¿Cómo evolucionaron las políticas públicas con perspectiva de género?
Con una expansión promedio del 3.3% real por año entre 2019 y 2022 y un máximo de inversión pública del 4,5% del PBI en 2020, en promedio, el 98% son políticas de ingresos.
Las políticas públicas impactan diferencialmente en la población y por ello, desde el diseño, implementación y gestión es fundamental considerar las desigualdades para evitar que los derechos de los y las ciudadanos se vean desatendidos. La incorporación de la perspectiva de género en el presupuesto nacional es una herramienta crucial que permite identificar tanto los programas como el volumen de recursos que son destinados a revertir las asimetrías que atraviesan a las mujeres en toda la sociedad.
A partir del Presupuesto Nacional 2019 se incorporó acápites que contenían el conjunto de programas y acciones que contribuyen a la igualdad de género. Además, se agregó la etiqueta PPG (Programas con Perspectiva de Género) para mejorar la visualización en la lectura del presupuesto.
En un reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), se analiza la evolución de las acciones presupuestarias con perspectiva de género, con el fin de determinar si efectivamente existió en estos últimos años un avance en la incorporación de criterios de igualdad entre mujeres y hombres en las políticas públicas.
En este sentido, la implementación por parte del Ejecutivo de la herramienta de etiquetado de los programas y acciones con perspectiva de género permite un seguimiento efectivo focalizado de las políticas públicas y su efecto sobre las brecha de género aún existente en la Argentina.
En 2022 el gasto con perspectiva de género alcanzó el 4,1% del PBI y sumó $3.358.376 millones, donde 60 programas presentaron la etiqueta PPG, 34 más que en el presupuesto 2019, que representó un 3,8% del PBI. Esto expresa una expansión promedio del 3.3% real por año entre 2019 y 2022. El máximo de inversión pública en políticas con perspectiva de género se dio en 2020 y alcanzó 4,5% del PBI.
Además, en el informe se observa cómo se distribuye entre las distintas carteras ministeriales, siendo Desarrollo Social, que concentró el 1% del PBI, el de mayor protagonismo: “pasó de concentrar el 8,0% del total del Gasto PPG en 2019 al 24,6% en 2022”. En cuanto a la ANSES se detalla que a pesar de haber disminuido “su peso relativo dentro del Gasto PPG como también en términos del PBI, no obstante, este organismo continúa siendo de gran relevancia dentro del gasto con perspectiva de género, al tener a su cargo la gestión y liquidación de las políticas de ingresos con etiqueta PPG”. Por último, en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad se erogó el 1,3% del Gasto PPG en 2022, equivalentes al 0,05% del PIB.
En términos generales, la OPC afirma que “los tres organismos mencionados (ANSES, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad) son los principales responsables de la ejecución de las partidas presupuestarias PPG, concentrando en 2022 el 99,7% del gasto etiquetado.
Actualmente existen cuatro ejes de políticas con perspectiva de género: Ingresos, Violencia de género, Salud Sexual y Reproductiva y Sensibilización, capacitación e inclusión. Más allá de que cada eje responde a una problemática específica, las políticas de ingresos representaron el 98% de los recursos destinados a programas con perspectiva de ingresos en 2022. Le siguen las acciones orientadas a prevenir y erradicar la violencia entre género con un 1.3% y por último las acciones de sensibilización e inclusión con apenas un 0,1%.
Entre las políticas orientadas a la problemática de violencia de género, se destaca el programa Acompañar del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que representa el 91% del gasto de esta jurisdicción en 2022. Creado en 2020, tiene como objetivo apoyar y atender a las víctimas de violencia de género de manera inmediata. Los últimos datos disponibles del 2022 señalan un devengado de $38.515 millones y alcanzó a 139.606 personas. Por otro lado, desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, se implementó el programa “Protección a Víctimas de Violencia”, cuyas erogaciones registraron un aumento real del 5,7% en promedio por año entre 2019 y 2022, año en el que el número de víctimas asistidas se elevó, pasando de casi 3 a 12 mil personas.
Con el objetivo de evaluar la implementación y eficacia de las políticas con perspectiva de género durante la pandemia, la Auditoría General de la Nación aprobó recientemente un informe sobre las acciones focalizadas en la prevención, protección y reparación de las mujeres víctimas de violencia de género durante el periodo 2019-2021.
La relevancia de las políticas de ingresos con perspectiva de género responde que aún persiste una brecha social y económica entre hombres y mujeres. A pesar de que en las últimas décadas la participación laboral femenina y el nivel de educación de las mujeres mejoraron, aún se encuentran por debajo de los hombres en términos salariales. Las trayectorias laborales de las mujeres están sujetas a la asimétrica distribución de responsabilidades al interior del hogar, a la mayor carga de trabajos de cuidado de familiares, al menor acceso a cargos jerárquicos, a la escasa representación gremial y una lógica propia en el mundo del trabajo que reproduce, sostiene y/o amplifica la brecha salarial entre géneros.
Desde Fundación Éforo, a través del informe Impacto de la maternidad en las trayectorias laborales de las mujeres en Argentina, indagamos sobre los efectos reales de la mayor carga de trabajos no remunerados en las mujeres y las diferencias salariales aún existentes. Allí identificamos una persistente diferencia porcentual en los salarios generales de las mujeres de 27 puntos porcentuales por debajo de los ingresos medios de los varones en los últimos 20 años.
En concreto, las principales problemáticas que atraviesan a las mujeres en el mundo del trabajo son las mayores tasas de inactividad, informalidad, intermitencia laboral y subcontratación. Es lo que se conoce como penalización laboral y que se agrava exponencialmente para las madres jefas de hogar. A pesar de que en las últimas décadas la participación laboral femenina y el nivel de educación de las mujeres mejoraron, los salarios aún se encuentran por debajo de los hombres. Esto se expresa concretamente en una brecha salarial que implica que “por cada $100 que gana un varón, la mujer percibe $73, en promedio”.
Para profundizar aún más en el tema y porque analizar la realidad es también participar, desde Fundación Éforo te invitamos a conocer los informes técnicos y ciudadanos sobre el “Impacto de la Maternidad en el Mundo del Trabajo” disponibles en nuestro sitio web.