En las salitas de sur de la Ciudad, los promotores de salud deben hacer tareas administrativas
Según un informe de la Auditoría porteña, es por falta de planificación de los centros que, además, no están distribuidos según la demanda de la población y presentan déficit de infraestructura. En una sala de Lugano hay vidrios rotos, consultorios sin cielorraso y en la farmacia tienen filtraciones que comprometen la conservación de los medicamentos.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) detectó que los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) de la zona sur no fueron distribuidos de acuerdo a la demanda de la población. Por eso, hubo centros con mayor concentración de recursos y otros donde llegaron a asignarles tareas administrativas a los promotores de la salud.
Se trata de las salitas de atención primaria, que trabajan particularmente en “todas las acciones y servicios destinados a la prevención y promoción de la salud”. El informe, que fue aprobado este año sobre datos del 2007, se basó en las Regiones Sanitarias I y II que abarcan la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
En el informe se señala que “cuatro de cada diez habitantes de la Ciudad residen en la zona sur”, que en la Región Sanitaria I viven 639.619 habitantes y en la Región II 1.198.290. Frente a ese cuadro, el organismo agrega que en estas jurisdicciones “la distribución de los CeSAC no obedeció a una adecuada planificación en respuesta a la demanda”.
A su vez, el trabajo de la Auditoría señala que, aunque “las comunas del sur son la que concentran mayor cantidad de población y hogares pobres”, expuestos a una alta vulnerabilidad sociosanitaria, las salitas de estas regiones presentan “graves déficits de infraestructura que condicionan la efectividad y eficiencia de las acciones”.
Al mismo tiempo, y a partir de una muestra de 12 Centros de los CeSAC del sur, la AGCBA detectó que la distribución de los recursos profesionales tampoco responde a las necesidades de su población.
Incluso, observó que “los promotores de salud, capacitados para fortalecer las actividades de autocuidado”, indispensables para la estrategia de la atención primaria, tuvieron que ser “reasignados al cumplimiento de tareas administrativas ante la falta de personal para tal fin”.
El trabajo agrega que “el 83% (de los centros) no cuenta con material educativo y el 67% no tiene equipo ni tecnología audiovisual para actividades de promoción”, y que, en cuanto a la prevención de la drogodependencia, “el 33 % de los centros no realiza ningún tipo de actividad”.
De este análisis también surge que la mayoría de los CeSAC tiene consultorios compartidos y aunque en casi todos los centros la población registrada es mayoritariamente femenina y de menores de 5 años, “no se evidencian acciones tendientes a cubrir la demanda de profesionales en medicina familiar o pediatría”.
Además, “el 75 % de las salitas no participa en la red informática del hospital de referencia”. Incluso, según el informe, “una acción esperable es que el centro se encuentre vinculado con el hospital al que se deriva al paciente, en particular cuando residen en otras jurisdicciones”, pero “sólo un CeSAC tiene vinculación con efectores fuera de la Ciudad”.
Por último, la Auditoría verificó que en 2007 hubo un recorte del 43% se los fondos para las salitas correspondiente al inciso bienes de consumo, propios de la atención primaria, debido a la “falta de una adecuada programación presupuestaria”.
El caso del CeSAC 7
En un complejo habitacional del barrio de Lugano, hay un centro que está ubicado debajo de un puente construido para un pasaje peatonal. Según la AGCBA “en la mayoría de los centros auditados el espacio disponible es escaso, faltan consultorios, salas de usos múltiples para talleres y lugar para la espera de pacientes”. El CeSAC 7 es uno de esos casos.
El informe explica que la salita tiene “varios vidrios que faltan o están rotos, lo que, además de la entrada de agua y frío, permite la visualización de los consultorios del espacio central, (ginecología, enfermería y guardia) que no tienen cielorraso”.
Asimismo, el organismo de control indicó que “no cuentan con un consultorio para cada especialidad, por lo tanto deben compartirlos. La sala de ginecología no tiene baño incorporado y pediatría no cuenta con lavamanos” y tampoco existen “lavabos especiales para el material utilizado en las prácticas”.
“En la farmacia existen filtraciones que comprometen la conservación de los elementos allí depositados”, explica el informe y agrega que “el espacio es muy reducido y su altura (1.20 metro en el lugar más bajo) no permite la circulación del personal”.
Según el informe, también “hay espacios donde una persona con una altura superior a 1.70 no puede ingresar”, y existen dependencias que “no cuentan con ventanas, ni aire acondicionado, situación que en el verano se agrava, obligando a la atención de pacientes con la puerta del consultorio entreabierta”.
Lo mismo pasa en el sector administrativo y en archivos, que carecen de ventilación e iluminación adecuada.
En cuanto a las condiciones de seguridad, las instalaciones eléctricas se encuentran próximas a los servicios de gas, y existen “filtraciones que coinciden (con los artefactos de electricidad), por donde fluye agua cuando llueve”.
Por otra parte, agrega el informe: “no existe un área específica para el depósito de residuos patogénicos y hasta su recolección se encuentran en contenedores en la entrada del Centro”.
No obstante, la AGCBA reconoció en su informe que pese a “los graves déficits de estructura, se implementan programas centrales y otros locales, se realizan cursos, talleres, visitas domiciliarias y otras actividades grupales para fortalecer la participación comunitaria y la responsabilidad en el autocuidado de la salud”.