La Unidad de Evaluación de la Calidad y la Equidad Educativa (UEICEE) funciona en la Ciudad de Buenos Aires desde 2014, cuando fue establecida por la ley N° 5049. Con rango de subsecretaría, es un ente descentralizado en el ámbito del Ministerio de Educación porteño que reemplaza a la ex Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa.   

Aunque fue creada hace unos cuatro años, asumió “tareas que se venían desarrollando previamente, como la elaboración de la estadísticas educativas –que tienen más de 20 años de existencia- o la realización de las pruebas anuales de aprendizajes que se efectúan desde 2012”, indicó la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), que relevó al organismo en 2016 y cuyo informe se aprobó este año.

La UEICEE tiene las mismas funciones que la ex Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa.
La UEICEE tiene las mismas funciones que la ex Dirección General de Evaluación de la Calidad Educativa.

Según la ley N° 5049, la UEICEE, además de evaluar los aprendizajes, debe realizar “la evaluación sistemática y periódica del impacto de las políticas educativas del Ministerio de Educación, del funcionamiento institucional del sistema educativo, de las instituciones superiores de formación docente y de la práctica docente”.   

Sin embargo, la AGCBA no observó acciones destinadas a evaluar la formación docente. A lo largo de 2016, “no se desarrollaron tareas de evaluación sobre las prácticas pedagógicas". Por otra parte, la Auditoría remarca que “la evaluación institucional adquiere forma de autoevaluación” y no es obligatoria.

El costo de la aplicación del TIMSS alcanza los 584.234 dólares

Sobre el último punto, desde la UEICEE aseguraron que las mismas "se encaran con modalidad de autoevaluación desde 2007” y que se proponen colaborar pensando junto con la escuela qué está pasando en la misma y acompañar las estrategias de mejora.

Además, la AGCBA no pasó por alto que “los formularios complementarios que deben completar los alumnos al participar de las pruebas Finalización de Estudios Primarios (FEPBA) y Finalización de Estudios Secundarios (FESBA) contienen ítems que solicitan información personal y de la familia”.

La Auditoría no considera adecuado que se le requiere esta información “a un niño de 12 años, ni a un adolescente de 17”. Muchas de las preguntas que ahí se hacen son las que también se realizan en operativos censales o encuestas de hogares: en esos casos, son respondidas por un mayor responsable.

Varios alumnos se negaron oportunamente a completar los formularios, pese a que las autoridades de la UEICEE aseguraron que garantizan el anonimato, dado que no registran sus datos personales. “También deben garantizar para el análisis estadístico posterior que se identifique todo lo que completó el mismo alumno: su prueba de lengua, la de matemática y el formulario complementario”, plantea el informe de la AGCBA.

Para los auditores, “desconociendo el comportamiento en el tiempo no es posible analizar qué impacto tienen las políticas educativas”. Citan, por caso, la discontinuidad en 2017 de la prueba Finalización de estudios secundarios que se venía realizando desde 2012”.

Desde el año pasado, las evaluaciones ya no son de finalización de estudios, sino que se hacen en el tercer año de ese nivel y se llaman Tercer año de Estudios Secundarios (TESBA), para no superponerse con los operativos nacionales denominados Aprender.

LA AGCBA destaca que “no se elaboró una serie histórica de los resultados de las pruebas FEPBA  y FESBA”. Según las autoridades del área, “para obtenerla se debe lograr la comparabilidad de los datos año tras año”.

Por último, el informe señala que “con relación a la participación en operativos internacionales de evaluación contratados por la Ciudad de Buenos Aires o a los que adhirió voluntariamente como Estado autónomo, se evidencia la falta de valoración previa a la pertinencia de los mismos”.

El ejemplo es TIMSS, un estudio que evalúa los rendimientos en Matemáticas y Ciencias Naturales en una sola prueba con una parte claramente diferenciada por cada área. El costo de la aplicación alcanza los 584.234 dólares.

Desde la misma UEICEE reconocen que “dado el diseño curricular de la Ciudad, las pruebas TIMSS no llegar a captar en su conjunto los procesos de enseñanza y aprendizaje respecto a esos contenidos”.