En el primer semestre de 2008, la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) subejecutó el 78 % de los $ 115 millones que tiene asignado en todo el ejercicio para el saneamiento de las aguas que están bajo su órbita. Esto quiere decir que por cada peso que la dependencia de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable debe invertir en solucionar una problemática que afecta a 4,9 millones de personas, lleva gastados sólo 22 centavos.

Hace dos días, la Corte Suprema de Justicia ordenó a la ACUMAR, que está integrada por funcionarios nacionales, bonaerenses y de la Capital Federal, a poner en marcha el programa de saneamiento ambiental de las aguas contemplado en la Ley 26.168 de 2006, y estableció plazos y multas diarias para garantizar el cumplimiento del fallo. Ante eventuales incumplimientos, las sanciones recaerán en el titular de la ACUMAR.

El proyecto de saneamiento está formado por dos programas: el 33 “Integral Cuenca Matanza Riachuelo”, y el 34, que es un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 1998 para gestión ambiental. Ambos son administrados por la ACUMAR y representan un tercio del presupuesto para 2008 de la Secretaría de Ambiente, de $ 353 millones. El primer programa registra una subejecución del 87 % y el segundo, del 65 %. Sobre los $ 115 millones destinados a la cuenca, Ambiente gastó hasta ahora un poco más de $ 12 millones.

Si bien estos datos son una proyección y aún resta saber cómo se administrarán los fondos hasta fin de año, sobre todo después de la orden de la Corte, la subejecución es una tendencia que también aparece en el ejercicio 2007. El año pasado, el presupuesto inicial fue de $ 136 millones, pero sólo se ejecutó el 34 % de ese total. Sin embargo, el porcentaje subejecutado se amplía del 66 % al 73 % si se tiene en cuenta una modificación presupuestaria que redujo $ 36 millones de los gastos disponibles para el ejercicio 2007. Otra vez, y en cifras más cotidianas: por cada peso que la ACUMAR debió gastar para mejorar la calidad de vida en una zona vulnerable por sus altos niveles de mortalidad infantil y de necesidades básicas insatisfechas, se desprendió de 27 centavos.

La preocupación por el estado ambiental de la cuenca Matanza Riachuelo, una de las más contaminadas del mundo, es de larga data. El préstamo del BID fue tomado el 5 de febrero de 1998 por US$ 250 millones. La crisis de finales de 2001 provocó que en mayo de 2002 se redireccionen US$ 150 millones para planes sociales. Así, US$ 50 millones fueron destinados al programa “Familias, Ingreso para el Desarrollo Humano”, y US$ 100 millones a un plan de becas. Ese dinero reasignado fue desembolsado por el banco en su totalidad hace más de dos años porque los proyectos fueron efectivamente ejecutados. Pero, luego de más de una década, de los US$ 100 millones que quedaron para la gestión ambiental de la cuenca se llevan ejecutados US$ 23 millones, es decir, 23 % del total contando la reasignación de 2002, o bien, el 9 % del monto original.