El 15 de febrero de 1877 Francisco Pascasio Moreno descubrió el Lago Argentino y el glaciar que luego llevaría su nombre. Esa fecha quedó instaurada como el Día de los Glaciares y hoy, a 145 años de ese hito la situación de estos cuerpos de agua sólidos cambió radicalmente. ¿Están protegidos?

Mediante la Ley 26.639 sancionada el 30 de octubre de 2010, se establece el Régimen de 
Presupuestos Mínimos para la Preservación de las reservas hídricas estratégicas que en forma sólida se encuentran en los glaciares y el ambiente periglacial, siendo el objetivo primordial de la ley preservarlos.

Para el cumplimiento del objetivo protectorio del recurso hídrico, la norma establece en su artículo 3°, la necesidad de un Inventario Nacional de Glaciares (ING) donde se individualizan todos los glaciares y geoformas periglaciares que actúan como reservas hídricas existentes en el territorio nacional con toda la información necesaria para su adecuada protección, control y monitoreo.

En diálogo con El Auditor.info la secretaria nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible de APOC, Sol Klas, manifestó que la importancia de contar con Inventario “es un avance que no tiene precedentes a nivel internacional, y constituye la posibilidad de un monitoreo y estudio de estos recursos hídricos para la toma de decisiones sobre su utilización racional, que es vital en el presente marco de cambio climático global”.

Argentina presentó su primer Inventario en el año 2018. Para Klas, este “implica un valioso instrumento de gestión pero no asegura que los glaciares estén efectivamente protegidos”, ya que se debería realizar “una evaluación ambiental estratégica en cada territorio provincial para poder planificar el uso racional de estos recursos y se debe contar con un adecuado monitoreo y control”, agregó. 

La dirigente de APOC considera que conocer estas reservas hídricas es fundamental, “tanto para establecer medidas de manejo y adaptación frente al cambio climático y a eventos de escasez hídrica, como para el correcto estudio de proyectos de obras de infraestructura y la planificación de las actividades socioeconómicas que dependen del recurso hídrico”. 

También consultada por este medio, Pía Marchegiani, Directora de Política Ambiental de FARN, consideró que los glaciares y el ambiente periglacial “juegan roles fundamentales como reservorios estratégicos de agua dulce que aportan a la vida y a la economía del país”. Es por esto que es clave “lograr su plena protección y para ello es sumamente importante que autoridades nacionales y provinciales den cumplimiento con las distintas herramientas que trae la ley de glaciares”. 

Día de los glaciares: ¿están protegidos?

Fallas y debilidades de la ley

El mismo año en que se presentó el Inventario, la Auditoría General de la Nación (AGN) aprobó un informe en donde se admitía: “no es posible afirmar que los glaciares estén efectivamente protegidos”, ya que el Ministerio de Ambiente, a cargo de esta tarea, no había coordinado acciones con las provincias para preservar los humedales de altura, ni planteó la necesidad de minimizar el impacto de la actividad minera sobre los cuerpos de hielo.

En esta línea, la secretaría de ambiente de APOC explicó que hay otras debilidades, por ejemplo que en 12 años de vigencia de la ley nunca se presentaron las auditorías ambientales que identifiquen y cuantifiquen los impactos generados por las actividades que se encuentran prohibidas por el artículo 6º de la ley que protege los glaciares. 

“La normativa también establece un régimen sancionatorio que se aplica para la jurisdicción nacional”, explicaron desde APOC. Esto se encuentra previsto en el artículo 11°, en el cual se avanza gradualmente desde el simple apercibimiento y multas de 100 a 100.000, pasando por la suspensión o revocación de autorizaciones hasta el cierre definitivo de la actividad en infracción. Desde el gremio aseguraron: “no hay evidencia de sanción alguna”.

La AGN también habló sobre la ausencia de monitoreo de los lagos que se forman en torno a los glaciares de la zona oeste del país y alertó sobre un “riesgo potencial catastrófico”, ya que no se hace un seguimiento de los lagos proglaciares, estos son los que se forman actuando como diques, poseen una estructura y composición interna muy inestable y propensa a la ruptura.

Los auditores explicaron que cuando los lagos se desbordan “arrastran sedimentos y escombros que generan aluviones de gran magnitud, pues recorren distancias extensas debido a la pendiente, y son considerados uno de los peligros más importantes por su potencial destructivo de poblaciones cercanas”.