Obras incompletas, mal hechas y con demoras de mil días en los centros culturales porteños
Lo detectó la Auditoría de la Ciudad tras visitar, entre otros lugares, el Teatro San Martín y el Cine 25 de Mayo. Por las tardanzas, los trabajos costaron $ 933 mil más de lo calculado. Sólo se ejecutó la mitad de las refacciones previstas para 2006 y 2007. En el Planetario repararon el aire acondicionado sin chequear el estado de las instalaciones de gas.
Un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) señala que casi la mitad de las refacciones previstas en los centros culturales porteños para el período 2006-2007 no fueron ejecutadas, y que en los trabajos que sí se pusieron en marcha, hubo obras incompletas, proyectos confeccionados con deficiencias de accesibilidad y seguridad, y demoras de más de mil días.
En 2006, el Ministerio de Cultura porteño había previsto ejecutar 40 obras y, según el organismo de control, hubo 21 que no se iniciaron (52,5%). Al año siguiente, en tanto, las refacciones debían ser 33, “y dejaron de ejecutarse 14 (42%)”, puntualiza el informe.
Durante la elaboración de su trabajo –aprobado este año-, la Auditoría examinó nueve refacciones que se realizaron en el Centro Cultural Recoleta, el Teatro San Martín, el Planetario, el Museo Perlotti y el Cine 25 de Mayo, entre otros centros porteños. En esa recorrida, el organismo observó que “el 100% de la muestra analizada presentaba atrasos significativos”.
El informe hace una diferencia entre las obras que ya contaban con acta de recepción provisoria, que registran un promedio de demora de 437 días, y las que estaban en ejecución al momento de las visitas, que en algunos casos superaban los mil días de tardanza.
Del primer grupo, se destaca la remodelación del 7° y el 8° piso del Teatro San Martín que, según el contrato de obra, debía estar lista en 240 días y demoró 762 días; y dos obras en el Centro Cultural Recoleta que tenían un plazo previsto de cuatro meses: el arreglo del hall de acceso Patio de los Naranjos y Calle de los Tilos -tardó 500 días-, y la cámara transformadora, que se retrasó 871 días.
Por otra parte, en el segundo grupo aparece la remodelación del Cine 25 de mayo, que estaba prevista en 240 días y, cuando fue visitada por los auditores ya registraba una demora de 1.079 días; los arreglos en el Museo Perlotti, calculados en 300 días y con una tardanza de 1.006 días; y la impermeabilización de cubiertas y recambio de revestimientos exteriores del San Martín, que ya habían superado en 707 días el límite impuesto por el contrato.
La AGCBA afirma que las demoras impactaron en el precio de las remodelaciones. Tanto, que en el caso de las obras que ya tenían recepción provisoria, hubo que pagar $ 933.405,63 más de lo previsto (ver cuadro). Además, en ocho de las nueve refacciones controladas, se descubrió que el Ministerio de Cultura tampoco sancionó las tardanzas registradas, ni siquiera las que superaron las prórrogas concedidas a las contratistas.
Más allá de los retrasos, el organismo de control también afirmó que, en ocho arreglos, los proyectos fueron confeccionados con “deficiencias”, como el incumplimiento a la Ley 962, que se refiere a la “accesibilidad física para todos”, y en siete casos “se realizaron trabajos adicionales no contemplados en los proyectos originales”.
Asimismo, en seis trabajos hubo otro tipo de deficiencias. En el Centro Cultural Recoleta, por ejemplo, la puerta de acceso a la cámara transformadora se abre hacia adentro, “incumpliendo la normativa vigente, que establece que debe abrirse hacia afuera”, dice el informe. También se observó que la antesala del lugar “es utilizada como depósito con materiales en desuso, varios de ellos inflamables”, y, al mismo tiempo, no cuentan con los matafuegos necesarios para un área de esas características. La Auditoría añadió que el Centro “no está provisto de un plan de evacuación, señalética adecuada ni el equipamiento para casos de siniestros”.
En el Cine 25 de Mayo, la sala de máquinas que hacen funcionar el aire acondicionado no está aislada acústicamente y hay filtraciones en el subsuelo, puntualmente, en la medianera de la calle Mendoza, sector escalera.
La AGCBA sostiene que, en la Sala Cunill Cabanellas, las puertas de los camarines “abren hacia adentro”, lo que representa un “obstáculo para la evacuación del local”, y el trabajo en alisado de cemento en la losa “presenta remiendos muy evidentes, sus juntas no fueron realizadas prolijamente y el piso está notablemente deteriorado”.
Una perla. En el Planetario Galileo Galilei se instaló un sistema de acondicionamiento frío/calor que, según la Auditoría, no pudo ser puesto en funcionamiento “por deficiencias en la instalación de gas que no fueron tomadas en cuenta durante la elaboración del proyecto, razón por la cual la empresa Metrogas no le otorgó la habilitación correspondiente para su funcionamiento”. El organismo de control agrega que “la instalación eléctrica del edificio es obsoleta, no tienen plan de evacuación y, en un recorrido, se pudo constatar que las circulaciones obligatorias (de evacuación) están obstruidas con mobiliario y construcciones no reglamentarias”.