Para elegir las becas estudiantiles porteñas, usaron índices que no se actualizaban desde 2001
Según la Auditoría de la Ciudad, el Ministerio de Educación tomó de referencia hasta 2007 las canastas alimentarias que estaban vigentes en tiempos de la convertibilidad, cuando fue creado el programa de estímulos. Por otro lado, falta articulación entre las actividades de inclusión escolar, lo que impide saber si las áreas involucradas cumplen sus objetivos.
Hasta 2007, el Ministerio de Educación porteño otorgó becas que fueron seleccionadas según las canastas básicas alimentaria y total vigentes en 2001, cuando se creó el programa de estímulos. Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), aprobado en 2008, afirma que esos índices conformaron las mediciones de vulnerabilidad social y económica con los que la cartera educativa eligió a los alumnos que fueron becados.
El organismo de control detectó, además, varias falencias dentro del programa de beneficios. Durante 2007 se becó a 63.411 alumnos, de los cuales 7.216 fueron dados de baja. De este 11.38%, “no se pudo determinar el motivo y el momento del año en que se produjo la baja, porque esa información no se encuentra registrada en la base” de datos del área que coordina el programa.
Asimismo, la AGCBA señala que “no se realizaron entrevistas ni visitas socio-ambientales a los aspirantes de la beca”, como lo establecían el artículo 11 del Reglamento General del Programa y el 7 del Manual de Procedimiento.
Tampoco se pudo comprobar la existencia de un sistema que permita hacer un “seguimiento de todas las etapas necesarias para el pago de las becas, asegurar un estricto control interno y brindar información confiable y oportuna”, dice el informe. Y añade que sí encontraron pagos que no tenían un acto administrativo que los respalde, o bien, casos en los que esos actos fueron realizados después de los pagos.
La Auditoría descubrió que el área coordinadora de las becas no impulsó ninguna acción para retener a los alumnos que perdían la regularidad.
Las becas no llegan sólo de la Ciudad, también el Ministerio de Educación de la Nación tiene su plan de estímulos. La AGCBA quiso conseguir el listado de los “nacionales”, pero como “las resoluciones aprobatorias de los becarios son enviadas directamente a las escuelas cabecera, no se encuentran en su totalidad en la coordinación del programa”, y, por lo tanto, “no pudo conocerse el total de becados en 2007”.
La AGCBA hizo un diagnóstico de todas las dependencias del Ministerio de Educación porteño que están involucradas en los programas de asistencia escolar. Entre las conclusiones generales, se destaca la falta de articulación entre las actividades que componen el “subprograma de inclusión” y el “insuficiente apoyo técnico en áreas clave”. Según el estudio, “se produce un gran caudal de información que no cuenta con el correspondiente análisis, porque (los datos) se quedan en las organizaciones primarias y no existe un registro central y coordinado de las acciones”. Para el organismo de control, la consecuencia de todo esto es que no se puede “conocer a ciencia cierta si las acciones que se toman son acertadas”.
Uno de esos programas es el de “zonas de acción prioritarias” (ZAP), que intentan desarrollar, desde la escuela y espacios comunitarios, actividades para mejorar las oportunidades educativas de la población socialmente vulnerable. Durante 2007, el ZAP atendió a 177 chicos distribuidos en seis centros, “la mitad de los cuales no pudo brindar asistencia en doble turno por falta de espacios y recursos necesarios”, observó la AGCBA.
El proyecto “maestro + maestro”, buscó capacitar a docentes para intervenir en los fracasos escolares que se registraban en las escuelas de las zonas ZAP, donde el nivel de repitencia en los primeros grados alcanzó el 40%. En el año del informe de Auditoría, la iniciativa llegó a 80 escuelas públicas y a 4.895 alumnos. Pero no se encontraron constancias de que la Coordinación del programa haya monitoreado si los índices de repitencia tuvieron alguna modificación.
“Cine en las escuelas medias” es un programa que incentiva a los jóvenes a hacer cortos de ficción. El organismo de control detectó que los docentes no tuvieron acceso a dinero de caja chica para costear los gastos del plan.
La Coordinación de Programas socio-educativos no hizo una devolución de los informes elevados por el área que impulsaba el proyecto “puentes escolares”, que buscaba formas alternativas de escolarización. Además, esos datos tampoco fueron sistematizados, por lo que no fue posible hacer un balance de la gestión.
“No se pudo obtener informe alguno que de cuenta de las acciones cumplimentadas” en el programa “aprender trabajando”, que fue creado en 2003 para articular el mundo del trabajo con el de la escuela a través de pasantías.
Todas estas acciones, que están bajo la órbita del Ministerio de Educación de la Ciudad, tenían en 2007 un presupuesto de $ 28.779.033, según informó la AGCBA.