El área que examina cómo se usa el dinero de la Ciudad hace informes “sin valor intelectual”
Se trata de la Dirección de Evaluación del Gasto que, según la Auditoría porteña, sólo reproduce datos financieros pero no agrega análisis propios. Tanto esta oficina como la de Planificación Estratégica, trabajan sin normas ni circuitos administrativos aprobados y son “informales”, pese a la relevancia que tienen para tomar decisiones presupuestarias.
Pese a la relevancia que tiene en términos presupuestarios, la Dirección de Evaluación del Gasto de la Ciudad realiza informes “sin valor intelectual” y se limita a reproducir datos de gestión que no incluyen análisis propios.
A esa conclusión arribó la Auditoría porteña (AGCBA) tras examinar la labor de esa dependencia, que funciona bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Es que, según el organismo de control, los documentos aportados por la Dirección, que incluso forman parte de sus “responsabilidades primarias”, son elaborados “básicamente” a partir de números del Sistema Integrado de Información Financiera (SIGAF), lo que -en los hechos- significa que la dependencia “emite información sin procesar”.
También como responsabilidad primaria, la Dirección en cuestión debe realizar evaluaciones “ex post” de los principales programas y proyectos del Gobierno porteño; estos análisis son los que se practican una vez que las iniciativas ya fueron ejecutadas. Sin embargo, la Auditoría señaló que “no se ha constatado el cumplimiento” de esta misión.
El nombre y la cosa
Pero no es necesario ir tan lejos para analizar la gestión de esta dependencia. Basta con detenerse en su nombre: Dirección de Evaluación del Gasto.
En ese sentido, la AGCBA reveló que no pudo obtener información sobre cómo hace el área para medir la eficiencia, eficacia y economía del gasto, “ni fue aportada la documentación respaldatoria de dicha tarea”.
Asimismo, y valga las redundancias, “no se ha determinado los procedimientos en lo que respecta a la participación de la Dirección General de Evaluación del Gasto en el Plan de Mejora del Gasto”, y lo mismo ocurre en cuanto al aporte que hace la oficina en el Plan de Mejoras del Gobierno.
Y, para completar, la Auditoría dice que “no existe procedimiento normado, en lo que respecta a la participación (de la Dirección) en el proceso de elaboración del presupuesto anual”.
Una buena. Al margen de que el organismo de control observara que la dependencia “no posee circuitos formales de trabajo”, sí alcanzó a reconocer que “se están desarrollando tareas de elaboración”, de estos mecanismos para sostener los procesos operativos de seguimiento de la ejecución presupuestaria.
Estrategia implícita
Por otra parte, el informe de la AGCBA, aprobado este año sobre datos de 2011, analizó la Dirección de Planificación Estratégica, que también depende de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Ciudad.
Con respecto a este sector, la investigación sostiene que “no posee Manuales de Procedimientos que establezcan claramente la descripción de las actividades que deben seguirse en la realización de sus funciones”.
Como ocurre con la de Evaluación del Gasto, esta Dirección tiene responsabilidades primarias; una de ellas es articular mecanismos con el Consejo de Planeamiento Estratégico las distintas iniciativas que conforman el llamado “Plan Estratégico de Gobierno”. Sin embargo, la Auditoría descubrió que este objetivo no fue cumplido, ni se realizaron tareas conjuntas entre esos distintos espacios del Estado porteño.
La actividad central de la Dirección en cuestión es aportar a la elaboración del Plan de Acción del Gobierno pero, según la AGCBA, su participación en el proceso “resulta informal y carente de respaldo documental”.
“Las acciones llevadas a cabo por la Dirección, en lo que hace a la formulación del Plan de Acción de Gobierno y Planificación de Planes Estratégicos, no cuentan con un procedimiento normado que establezca claramente su participación”, afirma el organismo de control, y añade que “no hay registros” de esas colaboraciones, lo que impide medir si los objetivos de la dependencia son alcanzados.
Para ayudar a develar ese enigma, la AGCBA indicó que “no se han establecido pautas normativas que eviten la superposición de funciones entre las distintas áreas gubernamentales”, que es otra de las tareas fundamentales de la Dirección.
Espejos
En la investigación de la Auditoría también figuran observaciones que se repiten en ambas direcciones, la de Evaluación del Gasto y la de Planificación Estratégica.
Por ejemplo, las dos oficinas deben asesorar a los Ministerios del Gabinete porteño en las gestiones cotidianas, pero “no se encuentran respaldados” los mecanismos que permitan estandarizar esas participaciones.
Además, ambas tienen que aportar su trabajo “para alimentar el Tablero de Comando”, que depende la Subsecretaría de Planeamiento y Control de la Gestión, estamento de la Jefatura de Gabinete que nuclea a las dos direcciones. Sin embargo, estas tareas “no se encuentran establecidas a través de normas que determinen claramente los objetivos y sus responsables involucrados, como así también los registros que se deben generar”.
Números
Si de presupuesto se trata, la Auditoría detalló que para 2011 la Dirección de Evaluación del Gasto tuvo disponibles unos $ 876.750 pero, mediante la redistribución de partidas, ese monto bajó un 7%, hasta alcanzar los $ 813.026, con un agregado de algo más de $ 35 mil en concepto de caja chica.
Y, por el lado de la Dirección de Planificación Estratégica, el presupuesto 2011 fue de $ 905.836. En ese caso, las modificaciones presupuestarias beneficiaron a esta dependencia, ya que su partida registró un incremento de casi el 25% y llegó a $ 1.131.733, con una caja chica de $ 100 mil.
Conclusión
“Dada la envergadura de las funciones asignadas a las Direcciones, y la relevancia de la información que deben suministrar para la correcta toma de decisiones, surge que los procesos que se desarrollan en ambas (áreas) son carentes de procedimientos normados y de circuitos administrativos formales aprobados, resultando el desarrollo de sus tareas de carácter informal y falto de sustento administrativo y documental”, dijo el organismo de control porteño en las conclusiones de su investigación, y agregó que “dicha informalidad, junto a los informes generados con poco análisis o elaboración, resultan escasos para esta AGCBA, ya que se llega a productos finales complejos, como el Plan anual de Gestión, sin poder identificar los circuitos y contenidos formales utilizados”.