¿Cómo están los hospitales porteños?
Mientras que en el Rivadavia no se discriminan los residuos comunes de los patogénicos, en el Borda, el salón que los contiene posee la caja de electricidad sin tapa y con cables a la vista. En una de las salas de terapia intensiva del Piñero hay rajaduras en la mampostería y falta de pintura.
En el hospital Rivadavia "no se discriminan los residuos comunes de los patogénicos"; en el Borda, "las alas laterales no tienen gas" y en ellas funcionan, por ejemplo, los quirófanos y el servicio de internación y en el Zubizarreta, "la salida de emergencias de la zona de cirugías da a una terraza sin acceso a planta baja". Estas realidades fueron detectadas por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) y se encuentran detalladas el informe aprobado en junio de 2017.
Entre las observaciones más generales de la evaluación del mantenimiento y limpieza de hospitales públicos está "la falta de planificación estratégica y demoras en los tiempos de contratación, que implicaron la utilización de contrataciones directas" cuando eran situaciones "factibles de prever porque deben realizarse regularmente".
Además, el equipo de la AGCBA manifestó que "resulta imprescindible la implementación de un plan de prioridades de mantenimiento edilicio que limite que los trabajos sean correctivos".
Para la AGCBA resulta imprescindible la implementación de un plan de prioridades de mantenimiento edilicio.
La poda, desratización y control de plagas "debió ser realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público. No obstante, el informe señala que "en el Hospital Rivadavia la erradicación de malezas, el control de enfermedades, el mantenimiento del pasto, la plantación y el trasplante, entre otras actividades, quedó sin hacer".
El trato que reciben los residuos patogénicos en este centro de salud resulta alarmante. El equipo de auditoría observó que "no se respeta la discriminación en distintas bolsas entre este tipo de deshechos y los comunes". En el acceso a la sección de enfermería de la Unidad de Internación, por ejemplo, "se hallaron residuos comunes dentro de bolsas rojas que, por otra parte, obstaculizaban la entrada de servicio". Se suma que "los recipientes estaban sin tapa".
Sobre este centro de salud, ubicado en el barrio de Recoleta, el informe destaca que en los quirófanos "los aires acondicionados no tienen filtros absolutos, por lo que se pierde la asepsia del lugar, existen filtraciones en el área de pre cirugía y las ventilaciones de las mesas de operaciones no tienen salida al exterior".
En el Borda, las irregularidades están vinculadas con el gas y la electricidad. En el salón de residuos patógenos, por ejemplo, "sobre el cielo raso hay una caja distribuidora de electricidad sin tapa y con los cables a la vista".
Como no hay provisión de gas en las alas laterales, en los servicios de internación "la calefacción es eléctrica y no es suficiente". Algo similar ocurre en el quirófano, que además presenta "un deficiente mantenimiento y tiene filtraciones y humedades".
El edificio central, por su parte, no tiene un sistema de salidas de emergencias ajustado a la norma. En el área de internación "los baños no están en buenas condiciones y no cuentan con agua caliente".
El recorrido que realizó la auditoría porteña por los hospitales locales tuvo el objetivo de evaluar "la eficacia, economía y eficiencia de los servicios de Mantenimiento y Limpieza" durante el 2015.
Aprobado en 2017, el informe añade que "en neonatología del Elizalde las juntas son un lugar que alberga microorganismos", mientras que en el Piñero "una de las salas de terapia intensiva tiene rajaduras en la mampostería y falta de pintura".
En el Zubizarreta, sobre el que la AGCBA elaboró otros informes, "la salida de emergencia del quirófano "no es apta para evacuar a una persona en camilla porque da a una terraza sin planta baja".