La Auditoría General de la Nación (AGN) evaluó la gestión de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y sentenció que “no se puede garantizar el cumplimiento de los objetivos del Plan Anual Antártico porque falta de articulación entre los Ministerios de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto y el de Defensa”. Esta observación cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que el presupuesto destinado en 2012 ascendió a $227.389.039.

La Dirección tiene a su cargo el Programa Antártico Argentino (PAA) que incluye el Plan de Gestión Ambiental y Turismo, cuya finalidad es la de “elaborar, implementar y mantener actualizadas las técnicas de manejo de las áreas protegidas; gestionar residuos antárticos; crear e implementar procedimientos de contingencia y realizar actividades de capacitación.”

Sin embargo, el informe aprobado en diciembre de 2012 señala que “no hay un Plan de Contingencia y/o Emergencia  que elabore estrategias específicas para cada base a partir de un registro de incidentes, accidentes y casi accidentes”. Esta información es relevante no solo para la protección ambiental, sino también, para evaluar los riesgos asociados a las emergencias en la Antártida. Uno de los ejemplos que aparece en el informe es el ocurrido en 2011 en la Base Jubany, donde se generó un principio de incendio a causa de un cortocircuito. Quizás, si hubiese existido un Plan de Emergencia, el accidente se podría haber o evitado o disminuído los daños. 

Además, la AGN detectó que también “falta diseñar un Programa de Gestión de Combustibles” que detalle cómo actuar en caso de un siniestro en las bases, embarcaciones y campamentos. Dentro de este marco, la Dirección implementó en 2010 un plan de contingencia en la Base Jubany ante derrames de crudo.

“Falta un Plan de Gestión de Residuos General para todo el programa antártico”, señaló la Auditoría General de la Nación. Esto se debe a que el mismo no se formalizó institucionalmente y encima data del 2002. 

Para realizar este informe los auditores realizaron una labor in situ, viajaron a la Antártida para hacerla. Es la segunda vez que esto sucede.

Se observó también que “la DNA no cuenta con el correspondiente Certificado Ambiental Anual de las distintas bases antárticas argentinas.” De hecho, el último fue a fines del 2003 con vigencia hasta 2004, es decir, está vencido hace más de ocho años. La Dirección en cuestión justificó la ausencia de la documentación explicando que “el comprobante se gestiona bajo un único expediente y el incumplimiento de alguna de las bases hace que la Secretaría de Ambiente no se lo otorgue”. Vale aclarar que este punto ya había sido notificado en un informe que el organismo de control realizó en 2010. 

Si bien la compra de un incinerador pirolítico no es obligatoria en las bases, tenerlo permite obtener un producto que no contamine. Bajo este punto, los auditores señalaron que por una observación anterior de la AGN “la dependencia compró un incinerador para la Base Carlini, pero todavía no estaba instalado”. Además, agregan que, por su parte, “la base Marambio no cuenta con dicho equipamiento”. 

Por último, “los registrose los residuos se presentan con datos incorrectos y a veces en forma tardía al Plan de Gestión Ambiental y Turismo”, aseguró la AGN.