Una nota publicada por el diario británico The Guardian cuestiona un proyecto de auditorías locales que pretende asignar cargos mediante elecciones. El cambio institucional del control se enmarca en un contexto de baja participación electoral, expresada en mayo de este año donde solo votó el 32% del padrón de Reino Unido, y de la falta de previsión de la Auditoría sobre la crisis financiera.

“Después de la decepcionante participación pública ¿qué debemos esperar de la propuesta de rendición de cuentas que pone la responsabilidad del control en los ciudadanos locales?”, se pregunta el matutino.  El artículo se refiere al proyecto anunciado en 2010 por el Secretario de Estado para las Comunidades y el Gobierno Local de Reino Unido, que consiste en reemplazar el sistema actual de Auditoría centralizada y gestionada por la Comisión de Auditoría, por un nuevo régimen descentralizado, que apoyaría la rendición de cuentas a nivel local con cargos electivos.

Irónicamente, The Guardian indicó que se propone implementar esta iniciativa  sobre una cuestión como la rendición de cuentas, que es considerada “una actividad de pasatiempo para una minoría y que se encuentra muy por debajo en el interés público”.
 
La nota titulada “Una crisis en el corazón de la rendición de cuentas” sostiene que los ciudadanos “no están de humor para participar” y esto no solo se debe a la indiferencia frente  a la iniciativa de poner a la rendición de cuentas en el territorio local, se trata de una crisis de identidad de la función de auditoría.  Según el periódico inglés, “los controles contables tienen que remontar el desprestigio en que han caído en el sector privado, luego del fracaso colectivo de no prever el colapso financiero y el silencio escandaloso de los auditores sobre, por ejemplo, el pago excesivo de retribuciones a los Directorios de corporaciones”.

La cosa no anda mejor para el sector público, según el matutino, el control gubernamental “anda sin saber qué camino tomar”,  “¿son los auditores solo tenedores de libros o son algo más grande? ¿son agentes de mejora?”, se pregunta en el texto.

Más allá del desinterés de los ciudadanos, para el matutino “la tarea de la Oficina Nacional de Auditoría de Inglaterra no evidencia que los auditores estén controlando los grandes cúmulos de datos que el sector público esta produciendo”, ese organismo público de control todavía tiene que responder si posee las herramientas para ir más allá de la producción de informes críticos acerca de la labor estatal y encarar una reformulación institucional que de cuenta de estos cuestionamientos, concluyó el artículo.