El Teatro Colón se “aparta expresamente” del régimen que regula compras y contrataciones
La Auditoría porteña detectó que, para refaccionar baños, la entidad aprobó gastos mediante un decreto que debe usarse en casos excepcionales. Además, se desdoblaron pagos para el mismo trabajo, y hubo arreglos que comenzaron incluso antes de que se firmaran los contratos. En una adquisición de artículos de zapatería, hubo sobreprecios del 550%.
Según un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), el Teatro Colón incurrió en “incumplimientos” y “desvíos significativos” a la hora de concretar sus compras y contrataciones de 2013, sobre todo por la “completa improcedencia” en el uso de mecanismos excepcionales para aprobar gastos, lo que llevó al organismo de control a concluir que la entidad cultural “se ha apartado expresamente del régimen que regula la adquisición de bienes y servicios”.
El universo analizado
Dentro del Ministerio de Cultura porteño se creó mediante un decreto de 2008 el llamado Ente Autárquico Teatro Colón (EATC), que tiene la autonomía funcional y financiera para llevar adelante las operaciones que requiere uno de los espacios artísticos más importantes del mundo.
La Auditoría centró su análisis en la labor del EATC, que durante el ejercicio 2013 adquirió bienes y servicios mediante la Ley 2095, de compras y contrataciones de la Ciudad, por $ 20,6 millones; el Decreto 556/10, que es un régimen jurídico excepcional para cubrir desembolsos impostergables, por $ 53,2 millones; la Caja Chica Común, por $ 240 mil; las Cajas Chicas Especiales, por $ 26,6 millones; y la contratación de locación de servicios y obras, por $ 4,6 millones.
Las observaciones
En cuanto las operaciones que el EATC hizo mediante la Ley de compras y contrataciones de la Ciudad, los auditores observaron expedientes en los que no consta la garantía de adjudicación y que no incluyen las constancias de inscripción del adjudicatario frente a la AFIP y AGIP, que deben acompañar a la oferta.
Con respecto a las contrataciones directas del Colón, el informe cuenta que halló expedientes sin órdenes de compra ni de pago. Además, hubo carpetas que no tenían los certificados que demostraran que los contratistas integraban el Registro Informatizado, Único y Permanente de Proveedores (RIUPP), y que no eran morosos alimentarios.
Por el lado de las compras menores, la Auditoría remarca el caso del trámite para la “adquisición de ‘Artículos varios de Zapatería’, en la que se detectó una variación entre el presupuesto oficial y el efectivamente adjudicado del orden de + 550,65%, con un desvío promedio de 329,31% en los precios por renglón adjudicado”. Sobre esto, el informe completa que “las diferencias observadas no encuentran una debida justificación en la documentación contenida en el expediente” analizado.
El decreto
En 2008, la Auditoría porteña aprobó un informe en el que se señalaba que, por no tener un plan de compras, el Teatro Colón había gastado más de $ 900 mil mediante el uso excesivo de un decreto vigente desde 2001 que permitía hacer desembolsos por fuera de la ley de contrataciones.
Esta última investigación también le dedica un apartado a un decreto similar: se trata del 556/2010, con el que el ente cultural “incurrió en un apartamiento de los procedimientos previstos en el régimen de compras y contrataciones”, dice la AGCBA y añade: “Adicionalmente, se evidencia que el desvío, con respecto a la aplicación de los procedimientos rectores, resulta significativo (porque) la aplicación del decreto representa un 54,27%, del total de regímenes examinados”.
¿Qué significa esto? Que de cada 100 pesos ejecutados por el Teatro en compras y contrataciones, casi 55 fueron desembolsados a partir de una herramienta pensada solamente para casos excepcionales.
Dos operaciones llamaron la atención de los auditores en cuanto a este tema. La primera tiene que ver con la aprobación de un gasto de casi $ 300 mil para refacciones en baños, y la segunda, con la compra de un “bien de uso” por algo más de $ 100 mil. Es que, a pesar de sus respectivas magnitudes, ambas transacciones fueron hechas por fuera de un Plan Plurianual de Inversiones.
Y además, para completar, los técnicos enumeran unas perlas: pese a que el propio Ente Autárquico firmó la recepción en conformidad, aquel bien de uso “no se encuentra en existencia dentro del patrimonio del Teatro”; en el expediente de las refacciones “no está la aprobación de pliegos de condiciones generales y particulares”; “las ofertas presentadas no se ajustan a los requisitos de los pliegos, ni cumplen con las garantías previstas para un proceso licitatorio”; y de hecho “el Acta de Apertura no corresponde a la obra en cuestión”, dice la Auditoría, y especifica que ese documento es de otra licitación que, según los papeles de Colón, es para “Trabajos de Mejora de Conford [sic] confitería del Pasaje de los Carruajes”, que se tramita en un expediente distinto.
Por último, la Auditoría porteña encontró tres expedientes sobre un mismo trabajo, y concluyó: “El Ente Autárquico teatro Colón ha incurrido en un desdoblamiento del gasto al tramitar por cuerda separada las operaciones correspondientes a la ‘Puesta en marcha de los talleres La Nube’, ya que se trata de obras conexas, simultáneas y cuyo objeto resulta complementario, lo que indica que las tres operaciones deberían haber tramitado bajo un mismo proceso de Obra Pública Mayor”.
Y aquí también hubo perlas: “En los tres expedientes, los Certificados de Obra Nº 1 fueron presentados dos días antes de la fecha de suscripción de la contrata. Dicho hallazgo da lugar a considerar que las obras en cuestión comenzaron con anterioridad a la suscripción de la misma. En esta línea, se advierte la ausencia de Actas de Inicio de Obra en todos los casos”.