Una quinta parte de la superficie terrestre está degradada lo que incluye más de la mitad de todas las tierras agrícolas, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Durante los últimos años, la erosión de la capa superior del suelo se aceleró 10 veces debido a la actividad humana, generando una pérdida anual de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil, fundamentales para la producción de alimentos, la economía y la salud del medio ambiente.

En el Día Internacional de la Conservación del Suelo, que se celebra cada 7 de julio, desde El Auditor.info dialogamos con especialistas en la materia sobre el panorama de los suelos en Argentina. El país es el cuarto reservorio mundial de tierras negras aunque actualmente unas 100 millones de hectáreas sufren procesos de erosión. Recuperar un centímetro de suelo puede tardar más de 100 años.

La amplitud del territorio argentino hace que tengamos nueve tipos de suelos diferentes y, por ende, sus problemáticas son distintas. Según un informe del INTA el 36% de nuestros suelos sufren procesos de degradación, ya sea por erosión hídrica o eólica, salinización, por contaminación, acelerado por las malas prácticas. Asimismo, dos tercios del país corresponden a regiones áridas y semiáridas.

Tweet de INTA

Degradación de tierras y desertificación

Una de las principales causas con impacto negativo son los cambios de uso de la tierra que generan degradación, pérdida de vegetación y de carbono, ya que los suelos son grandes reservorios. Según Cecilia Rubio, investigadora adjunta del CONICET y miembro de la Comisión Directiva del Observatorio de la Degradación de Tierras y Desertificación, las dos zonas más afectadas por la desertificación son la Patagonia y el Norte Argentino. “En la Región Chaqueña los procesos de degradación se relacionan con la pérdida de bosques nativos, con la deforestación, los desmontes, los incendios, asociado al avance agrícola”, indicó.

En el norte de la Patagonia, “las alertas tienen que ver con el sobrepastoreo en combinación con diferentes procesos naturales como una erupción volcánica que genera en la pérdida de productividad. En Mendoza tenemos dos sitios piloto: Lavalle y Cuenca Río Blanco, en este último vemos un avance urbano descontrolado por turismo que genera impacto en los ecosistemas claves”, mencionó Rubio. El Observatorio, que está presidido por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, es una red que conforma un sistema para la evaluación y monitoreo de las tierras a diferentes escalas. 

La Región Andina también sufre desertificación y degradación del suelo
La Región Andina también sufre desertificación y degradación del suelo

Dicha red cuenta con 23 sitios pilotos distribuidos en todo el país, en las principales ecorregiones, para dar cuenta de cada una de las situaciones. Trabajan actualmente en el fomento del manejo sostenido de la tierra. “Estamos tratando de incorporar a nivel subprovincial o departamental información de degradación, de manejo sostenible, para que las políticas de planificación y de ordenamiento tengan un sustento basado en el conocimiento. Cuando la degradación de la tierra no es considerada, se siguen profundizando los desequilibrios”, alertó la investigadora.

Normativa vigente y control

Desde hace 40 años rige la Ley 22.428 de conservación y recuperación de suelos, pero este marco normativo no es de presupuestos mínimos como la Ley de Bosques. “No contamos presupuestos mínimos para la implementación de prácticas. Hay que generar algún instrumento particular o incorporar el manejo sostenible en los elementos existentes. Tenemos experiencias aisladas que no cuentan con financiamiento a largo plazo que aseguren la continuidad en el tiempo”, señaló Rubio. En 2008, la Auditoría General de la Nación alertó que la Ley no tuvo presupuesto asignado desde 1989, durante casi 20 años.

No fue la única vez que la AGN se expidió al respecto. Hace seis años la Auditoría General de la Nación alertaba sobre la importancia de la implementación del Programa de Acción Natural de Lucha contra la Desertificación, que se encuentra en vigencia. En ese informe señaló como vital que ONGs, productores, universidades y organismos públicos trabajen en articulación con las provincias para prevenir y rehabilitar los suelos.

