En 1989 se firmó un decreto, el 385, que dispuso la creación de la Comisión Nacional de lucha contra el SIDA. La iniciativa, que buscaba conformar un espacio que proyecte y coordine estrategias de prevención con organismos gubernamentales e internacionales, surgió un año antes de que la lucha contra la enfermedad fuera declarada de interés nacional, mediante la ley 23.798. Sin embargo, un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) -aprobado este año sobre datos de 2008-, señala que la dependencia nunca fue constituida.

Según el organismo de control, el Ministerio de Salud de la Nación dispone de la Dirección de SIDA y enfermedades de transmisión sexual (DSyETS) –creada en 2007- que no tiene un área específica para monitorear cómo se ponen en práctica las acciones de lucha contra estas enfermedades y lograr unificar criterios -“homogeneizar respuestas”, dice el informe-, en las distintas jurisdicciones. En su descargo, la cartera sanitaria apuntó que “se están elaborando instrumentos para poder desarrollar un proceso de seguimiento en las provincias”.

Además, la Dirección tampoco tiene un “registro nacional completo de las personas infectadas por VIH bajo seguimiento en el subsector público, sólo hay datos estimativos”, afirmó la AGN. Y añadió que, pese a que el área cubre los costos de medicación y realización de los cinco estudios recomendados por año (dos de carga viral para VIH, y tres de sistema inmunológico), se detectó que en 2008 la relación entre la cantidad de autorizaciones para exámenes de carga viral –39.910- y la de personas autorizadas –24.780- “es de 1,49”. Es decir que los enfermos registrados no llegan a cumplir todo el tratamiento.

“Se observa un problema de subdiagnóstico y un déficit en la captación de personas infectadas”, dice la Auditoría. Es que, según estimaciones de la Dirección de SIDA, ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud, en 2006 había en la Argentina unos 130 mil afectados, mientras que los boletines emitidos hasta diciembre de 2007 por la propia DSyETS hablaban de 67.245 personas con VIH/SIDA recibiendo el tratamiento médico, un poco más de la mitad.

Sobre los circuitos de información, la AGN recordó que la ley 23.798 –aquella que en 1990 había declarado de interés nacional la lucha contra la enfermedad-, establecía un mecanismo de notificación para que las autoridades nacionales supieran de cada nuevo infectado dentro de las 48 horas de confirmado el diagnóstico. El objetivo de la circulación de datos era que se pudiera monitorear la morbilidad de la población general e identificar necesidades de nuevas terapias. Esa tarea de reportar los casos desde cada jurisdicción se volvió obligatoria en 2001. Pero el informe menciona otro “problema”: un “retraso en las notificaciones” que obstaculiza el diagnóstico actualizado sobre la distribución de la enfermedad. Y además, la Dirección “no cuenta con recursos humanos y medios informáticos suficientes para asegurar una carga eficiente de las notificaciones”.

Así, los auditores concluyeron que “no se ha logrado una articulación permanente entre los niveles nacional y provincial que permita dar una respuesta eficaz y eficiente en materia de prevención, asistencia y atención de VIH/SIDA”, y agregaron que tampoco pudo completarse la “implementación de una política de prevención basada en la estrategia de atención primaria de la salud articulada con las otras áreas gubernamentales involucradas y en el trabajo territorial en todo el país, a fin de disminuir la incidencia real de la enfermedad”.

Por el conurbano

La AGN visitó puntos de referencia en materia de salud de la provincia de Buenos Aires, como el Hospital Posadas de Haedo, entre otras regiones. En esas visitas se comprobó que “el aumento de población registrado en la última década en el conurbano bonaerense no se ha visto acompañado de un incremento en la disponibilidad de efectores de la salud”. Los técnicos también observaron “dificultades de continuidad en los tratamientos, debido a la precariedad de la situación socio-económica y el bajo nivel de instrucción de los pacientes, agravados por la distancia y el difícil acceso a los centros de salud”. Y completaron el cuadro: “La demanda del área de infectología para pacientes con VIH supera la cantidad de médicos infectólogos”.