero y febrero de 2021 se había rendido el consumo de la droga, siendo que el servicio no registró cirugías en esos meses. Estas inconsistencias dan cuenta de que el área de Farmacia no realizó ninguna verificación para constatar el pedido sino que se limitó simplemente a dispensar drogas.  

En relación a las internaciones, en el 91% (58 casos de 64) de las órdenes de internación faltó la firma y el sello del profesional veterinario que intervino y en el 84% (54 casos de 64) no consta la información sobre la vacunación del animal. Por otra parte, al momento de la auditoría, el equipo de rayos estaba fuera de funcionamiento y habían recibido un equipo de rayos donado por el Hospital Gutiérrez pero no estaba instalado.

En cuanto a los operativos de vacunación para evitar la rabia en perros y gatos, también se detectaron problemas. La responsable del servicio informó ante la Auditoría que, desde el 2019 hasta el momento de la auditoría, no se realizó la campaña de vacunación anual en distintos puntos de la Ciudad. 

Hospital Durand

El único hospital de la Ciudad que tiene un área para tratamientos antirrábicos es el Hospital Durand. Previo a la atención en el Centro de Profilaxis Rábica del Durand, la persona agredida es enviada al Pasteur para que realice la denuncia sanitaria con los datos personales del lesionado, los del responsable del animal mordedor (en caso de ser posible), y del animal agresor. La AGCBA detectó que el intercambio de información entre el Durand y el Pasteur no es “del todo eficiente” y que hay una tendencia a solicitar tratamiento antirrábico sin que haya una observación del animal.

Desde la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires solicitaron al organismo que considere mejoras en procesos que permitan la detección temprana, atención, control y seguimiento de las enfermedades zoonóticas. Además, recomendaron establecer circuitos formales y sistematizados que permitan una mejor gestión de las actividades realizadas en el Instituto.

En tanto, las áreas correspondientes deberían generar registros que proporcionen información certera sobre los pacientes y un seguimiento de las diferentes etapas del tratamiento.