Publicado: 19-04-09

El Gobernador intentó saltear las objeciones que el Tribunal de Cuentas hizo a los gastos efectuados por la Fundación que manejaba Manolo Bordón. Para ello firmó el Decreto 2.411 del 24 de junio del año pasado, pero el organismo en diciembre del año pasado volvió a cuestionar innumerables rendiciones de cuentas fundamentalmente por no tener relación con el objetivo fijado para el Programa Alimentario Integral (Paicha). Pidió que lo publiquen sintetizadamente, pero el Boletín Oficial lo reprodujo entero.

El escándalo disparado por la denuncia de la diputada Inocencia Charole terminó costándole al Gobierno la implementación del Plan Paicha. Las denuncias de presuntos casos de abuso sexual a cambio de mercaderías fueron el golpe mortal para la ejecución del programa que el gobernador Jorge Capitanich le encargó al periodista Manuel Edgardo Bordón.

Sin embargo, hasta ese momento, el programa mostraba un sinnúmero de irregularidades que habían sido señaladas por el Tribunal de Cuentas, y que ya a principios del año pasado le habían sido señalado, no sólo por ese organismo al Ejecutivo, sino por los propios asesores jurídicos del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.

Pese a tales cuestionamientos, el gobernador Jorge Capitanich hizo en junio del año pasado un desesperado intento por salvar el modelo de atención a través de una fundación presuntamente privada. Firmando un decreto que pretendía establecer que todos los gastos hechos por Manolo Bordón y su fundación estaban alcanzados por los objetivos del Programa, el primer mandatario intentó –avalado por el ministro de Economía Eduardo Aguilar-, en un osado juego de per saltum, sacar de las llamas al hombre que hoy le reclama el tercer lugar en la lista de diputados del Frente Chaco Merece Más.

Paradójicamente, el Ejecutivo ordenó que ese decreto se publicara "en forma sintetizada", es decir no con su texto completo, pero un descuido del Boletín Oficial, que está en la órbita de la poderosa secretaria General, Elda Pértile, permitió que su texto se reprodujera íntegramente y así tomara estado público.

No es un dato menor, un decreto sintetizado, tiene pocas líneas según otros ejemplos que hay en el boletín oficial y no siempre permite entender al público en general de qué se trata.

Pero, ni con ese decreto, Bordón y el programa pudieron sortear los cuestionamientos que hizo el Tribunal de Cuentas. En diciembre del año pasado, una fiscal, la contadora Irma Alicia Pedrozo de Vega, firmó el requerimiento 21/08, emplazando a la Fundación a presentar documentación que avale cuestiones elementales como un padrón de beneficiarios de las mercaderías rendidas, o constancias de la recepción de mercaderías presuntamente compradas.

Hay cientos de miles de pesos rendidos en honorarios, cuando el programa de la Fundaqom establecía que la "única categoría de aceptación sería la del voluntariado". Se aclaraba sí que la única remuneración serían los "viáticos".

Para colmo, no hay en la documentación aportada por la Fundación al Tribunal ni una sola copia de alguno de los contratos celebrados con el personal, entre ellos, varios profesionales de Corrientes o de Formosa.

Todos los contratados facturaban sus honorarios, y casi todos parecían estar debutando en el trabajo. Las facturas, son en muchos casos, la primera del talón, entre ellos médicos, administrativos, serenos, odontólogos, veterinarios.

Pese a que públicamente Manolo Bordón afirmó que hacía imprimir el dígito pulgar en la constancia de recepción de las mercaderías, no se presentó ante el Tribunal de Cuentas un listado de beneficiarios, y hay dudas de que exista un padrón.

Las mercaderías originalmente se entregaban en "Cajas Paicha" que debía tener un estándar de mercaderías. Sólo en una primera ocasión se cumplimentó con esto. Para la segunda vez, las cajas contenían menos mercaderías que la primera, y luego, las cajas se transformaron en bolsas, que debían distribuirse cada 15 días, en teoría.

Cada una de las bolsas, señaladas en la rendición como "módulos alimentarios", tenía un valor superior a los 100 pesos. Sólo para tener un detalle de lo que este monto representa, hay que tener en cuenta que la actual "tarjeta alimentaria" del Ministerio de Desarrollo Social habilita un crédito de 60 pesos por mes y las bolas del Paicha valían casi el doble, además, de que presuntamente se entregaban dos veces por mes.

Este es apenas un repaso del material al que Primera Línea tuvo acceso y que se irá publicando con detalles en sucesivas ediciones.

Las denuncias de la diputada Inocencia Charole, además de permitir que se investigue el hecho en sí mismo, permitieron interrumpir la cadena de irregularidades que constituía el Paicha, que lideraba Bordón, que ahora reclama un lugar en la lista del Frente Chaco Merece Más.