La importancia del suelo parece no estar a la vista, sin embargo, este recurso es el sustento de la vida, fuente de alimentación, clave para las actividades productivas y para la vida de la fauna y la flora. “Las actividades productivas, junto con los efluentes no controlados, agrícolas, industriales y cloacales, tienen un impacto directo en el suelo que lo va degradando. A largo plazo vamos perdiendo fertilidad y materia orgánica, empiezan a desaparecer ecosistemas claves como los humedales o bosques nativos y de repente el suelo deja de ser productivo y ya es tarde para revertir la situación”, reflexionó Rubio. 

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Un caso premiado: la conservación del suelo en Entre Ríos

En 2021 INTA Paraná recibió un premio de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria junto con la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por su tarea en la conservación del suelo durante más de 50 años. Especialistas, productores y autoridades trabajan en la concientización y en la implementación de prácticas para evitar la erosión hídrica que generan el la provincia los excedentes de agua. Actualmente la técnica de terrazas que utilizan ocupa el 36% de las tierras cultivables de la provincia y comenzó luego de que detectarán la degradación del suelo por malas prácticas. 

Sistema de terrazas utilizado en Entre Ríos
Sistema de terrazas utilizado en Entre Ríos

María Carolina Sasal es la jefa del Departamento de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA Paraná. En diálogo con este medio explicó que las terrazas sirven para poder acortar las pendientes y que la velocidad del agua fluya sin llevarse los nutrientes. "Este es un problema no solamente de pérdida de fertilidad y capital en los lotes, sino que también impacta en sistemas adyacentes. Esta problemática está vinculada directamente con la producción agropecuaria”, afirmó.

El comienzo de este proyecto con el trabajo de la academia, INTA y organismos gubernamentales provinciales dio lugar al origen de la Ley 8.318 de Conservación de Suelo en Entre Ríos, “una ley pionera en la Argentina que está vigente y permite, a través de una reducción impositiva, que los productores realicen obras como la construcción de terrazas de evacuación de excedentes hídricos”, aseguró Sasal. Otra de las iniciativas que surgieron a partir de estas cinco décadas de trabajo fue la Fiesta de la Conservación del Suelo, en la Aldea Santa María de la provincia. 

Educación, concientización y festejos

Desde hace 30 años se realiza la Fiesta Provincial de la Conservación del Suelo en la Aldea Santa María. El evento nació en el marco del trabajo que venía haciendo INTA Paraná con productores de la zona. "En Santa María se comenzaron a hacer las primeras terrazas y la idea era transmitir el espíritu a las nuevas generaciones. Es una jornada educativa donde participan chicos de escuelas primarias y secundarias”, comentó María José Marnetto, organizadora de la festividad.

Actividad con estudiantes en el marco de la Fiesta de la Conservación del Suelo
Actividad con estudiantes en el marco de la Fiesta de la Conservación del Suelo

La celebración se divide en charlas y jornadas educativas con charlas, actividades, salidas guiadas al campo, espacios de reflexión y un acto final abierto al público donde se expone lo trabajado. “Hacemos recorridas por el campo con guías de grupo que nos acompañan y siempre hay una temática específica: este año es el árbol como parte del sistema”, explicó Marnetto.

Santa María fue decretada de conservación obligatoria en 1989. “Era una aldea de inmigrantes que hacían agricultura y con algunas técnicas no adecuadas se asentó la erosión. Por eso se estableció su conservación y se sistematizaron todos los campos”, describió Marnetto.

“El suelo es un recurso que si nosotros lo perdemos o se erosiona demora mucho tiempo en volver a formarse. Siempre se pierden los primeros centímetros que es lo más fértil y lo que más necesitamos para la producción, por eso hay que cuidarlo y devolverle todo lo que le vamos extrayendo con las prácticas productivas”, finalizó