Mario Abel Amaya. Entre Tosco y Alfonsín. Así se titula el libro de Jaime Rosemberg, una biografía del abogado y político argentino que fue detenido en 1976 por el V Cuerpo de Ejército con sede en Bahía Blanca, donde fue torturado y asesinado por haberse dedicado a la defensa de presos políticos de distintas alineaciones políticas.

“Siempre fue una referencia para los que estamos en el plano sindical”, resaltó el dirigente de APOC, Federico Recagno, sobre la figura de Mario Amaya.

El evento de presentación se realizó en El Obrador Centro Creativo y, además del autor, estuvieron presentes el presidente del Grupo INECO, Gastón Manes, y el secretario General de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC), Federico Recagno.

La jornada fue un anecdotario sobre la militancia de la época y lo relevante de la figura de Amaya. “Siempre fue una referencia para los que estamos en el plano sindical porque su vida estuvo permanentemente ligada a los trabajadores”, resaltó Recagno, quien durante el evento eligió recordar una frase del protagonista: "Que el trabajo no sea una forma más de explotación del hombre por el hombre".

Por su parte, Gastón Manes recordó la primera vez que escuchó su nombre: “En el año 83, en un acto empezaron a cantar por Amaya. Yo no sabía quién era, le pregunté a mi padre y me explicó, pero antes de saber quién era yo ya había cantado su nombre”.

El recuerdo de su vida

Sobre el libro, Manes hizo referencia a uno de los testimonios y enfatizó sobre el rol docente de Amaya, que ejercía "con mucha pasión, algo que está reflejado en el texto por sus alumnos”. 

Por último, fue el turno del autor quien destacó la gran huella que el abogado dejó. En relación a los cánticos a los que hizo referencia Manes, Rosemberg recordó que muchas de las personas que entrevistó hablaron de eso, "lo que lo marca como un emblema porque puso el cuerpo y expuso su vida en un momento en el cual no muchos lo hacían”.