Los trabajadores de la cultura se encuentran afectados sin poder trabajar. El sector arrastra una crisis histórica y hoy su economía se ve más maltratada que otras. Hablamos con algunos artistas, gestores culturales y especialistas sobre su situación ¿Son suficientes los apoyos por parte del Estado? ¿Qué pasará con ellos cuando la pandemia termine?

La cuarentena barrió con el romanticismo que envolvía a la cultura y dejó al descubierto una actividad precarizada. Según datos del Sistema de Información Cultural de la Argentina de 2017, más de la mitad de los trabajadores del rubro lo hace de manera informal: de 309 mil puestos de empleos, el 22% no está registrado y el 32% no es asalariado.

“Ser artista es una precarización absoluta. El mundo del arte vive del trabajo gratuito. Es un problema estructural que viene de antes. Al arte nuestra sociedad lo considera un hobby, no hay el concepto de que el artista es un trabajador. Para mi el artista es un trabajador y tiene derecho a vivir de lo que hace”, aseveró Andrea Giunta, historiadora del Arte y curadora de la XII Bienal del Mercosur, que este año es virtual.

Organizaciones y agrupaciones elevaron reclamos a las autoridades para visibilizar su situación

Nicolas Lisoni, director del Centro Cultural Paco Urondo, coincidió con Giunta y agregó: “No hay una mirada proletaria de nuestro hacer, de vernos como laburantes. La cultura genera muchos puestos de empleos pero no suele reconocerse la importancia económica que tiene y siempre queda relegada por los gobiernos”. En este contexto, diferentes organizaciones y agrupaciones elevaron reclamos a las autoridades para visibilizar su situación.

Entre las iniciativas para abordar la problemática, desde el Centro Creativo el Obrador comenzaron con un mapeo sobre los apoyos y las condiciones de trabajo del sector. “Observamos, por un lado, que los artistas, colectivos y organizaciones de la cultura ofrecen a diario en sus redes sociales la posibilidad de mejorar la experiencia de nuestras horas en aislamiento, el consumo de producciones artísticas modifican nuestro 'bien -estar' y, sin embargo, esto contrasta con una notoria precarización”, señaló María Emilia Marroquín, coordinadora de El Obrador.

Por otro lado, explicó que desde el Centro “se dedican a la difusión del arte vinculado al trabajo y la transformación social". En este contexto entendieron que "había que poner el foco en los hacedores de la cultura, en el cuerpo vivo del arte". Como consecuencia "están diseñando distintos ciclos de difusión de contenidos".

El Obrador Centro Creativo (@elobradorcc)

Las distintas líneas de fomento de parte del Estado no alcanzan para sanar una deuda histórica con el arte. Desde la Unión de Escritoras y Escritores, el presidente Marcelo Guerriero, insistió en la necesidad de la creación del Instituto del Libro. “Salieron subsidios, pero no hay nada específico para escritores. Esto marca la precariedad previa que traemos, la falta de gremio o representación. Nos falta una entidad que pueda vehiculizar ayudas económicas como hace el INCAA, el Instituto Nacional de la Música, el Instituto Nacional del Teatro, o la Cámara Argentina del Libro para los editores”.

Muchas veces la informalidad corresponde a la manera de trabajar de los artistas por proyectos. Pero la precarización viene por la falta de valoración hacia este sector que produce bienes culturales por los cuales Argentina es reconocida internacionalmente. “Hay personas que vienen del exterior a tomar clases de teatro. Buenos Aires está a la altura de París”, comentó Gabriel Gávila, integrante de la reciente agrupación de Profesores Independientes de Teatro de la Ciudad de Buenos Aires (PIT).

Son más de mil, dan clases a 25 mil estudiantes, y ante la falta de representación, trabajo estable y sueldos para cubrir las necesidades básicas, los docentes de teatro porteño decidieron agruparse en plena cuarentena. “PIT surge para visibilizar la situación crítica en la que nos encontramos, en un contexto en el que apoyamos las medidas de aislamiento pero suponen la cancelación completa de nuestras actividades. El teatro y las clases, que son nuestro único ingreso, se vuelven imposibles de realizar. La pandemia dejó al descubierto muchas tareas inestables, la mayoría somos monotributistas”, explicó Gávila.

El artista es un trabajador

Entre los más afectados por la crisis se encuentran los artistas callejeros, los técnicos y trabajadores de circo. Paola Lalia de Circo Abierto, una Asociación Civil que existe desde 2011, comentó: “No somos reconocidos como un arte mayor y para participar de alguna convocatoria tenemos que adherirnos a otra actividad como el teatro. Esto viene de antes, pero ahora con el Covid-19 se agudizó y no hay una línea de subsidios que nos permita mitigar la pérdida de nuestro trabajo, el cese de actividades fue completo desde el 15 de marzo y no sabemos si vamos a recuperar este año”.

Sebastián Aciar es músico y vive en Salta Capital. Participó de la Convocatoria de Fomento Solidario del Instituto Nacional de la Música y salió beneficiado. “A partir de marzo no conté con ningún ingreso y al IFE no aplicaba. Para mi es un alivio muy grande esta ayuda, que es la única que recibí. Pero a veces los subsidios no resultan suficientes. Estaría bueno que se trabaje más en el territorio. En el campo. Entrar a todos los estratos sociales. Ver cuál es la realidad cultural del país, de las provincias, de las ciudades, hasta de los barrios”, expresó.

Se estima que la cultura va a ser uno de los sectores que más tarde va a reactivarse

“Creo que va a costar levantarse, el sector va a ser el que más tarde en activar”, lamentó Lisoni, quien agregó que “los técnicos son los más damnificados. Se está teniendo en cuenta a los artistas como se puede, pero a las personas que están en otras áreas del desarrollo cultural, como productores y quienes trabajan detrás de escena, están a la deriva”. Recientemente, trabajadores de la industria audiovisual lanzaron un video alertando sobre su situación de emergencia. Sin suficiente ayuda, reconocimiento y valoración, surge la necesidad de la asistencia.

La campaña Artistas Solidarios nació unos días antes del decreto de cuarentena. Con el objetivo de ayudar a las familias de artistas a sobrepasar la falta de trabajo por el aislamiento social y la precarización preexistente, varias organizaciones culturales se agruparon para ayudarse. “Ya repartimos 500 bolsones a familias de artistas, un aproximado de 80 por fin de semana. Semana a semana nos damos cuenta que las necesidades de los artistas van creciendo”, informó Federico Tombetti, participante de la iniciativa solidaria.

¿Cómo apoyamos la cultura?

Comprando bienes culturales nacionales online como libros, películas, música o producciones artesanales. Participando de actividades virtuales que ellos mismos realizan, tomando talleres, donando para campañas solidarias y de ayuda, pero sobre todo, para Ariel Martínez Herrera, director de cine, “es necesario pensar que es la cultura para nosotros y qué pasaría si no estuviera. Porque la cultura se degrada y ella es nuestro anticuerpo para poder pensarnos. Hay que tener esto en cuenta a la hora de elegir nuestros consumos”.