¿Cómo funcionaron las Unidades Febriles de Urgencia durante la pandemia?
La Auditoría porteña analizó la atención y desarrollo de las UFU en la Ciudad de Buenos Aires en 2020. Si bien destacó su rol para responder a la demanda, detectó irregularidades en los registros y manejos de recursos.
Para atender la gran demanda de asistencia sanitaria que requirió la pandemia, en la Ciudad de Buenos Aires se establecieron Unidades Febriles de Urgencia que funcionaron como anexos en 20 hospitales porteños durante todos los días de la semana. En las UFU se detectaban los casos positivos de Covid-19 y se indicaba la derivación a centros hospitalarios o el aislamiento domiciliario.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires acaba de presentar un informe sobre cómo se desempeñaron las UFU durante 2020, el año en que se declaró la pandemia. Para realizar el análisis, el organismo de control seleccionó las unidades que se montaron en el ámbito de los hospitales Durand, Fernández, Muñiz, Álvarez, Santojanni, Rivadavia y Argerich.
Si bien ante la emergencia sanitaria devenida a causa de la aparición de Covid-19, las UFU fueron eficaces para atender a la población, los auditores observaron “problemas de organización en el nivel de la coordinación general de la Subsecretaría de Atención Hospitalaria (SSAH)”, principalmente respecto al manejo y distribución del personal. También se concluyó en que era imprescindible arbitrar los medios para mejorar el sistema de registro de datos y estadísticas de la Subsecretaría.
Recursos humanos bajo la lupa
El nombramiento de los médicos responsables de las Unidades Febriles de Urgencia fue uno de los puntos en los que la AGCBA puso la lupa. De acuerdo a la auditoría, los coordinadores generales no tuvieron resolución administrativa para desarrollar su función durante el año 2020.
En el informe se detalla que el equipo de la AGCBA preguntó cómo se designaron a los coordinadores durante el primer año de la pandemia ya que las resoluciones encontradas de sus nombramientos fueron de 2021. Desde el organismo de salud afirmaron que la coordinación fue asumiendo con la adecuación de las estructuras y designaciones a los procedimientos administrativos vigentes. “De esta manera la SSAH no respondió si hubo nombramiento de los mismos agentes coordinadores en el año 2020”, indicaron los auditores.
“En el 2022 quedaban 34 guardias de 24 horas sin abonar. Estas irregularidades originaron el retiro de los profesionales”.
Tampoco se especificó cuál fue el mecanismo de convocatoria de profesionales y de enfermeros, ni se informó sobre el tablero de control por el cual fueron asignados los profesionales y los enfermeros contratados para cada UFU, de acuerdo al informe.
La AGCBA encontró diferencias entre lo informado por la Subsecretaría y lo relevado durante las visitas hechas por los auditores a los centros. En este sentido, detallaron que "hubo 23 profesionales médicos del listado provisto por la SSAH que no se encontraron en los planteles que prestaron servicios en las 7 UFU” visitadas. Y a la inversa, también encontraron 21 médicos que prestaron servicios en las UFU analizadas pero que no estaban en la base de datos de la SSAH.
Uno de los casos detallados en el informe es el de la UFU del Hospital General de Agudos Dr. Juan A. Fernández. Allí encontraron que hubo inconvenientes con los nombramientos de la planta transitoria. Registraron demoras de dos a tres meses para asignar la ficha municipal lo que originó que muchas guardias no se pagaran. “En el 2022 quedaban 34 guardias de 24 horas sin abonar. Estas irregularidades originaron el retiro de los profesionales”, indica la Auditoría.
Necesidades y disponibilidad
Sobre cómo se llevó a cabo el relevamiento de necesidad de médicos, enfermeras y administrativos, y si existió un comité de crisis para evaluar la necesidad y el seguimiento de cada UFU, la respuesta de la Subsecretaría fue que “las necesidades se establecieron según la curva de comportamiento epidemiológico, la disponibilidad de espacio físico y la intensidad de uso, variables todas que determinaron la cantidad de puestos de atención disponibles y, en consecuencia, los requerimientos de personal”. En el informe se destacó que la SSAH no contestó si existió comité de crisis o tablero de control para evaluar necesidades y seguimiento de cada UFU en particular.
