Publicado en el suplemento
Acciones para la Participación Ciudadana del diario Perfil

Entre las muchas consecuencias que generó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio aparece la de tener que trabajar desde casa. O teletrabajar, como se le llama de manera más técnica. Frente a eso, surgen muchas preguntas, relacionadas con la salud mental de quienes estaban acostumbrados a salir de su vivienda, viajaban en transporte público, interactuaban con sus compañeros de oficina y volvían a su hogar.

Para encontrar respuestas a estas inquietudes, Acciones dialogó con Cecilia Palozzo, vicedirectora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA).

¿Por qué es importante armar una rutina laboral?
Sirve mucho porque nos permite tener y sentir más control de la situación, especialmente en estos tiempos donde la incertidumbre y la sensación de falta de control están altamente presentes. Una rutina, una metódica armada conscientemente nos ayuda a cumplir con las exigencias laborales, nos permite reducir la ansiedad y la preocupación que surgen naturalmente ante situaciones nuevas y que exigen adaptación.
Para que los tiempos de trabajo no se mezclen con las tareas del hogar, es óptimo armar una rutina laboral, organizar el día mediante un programa o esquema de cómo vamos a hacer las cosas, desde horarios específicos para tareas de oficina y horarios específicos para tareas del hogar. Si estamos trabajando, focalizarnos solo en ello y no pretender al mismo tiempo “adelantar” pendientes del hogar. Cada tarea requiere de un momento pleno. Para que resulte y sea eficaz, la clave es no romper dicha rutina, habituarse a ella y respetarla. Debemos saber que los frutos siempre se ven a largo plazo.

¿Cómo se hace para atender las demandas de los hijos, que no tienen clases, mientras uno desarrolla su jornada laboral?
Nuestros hijos, sin duda y sobre todo si son pequeños, nos obligan a rearmar
nuestra escala de prioridades. El armado de una rutina laboral que involucre la demanda de los chicos es fundamental. Así como los chicos tienen sus horarios de escuela virtual, nos podemos acomodar en lo posible a dichos horarios para trabajar, por ejemplo. Es importante que podamos ser flexibles bajo estas circunstancias para poder tener expectativas más reales, como ser cumplir con un ritmo de trabajo más lento.

“Lograr concentración y atención en casa es bastante más difícil”

¿Existe una sensación en la gente de que desde casa se trabaja más que en la oficina?
Sí, es una sensación muy compartida entre chicos y grandes. Esto puede deberse, por ejemplo, a que utilizamos el tiempo de forma distinta, quizá más organizada, y se pierde menos tiempo en
desplazarnos hacia nuestras oficinas y demás. A eso, se les suman las tareas del hogar y el cuidado de los chicos, sentimos que hacemos más, pero si vemos cuánto estamos haciendo propiamente de trabajo de oficina, quizá la realidad nos muestre algo diferente. Muchas, aún contando con un plan de trabajo, resultamos menos eficientes que cuando estamos en la propia oficina. 

¿Cómo afecta a las relaciones sociales y laborales el hecho de trabajar desde casa?
Trabajar desde casa no siempre es efectivo. La comunicación entre colegas o compañeros de trabajo se hace menos eficiente, depende de una conexión por medios que no siempre funcionan correctamente o no encontramos a la persona disponible. Se nos hace más difícil lograr concentración y atención. Como resultado de esto, aumenta nuestra ansiedad y
preocupación por no lograr los objetivos deseados o las exigencias del trabajo. Y estamos más pendientes de las contingencias del hogar, del cual no podemos escapar, y debemos atender en más de una ocasión.

¿Es viable continuar realizando teletrabajo aún cuando se levante la cuarentena?
Sí, es viable, por supuesto. Que sea necesario o no, ya es otra cuestión. Se trata de una forma de trabajo diferente que tiene su lado bueno o cómodo y su lado no tan bueno, como la interacción entre colegas y compañeros de trabajo, entre otras cuestiones