Trabajadores piden que el circo sea considerado un arte y reclaman apoyo económico
Hace cuatro años se encuentran desamparados. Es que el programa porteño Polo Circo, cuyo objetivo era fomentar los espectáculos circenses, fue interrumpido en 2016. En ese entonces, la Auditoría porteña observó la falta de documentación legal, desvíos de fondos e incongruencias en las recaudaciones.
La cultura también se controla. En 2018 la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) presentó un informe sobre el programa Polo Circo, dirigido en ese entonces por el Centro Cultural San Martín. Hoy, los artistas se encuentran desamparados y piden reactivar el programa que se frenó en 2016.
En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 2 mil trabajadores del circo, según datos del relevamiento realizado por la asociación civil Circo Abierto. “Desde la interrupción de Polo Circo en 2016, no obtuvimos ninguna respuesta del Ministerio de Cultura a nuestras demandas de programas de apoyo, estímulos o subsidios específicos para el sector, objetivos para los que efectivamente fue creado el programa en el año 2009 por la resolución Nº 423”, denunciaron.
La AGCBA realizó una auditoría hace cuatro años y observó la falta de documentación legal sobre la cesión de ocupación y uso del predio en el que se emplazaba el programa, desvíos de fondos, incongruencias en las recaudaciones y apartamiento de los procedimientos previstos en el régimen de compras y contrataciones, entre otros. Asimismo, el organismo había recomendado “robustecer el sistema de control interno relativo a la comercialización de los espectáculos”.
En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 2 mil trabajadores del circo
El programa nació hace 11 años para fomentar las artes circences y acrobáticas. Los objetivos eran proveer formación, programación de espectáculos, apoyos a la creación y establecer un centro de documentación con información sobre estas artes. Esto último, sin embargo, "no se llevó adelante", advirtió la AGCBA.
Además, el organismo de control informó sobre la “escasa rotación de proveedores, hecho que lesiona el principio de concurrencia, derivando en que los servicios sean prestados reiteradamente por las mismas empresas”.
Por su parte, Paola Lalia, integrante de Circo Abierto, en diálogo con este medio, expresó: “Hace años que venimos reclamando. Nosotros presentamos un recurso de amparo para que se abran las convocatorias y luego pedimos en la Legislatura porteña una auditoría para ver por qué estaba cerrado”.
Hoy con el sector paralizado, los trabajadores del rubro reclaman apoyos económicos específicos y “que el circo sea considerado un arte. Esto viene de antes de la pandemia. Lo que pasa es que el Covid-19 agudizó y dejó evidencia la precarización con la que trabajamos, porque no hay una línea de subsidios que nos ayude a mitigar la pérdida de nuestro trabajo, el cese de actividades fue completo con la cuarentena”, comentó Lalia.
El predio se encuentra ubicado entre las Avenidas Juan de Garay y Combate de los Pozos, en el barrio de Parque Patricios. En su momento, contaba con tres carpas: una de espectáculos, otra de camarines y donde funcionaba la Escuela. Actualmente, según Lalia “hay solo dos montadas echándose a perder, sin mantenimiento. En una se encuentra la escuela, con muy poco presupuesto, pero el programa no está funcionando como debería”.
Desde la asociación civil "consideran indispensable reactivar Polo Circo con todas las líneas de acción con las que fue creado para fomentar el arte del circo en la Ciudad y tener representación de los trabajadores en el programa, para impulsar y consensuar políticas culturales”.
“Una vez más nos sentimos fuera de la contemplación del Estado, tanto nacional como en CABA. En las provincias, la cercanía da más posibilidades de entablar un diálogo. En algunas, pudieron armar el auto circo, en otras donde están flexibilizando se puede empezar a trabajar con las medidas de sanidad y distanciamiento social, pero la idea de un espectáculo como lo conocemos se hace inviable”, lamentó Lalia.