Se creó el Observatorio Ciudadano de la Corrupción
Lo lanzaron de manera digital y pública distintas organizaciones de la sociedad civil de la región con el objetivo de hacer un seguimiento al cumplimiento de los compromisos adquiridos por los Estados en la lucha contra la defraudación pública.
Con el objetivo de sensibilizar a la sociedad civil y actores claves de países del continente americano para impulsar medidas más efectivas en la lucha contra la corrupción, se lanzó el Observatorio Ciudadano de la Corrupción, que está integrado por Transparencia Internacional (TI) en América Latina y auspiciado por la Red Latinoamericana y del Caribe para la Democracia (Redlad) y el Foro Ciudadano de las Américas (FCA).
La iniciativa estará presente en 15 países de las Américas y desarrollará actividades de investigación, capacitación, campañas de comunicación y procesos de incidencia ante quienes tienen poder de decisión en los estados, con el fin de lograr medidas más efectivas en materia de transparencia.
Durante el lanzamiento, que fue público y virtual, Enrique de Obarrio, uno de los fundadores del Observatorio y coordinador General de Redlad, manifestó que “la ciudadanía es un factor clave en la lucha contra la corrupción porque en todos lados existe el derecho al control social”.
Por su parte, la presidenta de Transparencia Internacional, Delia Ferreira, aseguró que en América Latina, “el 85% de la ciudadanía piensa que en sus países la corrupción es un problema central”. “Esto supone una demanda de acción, la gente no se conforma con declaraciones o aprobaciones de leyes que no cambian la realidad; las consecuencias no las pagan los corruptos, las paga la ciudadanía y por eso reacciona”, agregó.
Para finalizar, Ferreira hizo hincapié en los procesos de transparencia durante la pandemia. “En muchos de nuestro países las compras y contrataciones estuvieron afectadas por corrupción por sobreprecios, conflictos de interés, pagos adelantados, lavado de dinero”, analizó y concluyó: “El covid hizo que muchos gobiernos, incluso los democráticos y bienintencionados, hayan ido más allá de lo que debían ir, violando los estándares internacionales de actuación en situaciones de emergencia”.