Por otra parte, se advirtió que la Subsecretaría de Atención Hospitalaria no acompañó la normativa utilizada para imponer los topes de guardia. Los requerimientos de profesionales se realizaban en función de la cobertura de las UFU para satisfacer la demanda creciente de la ciudadanía.
Tampoco se llevó a cabo un registro de reuniones, memos o comunicaciones de protocolos realizadas con los directores de los hospitales de la red de la CABA para la coordinación de tareas.
Datos imprecisos
Con respecto a los datos estadísticos, la Auditoría porteña encontró diferencias en el número de atenciones provistas por las UFU entre la primera y segunda respuesta otorgada por la SSAH sobre el número de atenciones provistas y de casos positivos. “En la primera respuesta brindada por la Subsecretaría se informó que habían realizado 162.715 atenciones, mientras que en la segunda informaron 170.900 (un 4,79% más)”.
Sobre las facturaciones, desde la AGCBA indicaron que “existió asimetría en los procedimientos de facturación de las prestaciones efectuadas en las UFU” y que la SSAH “no pudo dar cuenta de las instrucciones a cada UFU y de la normativa para facturar todas las prestaciones que se hicieran” como hisopados y la determinación de la muestra para los pacientes con obra social.
Por otro lado, la SSAH “no proporcionó los contratos referidos a los contenedores, el equipamiento electrónico y mobiliario, tampoco los contratos referidos a limpieza y seguridad de las UFU”.
Fallas de equipamiento y seguridad
Para el desarrollo del informe, el equipo de la AGCBA visitó las siete UFU seleccionadas: las de los hospitales Fernández, Durand, Muñiz, Álvarez, Santojanni, Rivadavia, y Argerich. Además de las cuestiones administrativas, encontraron otras fallas referidas a equipamientos y de seguridad.
En seis de las siete unidades visitadas (Fernández, Rivadavia, Durand, Muñiz, Santojanni y Álvarez) encontraron matafuegos con la carga vencida. Y en la UFU del Hospital Santojanni, el mantenimiento del container fue deficitario ya que presentaba filtraciones y daños en los pisos y paredes de durlock del interior. Se produjeron accidentes de trabajo por las malas condiciones de mantenimiento y el uso intensivo de las instalaciones.
¿Cómo surgieron y por qué las Unidades Febriles de Urgencia?
Las Unidades Febriles de Urgencia fueron creadas para la detección de casos positivos de COVID-19. Cada UFU estuvo equipada con los medios de prevención necesarios para el cuidado del personal sanitario. Durante 2020 se dispusieron de 20 Unidades Febriles (UFU) con dependencia orgánica de la red de hospitales del GCBA.
Cada UFU contó con un coordinador local y personal sanitario con funciones administrativas y asistenciales ubicadas en los hospitales públicos: Tornú, Durand, Álvarez, Santojanni, Piñero, Penna, Rivadavia, Ramos Mejía, Muñiz (hay dos), Pirovano, Fernández, Gutiérrez, Argerich, Elizalde, Ferrer, Zubizarreta, Vélez Sarsfield, y Cecilia Grierson. Funcionaron los siete días de la semana. Las primeras iniciaron sus actividades con una jornada de 8 a 20 y luego se fueron adecuando a la demanda.
Las personas fueron atendidas por orden de llegada. Un orientador monitoreaba el ingreso y, en caso de evidenciar un paciente con síntomas graves, podía derivarlo a la guardia. El traslado se realizaba con medidas de protección de personal adecuadas siguiendo un procedimiento fijado para cada hospital. Los casos graves tenían prioridad.