Desprendimiento de paredes, problemas de humedad, matafuegos vencidos, escasa ventilación, servicios deficientes fueron algunas de las fallas destacadas por auditores de la Ciudad de Buenos Aires sobre el estado de la infraestructura del Hospital General de Agudos Dr. Enrique Tornú.

La Auditoría analizó el estado edilicio durante el año 2017. Lo hizo a través de trabajos de campo realizados entre el segundo semestre de 2019 y marzo de 2020, justo antes del primer aislamiento por la pandemia. “En base al estudio, podemos decir que en el Hospital Tornú existen una serie de irregularidades en relación con la infraestructura edilicia”, se señaló en el informe.

Entre las falencias, mencionaron el mal estado y humedad registrada en el edificio, los matafuegos vencidos, problemas de ventilación, refrigeración y calefacción, carencia de señalización de salidas de emergencia, falta de mantenimiento de pintura, pérdida o falta de agua, entre otras.

Desde el organismo de control señalaron que el hospital requiere de mejoras en su infraestructura para su adecuado funcioamiento.

Para la AGCBA, los problemas en el hospital “son importantes en su cantidad”, pero en cuanto a la importancia de la necesidad perentoria de resolver, “se destacan algunos pocos”. Es por esto, que el organismo de control concluye que la institución “requiere de mejoras en su infraestructura para su pleno funcionamiento”.

La Auditoría porteña detectó problemas edilicios en todo el hospital. Sin embargo, los pabellones de consultorios externos, el Universitario, el de Neumotisiología y el de Pediatría fueron los más críticos. Allí notaron desde falta de separación de área sucia y área limpia en Enfermería, hasta falencias relacionadas con ventilación, refrigeración y calefacción.

Estos lugares no contaban con campana de extracción de vapores, de otras que tengan flujo laminar para solventes orgánicos, salida de aire con mal olor e inconvenientes con evaporación de líquidos. También vieron humedad en cimientos, pisos, paredes y techos. 

En los pabellones no había agua, tampoco matafuegos ni señalización de emergencia.

Como consecuencia de los descuidos observaron desprendimiento de mampostería, paredes, pisos y cielorrasos descascarados, con roturas, en mal estado o con rajaduras. Asimismo, no hubo mantenimiento de pintura, ni de sanitarios, aberturas o de mobiliario.

En estos mismos pabellones no había agua, los matafuegos no estaban en los puestos contra incendios o estaban vencidos. A estos materiales vitales para una emergencia se le suma que se vieron obstruidos algunos espacios, escaleras y/o pasillos por muebles, por bolsas o por documentación acumulada. Tampoco se vio señalización, luces de emergencia y puertas cortafuego. 

Por último detallaron que encontraron cables y caños expuestos, falta de tapa o de rejilla para evitar entrada de animales y otras tantas en mal estado. Se halló pérdida de gas en mecheros y presencia de material combustible. También observaron una bomba de agua descompuesta, un helipuerto inutilizable y un sistema contra incendios desactivado, entre la mucha variedad de falencias.

Problemas de habilitación 

Durante el control, los auditores hallaron que el bar del hospital no estaba registrado como tal en el listado público de concesiones vigentes de la Dirección General de Concesiones y Permisos. En dicho registro figuraba como kiosco y no se constató la autorización y habilitación pertinente para su funcionamiento.

Por otro lado, se encontró un espacio de uso físico de visitadores médicos. Según el Informe de Auditoría, la Dirección del hospital no tenía conocimiento acerca de quién cedió el espacio físico para tal fin y tampoco hubo una constancia de autorización del espacio utilizado para el mismo propósito cerca de la Capilla.