Publicado: 02-07-2010
 
Un informe de la Auditoría revela graves falencias en los hospitales Fernández, Elizalde y Argerich.

La falta de anestesistas en los hospitales porteños, la situación caótica en el hospital Fernández (según un informe al que accedió en exclusiva Diario Z) y denuncias por los intentos del macrismo de privatizar la salud mental se suman al grave desmanejo de la salud pública, que hacen pender la espada de Damocles sobre la cabeza del ministro de Salud de la Ciudad, Jorge Lemus.

Esta semana el arco opositor de la Legislatura porteña le pidió al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, la "inmediata separación en el cargo" de Lemus, por "la grave crisis acaecida en la salud pública durante su gestión". A la situación que atraviesan los hospitales porteños (falencias edilicias, falta de insumos y profesionales de distintas especialidades, por mencionar algunas), se sumó en los últimos días la muerte en el hospital Santojanni de un bebé por falta de anestesistas, lo que motivó la intervención de la Justicia, que ordenó el procesamiento de tres médicos de ese hospital.

Aunque Lemus apuntó a la Legislatura, a la que responsabilizó por no aprobar un proyecto que le permitiría flexibilizar la prestación de estos profesionales y dictar la emergencia anestesiológica, la presencia de representantes de la Asociación de Anestesistas en la Comisión de Salud reveló un problema de gestión que arrastra el macrismo: son 40 los anestesistas que se necesitan para estabilizar la situación; pero por cuestiones burocráticas o de desinterés, el Gobierno no los nombra. "Nómbrenlos, en vez de pedir leyes de emergencia; que (el ministro de Hacienda) Néstor Grindetti afloje la billetera", exigió la legisladora de la Coalición Cívica Diana Maffía.

En el Hospital General de Agudos "Dr. Juan Antonio Fernández" (conocido como el hospital Fernández) no confecciona historias clínicas de consultorio externo, lo que impide obtener un dato clave: la fecha de diagnóstico, omisión que a su vez imposibilita calcular el tiempo de espera quirúrgico. Tampoco cuenta con una lista de espera quirúrgica única, que revele el dato de tiempo máximo de espera quirúrgica por patología, información fundamental para la planificación de dicha especialidad (lo que hace suponer que no se lleva a cabo planificación alguna).

Los datos surgen de un informe elaborado por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (Agcba), al que tuvo acceso en exclusiva Diario Z, y reflejan la situación de un hospital público porteño que sirve de muestra para lo que ocurre en la mayoría de estos centros sanitarios. Según el estudio, de 117 cirugías realizadas en abril, agosto y noviembre, no fue posible obtener información del tiempo insumido en horas de quirófano, ya que la Auditoría no pudo acceder a los documentos de los antecedentes de cada una de ellas.

Si la información es una herramienta imprescindible para la toma de decisiones, es difícil imaginar qué medidas hay que implementar para regularizar la atención en el hospital Fernández: para evaluar los plazos de adquisición de prótesis en cirugías traumatológicas, a través del circuito de compra por Ayuda Médica, se solicitaron las historias clínicas de los pacientes que requirieron esa modalidad. "Del total de registros, (76 historias clínicas) sólo se pudieron verificar 36, dado que el resto no se encontraron en archivo", consigna el informe.

Además, enumera, las solicitudes de internación exceden la disponibilidad de camas; el recurso humano destinado al centro quirúrgico no alcanza para asistir la demanda de cirugías; ocho de los nueve quirófanos de uso diario no disponen de personal de planta para el turno vespertino (lo que implica capacidad instalada ociosa de los quirófanos); no hay turnos programados y la internación de pacientes a través de la guardia representa el 71,50% del total de internaciones promedio mensual, modalidad que no tiene en cuenta las prioridades de una lista de espera quirúrgica única.

En peligro

Según el informe 3.08.15 aprobado por la Auditoría porteña, en los hospitales pedro de Elizalde, Argerich y Zubizarreta se detectaron irregularidades en el manejo de riesgos medioambientales, lo que representa un peligro para la salud de los pacientes y trabajadores.

Resumidamente, se encontró: vertido de sustancias peligrosas a la red cloacal; falta de mantenimiento de equipamiento biomédico como los de climatización o tratamientos bactericidas; acopio de bidones inadecuados sin rotular ni sellar con sustancias como mercurio, material radiológico, productos químicos; inadecuado manejo y disposición de residuos patogénicos; ausencia de Certificado de Aptitud Ambiental. Los residuos patogénicos se mezclan y tiran junto a residuos comunes y están al alcance de pacientes y trabajadores en pasillos y ascensores.