Publicado: 10-11-2011
  
Salta.- Continúa el déficit en el servicio de red y en los pozos hogareños. Ayer vecinos de La Silleta cortaron la ruta 51. Fue otra jornada de cortes y baja presión. Urtubey responsabilizó a la exprestataria Aguas de Salta.

La desesperación por la carencia de agua, acentuada por el desinterés de diálogo de las autoridades del municipio de Campo Quijano y de la Provincia, volvió a impulsar a los vecinos de La Silleta a manifestarse sobre la ruta nacional 51, en el kilómetro 14. Salta padece una cruda escasez de agua por varias vertientes: un déficit en la red potable y una sequía en los pozos de las casas.

El reclamo en La Silleta se mantiene desde la semana pasada. Exigen que lleguen las redes de agua potable. Por estos días el abastecimiento está en jaque porque los pozos quedaron agotados. El agua que distribuye el camión cisterna dura un par de días. Cada casa recibe cerca de mil litros una vez por semana.

Pero el malhumor se hizo sentir en toda la provincia. El corte de servicio de agua en red o la baja presión se extendió a más viviendas y Aguas del Norte mantiene el silencio. En la Capital, barrios como Casino, San Silvestre, Autódromo, la zona sudeste y otros padecieron los 40 grados de sensación térmica con una sequía urbana. En otras partes un hilo de agua que salía de los grifos demoraba varios minutos para llenar una botella. En Santa Victoria Este describieron como inhumana la falta de agua en medio de la ola de calor.

Sin ser usuarios de la prestataria estatal, los habitantes de La Silleta también expresaban indignación. Ayer esperaban la presencia del intendente Manuel Cornejo y de directivos de Aguas del Norte. Ante la ausencia oficial, decidieron cortar media calzada de la ruta 51 entre las 10 y el mediodía.

La palabra agua cobraba peso, agobiado por la necesidad y por los más de 30 grados centígrados de temperatura. Los manifestantes quieren que el Gobierno provincial realice obras que lleven la red de agua y que el tractor cisterna golpee la puerta de las casas con más frecuencia. Advierten que si no hay un compromiso para el desarrollo de infraestructuras, habrá un corte total.

Claudio Cáceres tiró una piedra y no se escuchó un salpicar. El pozo de 25 metros que tiene en su casa de barrio El Dique, en La Silleta, se mantiene seco hace varias semanas. Abrió la canilla y comprobó "la seca". Relató que para lavar la ropa traslada bolsos a la casa de sus familiares, en la capital salteña.

En su vivienda hay bidones por varios sectores: en el patio y en la galería. Hasta en el baúl del automóvil esconde botellas. A una pileta de lona, devenida en un gran recipiente, la utiliza para acumular agua para la limpieza o el baño.

En la ruta nacional 51, Carmen Díaz no dejaba de aplaudir y reclamar: "Queremos obras. No alcanza el agua, me dura tres días". Otra mujer señaló que pese a sus dos pozos, de 15 y 17 metros, padece vivir sin el recurso hídrico. "Hay familias con personas discapacitadas, niños y ancianos. ¿Cómo hacemos para prevenir golpes de calor?", deslizó.

El martes, Alfredo Fuertes, secretario de Recursos Hídricos, había indicado que en "carácter de urgente" se explore la zona para dar con un pozo para abastecer a los vecinos.

En el norte provincial, cerca de 50 personas de la Finca San Julián, a 70 kilómetros de La Unión, en el departamento Rivadavia, reprocharon que exista un solo camión cisterna. En Rosario de Lerma, los vecinos estaban indignados.


¿El Estado se autocontrola?

El viernes pasado, El Tribuno solicitó al Ente Regulador de los Servicios Públicos la cantidad de quejas de los usuarios contra Aguas del Norte. Al cierre de esta edición, los números no aparecieron. El organismo solo respondió un requerimiento e informó que el 7% de la población (12.074 viviendas) está cubierta con subsidios.

¿Quién controla a una sociedad estatal? El interrogante desparrama dudas. Mientras tanto, los salteños siguen sin saber el destino de sus quejas.