En Argentina hay más de 2 mil bibliotecas populares situadas en todo el territorio. La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) es el organismo dependiente del Ministerio de Cultura que nuclea a 1017 de estas entidades sociales y educativas donde trabajan más de 30.000 agentes culturales y voluntarios.

Son asociaciones civiles autónomas creadas por los vecinos de la comunidad que ofrecen servicios educativos, recreativos y culturales a la ciudadanía. En 1870, Domingo Faustino Sarmiento promulgó la Ley Nº 419 para fomentar la creación y desarrollo de las mismas y propiciar la difusión de los libros y la cultura. 150 años después estas instituciones se multiplicaron y siguen ofreciendo servicios a todos y todas las argentinas.

En 2013 la Auditoría General de la Nación evaluó la gestión de la Comisión encargada de proteger a estas casas de lectura y destacó su buen funcionamiento. En ese entonces se puso énfasis en los subsidios para asistir en "la construcción, refacción y mejoras edilicias; lograr una mayor integración entre todas las bibliotecas y, además, contribuir con los servicios circulantes", como bibliomóviles y mochilas viajeras. Más de mil establecimientos se vieron beneficiados con esos recursos.

En 2013 la Auditoría General de la Nación destacó el buen funcionamiento de la CONABIP.

Pero en los años que le siguieron estas partidas comenzaron a reducirse y su tramitación se fue complicando. "En 2016 nos tuvimos que unir para reclamar por la quita de recursos", comentó Ariel Guallar de la Biblioteca Popular Haedo Rosario Vera Peñaloza y creador del movimiento Bibliotecas Populares en Lucha que reúne a más de 650 miembros.

En abril de ese año, cientos de bibliotecas fueron desafectadas del programa Libro % que promueve la compra de materiales en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, por problemas en las rendiciones. "Tuvimos una diferencia de dos pesos en una factura y aunque volvimos a hacer el trámite bien y nos presentamos personalmente en CONABIP, no nos lo dieron", afirmó Guallar en comunicación con el Auditor.info. La entidad de Haedo tiene más de 700.000 mil libros en su inventario.

"Muchas se quedaron sin subsidios porque habían reducido el personal y no daban abasto con las rendiciones. Fueron desafectadas de los programas sin previo aviso. Los subsidios para gastos corrientes dejaron de llegar todos los años desde entonces, aun reuniendo todas las condiciones", afirmó Guallar.

Este año el presupuesto se duplicó. De $ 22.004.800 el programa Libro % pasó a tener $ 47.585.9000. Ese monto permitirá la adquisición de entre 120.000 y 130.000 nuevos libros para las 950 bibliotecas populares. Pero las autoridades de la Feria decidieron suspender el evento por primera vez en la historia por la pandemia de Covid-19, por lo que este año la venta será online.

En la Provincia de Buenos Aires hay más de 400 entidades que prestan libros y ofrecen actividades relacionadas a la lectura. La Ley 9319 establece una subvención mensual que consiste en el valor de dos sueldos básicos de maestro. "Desde diciembre de 2019 hay algunas que no reciben este pago y no puede abonar el sueldo de sus bibliotecarios", comentó Laura Faineraij de la Biblioteca Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca, donde más de 18 establecimientos se reunieron para hacer un reclamo a las autoridades.

La falta de pago se ve agravada por el aislamiento social obligatorio: "no podemos realizar las actividades con las cuales sustentamos los gastos. Somos la biblioteca más grande y más antigua de la provincia, y hoy estamos a la espera de una respuesta", agregó Faineraij.

Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca fundada en 1882
Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia de Bahía Blanca fundada en 1882

En otras partes del país, las bibliotecas populares resisten la pandemia a puertas cerradas y con actividades online, como es el caso de la Biblioteca Popular Escritores Correntinos. "Somos una biblioteca chica pero de corazón grande. Con la cuarentena se cerró la biblioteca y ante la necesidad de barbijos, nos pusimos a conversar con las profesoras que tienen máquinas de coser, así empezamos a hacer barbijos para distintas instituciones", comentó Olga de la institución.

Consiguieron los materiales y hasta el momento llevan más de 250 barbijos donados a la comunidad. Sin embargo, no se dedican exclusivamente a eso. También están realizando actividades online como Cuarentena Literaria. En esta línea muchas instituciones liberaron sus catálogos, ofrecen actividades virtuales, charlas por redes sociales y hasta algunas piensan en cómo retomar el envío de libros.

Muchas bibliotecas se quedaron sin subsidios

"Estuvimos investigando y hay un protocolo de limpieza de libros. De hecho, una vez que vuelven los libros se cuarentenan hasta que pase el tiempo en el que el virus permanece en el papel o en el plástico de las tapas. Estamos a la espera de que nos incluyan dentro de las salvedades. Pero nuestra pregunta es ¿qué riesgos vamos a asumir por prestar un libro?  Tomando todos los cuidados se puede hacer, como cuando vamos a hacer las compras, aunque esto último es esencial ¿Leer un libro lo es? para algunas personas sí y para otras no, es una decisión que tienen que tomar los especialistas", concluyó Guallar.