Según la Ley 26.639, el Inventario Nacional de Glaciares es el encargado de contener la información de los glaciares y del ambiente periglacial por cuenca hidrográfica, ubicación, superficie y clasificación morfológica. Debe ser actualizado con una periodicidad no mayor de cinco años y estar verificados los cambios en la superficie, avances o retrocesos.

El conteo y monitoreo es responsabilidad del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias ambientales, IANIGLA, con la coordinación del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. El Instituto sienta las bases para definir el estado actual de las reservas hídricas cordilleranas sólidas que existen en las diferentes cuencas andinas e informa la capacidad reguladora de esos cuerpos sobre los caudales de los ríos en condiciones climáticas extremas.

El aumento global de temperatura provoca el achicamiento de los glaciares.

En comunicación con El Auditor.info, Ernesto Corvalán, asistente y técnico principal de glaciólogos del CONICET, explicó que se denominan glaciares a la masa de agua perenne que se encuentra en lugares estratégicos en la naturaleza y son de vital importancia para el aporte hidrológico de montañas. “Para que los glaciares existan, debe haber un promedio de temperatura anual de cero o menor grado centígrado, es por eso que se encuentran limitados en sitios extremos”, especificó Corvalán.

“El aumento global de temperatura provoca el achicamiento de los glaciares”, explicó Corvalán y señaló que funcionan como “dique automático” ya que cuando hay escasas precipitaciones y aumentan la temperatura son los encargados de aportar el agua necesaria a los ríos y así proveer a las cuencas y evitar una sequía.

Los glaciares ocupan más de 15 millones de kilómetros cuadrados en toda el área del planeta Tierra.
Los glaciares ocupan más de 15 millones de kilómetros cuadrados en toda el área del planeta Tierra.

El especialista especificó que el criterio utilizado para el Inventario fue el de considerar la superficie de ocupación de una hectárea, a diferencia de otros países como Suiza, que considera a partir de 10 o Canadá que lo hace a partir de 5. Sobre la protección de los mismos, Corvalán afirma que la manera más importante para hacerlo es mediante la Ley que le hace frente a las empresas mineras y el control de factores como el depósito de polvo en superficie que provocan los emprendimientos mineros que utilizan métodos de explotación a cielo abierto. 

“Los políticos toman medidas según lo que duran sus mandatos y, en su mayoría, privilegian los dólares más que el medio ambiente, lo que no es una propuesta muy saludable”, manifestó Corvalán. 

Ernesto "Pepe" Corvalan: un glaciólogo en campañas #DetrásDeEscenaDeLaCiencia

Por su parte, la coordinadora del Inventario, Laura Zalazar señaló que previo a la Ley existían mapas parciales, de diferentes partes del país, con distintas metodologías, lo que resultaba imposible la comparación entre ellos y el dato preciso de la cantidad de los mismos.

A partir de la creación de la normativa, se estableció un equipo técnico encargado de trabajar en un mapa realizado en base a imágenes satelitales donde se identifican diferentes cuerpos de hielo.

Identificaron alrededor de 16.968 glaciares en la Cordillera de los Andes.

Se cuentan, por un lado, los glaciares blancos que se mueven, pendiente abajo, con grietas. Estos cuerpos pueden estar cubiertos por detritos, polvo o roca y, si el hielo no aflora, es difícil identificar que ahí hay glaciares, pero cuestiones morfológicas los investigadores los pueden hallar. También están los manchones de nieve perenne, con la misma estética del glaciar, pero más pequeño sin signos de movimiento. Por último, están los glaciares de escombros, representativos del ambiente periglaciar, tienen el hielo en el interior de su cuerpo, a dos metros o más, pero los identificamos por cuestiones morfológicas. 

"En algunos casos es más fácil la identificación, pero en otros hay que entrenar el ojo y buscar características morfológicas para poder distinguirlos", indicó Zalazar. Y al mismo tiempo, especificó que el trabajo está dividido en dos partes: en el gabinete con los mapas satelitales y el trabajo de campo.

Durante el primer inventario, el equipo a cargo realizó trabajo de campo a lo largo de toda la cordillera y, por la dificultad para acceder a determinados lugares, tuvieron que seleccionar algunas sectores en cada provincia por no poder llegar a todos. Pero obtuvieron información de primera mano. “Teníamos un día de aproximación para establecer un campamento base y días posteriores comenzar a explorar”, describió Zalazar.

“Paralelamente, teníamos que monitorear a cuatro glaciares seleccionados: en San Juan, en el sur de Mendoza, en Rio Negro y en Santa Cruz. A estos sitios se los visita dos veces al año y se hace un balance de masa glaciológica en donde se ponen unas estacas. Al finalizar el invierno, se mide cuánta nieve se acumuló y, al finalizar el verano, se mide cuánta nieve se derritió”, explicó.

Control

En 2018 la Auditoría General de la Nación aprobó un informe en donde advertía que “no es posible afirmar que los glaciares estén efectivamente protegidos”, ya que el Ministerio de Ambiente no había coordinado acciones con las provincias para preservar los humedales de altura, ni planteó la necesidad de minimizar el impacto de la actividad minera sobre los cuerpos de hielo.