Una región fundamental del petróleo en Arabia Saudita fue atacada con una decena de drones y podría traer dos efectos peligros con repercusión estratégica.  

En primer lugar, es factible que se desencadene una guerra peligrosa y extendida en Medio Oriente, una zona del mundo altamente sensible, dividida y explosiva. Los rebeldes Hutíes de Yemen ocupan una región importante de ese país, frente a Etiopía. Tienen su base a 1.000 kilómetros del objetivo bombardeado y contarían una tecnología de ultra-avanzada. Se sabe que la acción de los Hutíes pudo ser desatada con ayuda y dinero de Irán, que está en guerra contenida con Arabia Saudita. Se separan por una grieta en el pensamiento religioso, factor muy destacado en el mundo árabe. Los Hutíes son los rebeldes contra el Yemen oficial, protegido por Arabia Saudita.

En segundo lugar, la movida podría impactar en un alza del precio del petróleo, habida cuenta que Arabia Saudita es un gran proveedor de Occidente. Representa entre el 10% y el 30% del abastecimiento mundial. El último precio del barril superó los U$S 60 en los últimos días. Uno de los afectados fue el gigante petrolero Saudí Aramco, que los de Arabia Saudita tienen en sociedad con Estados Unidos.

Los pozos tienen historia y fueron decisivos en la distribución y creación de países al concluir la Primera Guerra Mundial. Dos potencias mundiales, Inglaterra y Francia, victoriosas en el conflicto, se distribuyeron gran parte de toda ese rincón del mundo. Los fundadores de Arabia Saudita estrecharon lazos con sus aliados de Occidente y, luego, Estados Unidos logró afianzarse y formalizó un "matrimonio productivo" con las dinastías saudíes.

Los incendios que produjeron los drones fueron controlados. Los rebeldes de Yemen habían puesto su objetivo de ataque en Abqaiq, la mayor planta de procesamiento de crudo del mundo. Por allí transitan los 10 millones de barriles que producen cada día. Ahora la elaboración podría verse afectada en 5 millones diarios.

El gobierno saudí aseguró que no interrumpieron las exportaciones, pero los especialistas consideran lo contrario. Arabia tiene una gran red de almacenamiento tanto dentro como fuera del país (Holanda, Japón, Egipto). De inmediato, la Agencia Internacional de Energía brindó seguridad al mercado mundial.

La tirantez entre Riad, la capital del país, y los Hutíes viene de lejos, por lo menos desde que la exaltación de la religión musulmana se dividió en concepciones sunitas y chiítas en los tiempos de Mahoma, pero que ahora están a la orden del día.

Se odian y se matan entre ellos cuando pueden hacerlo. Esas posiciones religiosas primaron, por ejemplo, en la guerra que, en su momento, llevó al enfrentamiento entre Irak e Irán en la década del ochenta. Duró varios años, nadie salió victorioso y arrojó un millón de muertos.