La Patagonia argentina cuenta con vastas extensiones de turberas, ecosistemas que resultan fundamentales para enfrentar las crisis climáticas e hídricas que acechan a nivel global. El recurso es sometido a amenazas que podrían provocar la pérdida de los servicios ecosistémicos que brinda naturalmente. Organizaciones internacionales participaron del Acuerdo de Venecia para delinear estrategias que contribuyan a preservar estos bienes naturales.

El Acuerdo de Venecia procura que haya un mayor compromiso en la conservación y restauración de turberas en todo el planeta.

Cada 2 de junio se celebra el Día Mundial de las Turberas y, en ese marco, este año se firmó el Acuerdo de Venecia. Allí agrupaciones de todo el mundo que luchan por la protección de las turberas globales se reunieron en una asamblea enfocada en el valor y la práctica de conservar y restaurar los recursos. En el encuentro intercambiaron miradas sobre las estrategias para la conservación de las turberas y el rol que cumplen en la biodiversidad, mitigación de la crisis climática, calidad del agua, cultura y economía.

Las turberas son humedales compuestos por musgos o plantas vasculares que preservan depósitos de materia orgánica humificada, llamada turba. En Argentina, el 95% del total de turberas se encuentra en Tierra del Fuego. El Glaciar Vinciguerra y Turberas Asociadas están en Ushuaia y ocupan una superficie de 2.760 hectáreas. Es el sitio Ramsar más austral del mundo. El lugar se encuentra en un sector del Valle de Andorra adyacente al Parque Nacional Tierra del Fuego. En una breve transición se vinculan ambientes glaciarios de altura, el bosque de turberas de fondo de valle.

El sitio tiene un gran valor ambiental a nivel local ya que protegen la fuente de agua potable más importante para Ushuaia, el Arroyo Grande. Además de contribuir a la calidad del agua, también regulan las crecidas. El Glaciar Vinciguerra y Turberas asociadas fueron designados como sitios Ramsar el 16 de septiembre de 2009. En el registro a nivel mundial es el número 1.886 y, en Argentina, el número 19.

Compromiso de ambientalistas 

El objetivo del Acuerdo de Venecia es identificar oportunidades globales en financiamiento, política y compromiso para enfrentar los desafíos locales de la conservación global de turberas. Además crear una oportunidad para compartir semejanzas y diferencias entre iniciativas de conservación en terrenos de diferentes continentes. El tratado fue posible gracias al  apoyo de la Iniciativa Mundial de Turberas, dirigida por ONU Medio Ambiente, y TBA21 Ocean Space.  

“La agenda global de políticas de turberas se basa en convenciones de alto nivel, pero la acción para la conservación y restauración solo ocurre y persiste si iniciativas locales dedicadas, impulsadas por diversas motivaciones, actúan como custodios amorosos de sus turberas”, añadió Jan Peters, director de la Fundación Succow / Greifswald Mire Centre.

El Acuerdo de Venecia valora el hecho de que el bienestar de las personas y las turberas están profundamente conectados, y que las acciones reflexivas y responsables pueden proteger y restaurar esta relación singular para las generaciones futuras. Al mismo tiempo reconoce la necesidad específica de lograr una protección eficaz de las turberas. Por lo tanto, es fundamental crear una coordinación local-global activa, colaboración multinivel, protección inmediata y efectiva de las turberas sanas, y un nuevo marco para el reconocimiento del valor cultural de las turberas. Se necesitan recursos significativos para proteger y restaurar las turberas a través de soluciones innovadoras. 

La riqueza de las turberas

Dentro de la vegetación del humedal fueguino, algunas plantas están sobre los 700m en el desierto altoandino. Varias especies de líquenes crecen sobre sustratos pedregosos. Además, están los bosques subantárticos con algunas especies de árboles Nothofagus como la Lenga, Coihue de Magallanes o Nothofagus antárctica. 

Dentro de la fauna del humedal abundan especies de aves. La mayoría son de tamaño pequeño de rol trófico carnívoro (en especial insectívoros). Las especies mayores como los gansos, la perdicita, ambos herbívoros, y las becasinas son escasas. Además en las cumbres el avistaje de cóndores es usual todo el año. Sólo 13 especies han sido identificadas directa o indirectamente nidificando en áreas turbosas, como el Churrete acanelado (Cinclodes fuscus), las becasinas (Gallinago sp.) y el cordillerano austral (Melanodera xanthograma). 

Por último, las especies de mamíferos nativas de Tierra del Fuego no son más de 10, incluyendo cinco de roedores y dos de murciélagos. El castor (Castor canadensis) es la especie que abunda en el humedal. Asimismo, el zorro colorado (Pseudalpex culpeus lycoides) tiene baja densidad de población en los valles tributarios, y se encuentran donde hay menos presencia humana.