“Hugo, el Tortugo Ecologista”, fue el personaje creado por la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) para contar a los visitantes de la feria científica Tecnópolis la historia de uno de los cursos de agua más contaminados del mundo y “los esfuerzos por recuperarlo a través de las obras de saneamiento” que lleva adelante el organismo, según su propio sitio web.

La figura animada fue la principal atracción de un stand que la Acumar montó en el predio de Villa Martelli en 2013 y que, según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), costó casi 4 millones de pesos, ejecutados mediante una contratación directa en la que una empresa cambió su rubro y hasta su dirección para lograr ser adjudicada.

Licitación fracasada

Cuenta la AGN, que la Acumar recibió una invitación a participar de la edición 2013 de Tecnópolis y por eso convocó a una licitación pública para la “Contratación de un servicio de arquitectura, creatividad y gestión integral” del futuro stand, con un presupuesto oficial de $ 4.320.000.

Acudieron al llamado tres empresas, de las cuales una de ellas, Kudi S.A., llamó la atención del organismo de control básicamente porque, al momento de la presentación, decía tener por objeto social tareas como el “tendido de cañerías conductoras de gas natural y petróleo”.

No obstante, Kudi aclaraba que llegaba a la licitación con “una amplia trayectoria en el rubro de diseño y construcción de estructuras”, y de hecho envió como antecedentes varias imágenes que, según la firma, figuraban en un sitio web que era de otra empresa, llamada Comunicación Integral (CI). El tema fue “el link no pudo ser verificado” por los técnicos de la Auditoría.

Igualmente, la licitación debió ser declarada como “fracasada”, dice el informe, porque “ninguna de las oferentes cumplía con el requisito de acreditar una facturación anual no inferior a $ 5 millones en los últimos tres años”.

La AGN explica que “antes de la emisión del correspondiente acto administrativo” por el que se debía declarar fracasada la licitación, la Acumar “instrumentó por expediente 2094/2013 una contratación directa para el mismo objetivo”, pero esta vez “con un presupuesto oficial de $ 3.810.000”, y suprimiendo el requisito del piso de facturación anual que antes dejó afuera a las firmas participantes.

Otra vez se presentaron las mismas tres empresas y finalmente la contratación fue adjudicada a Kudi.

Ahora bien, ¿cómo hizo la firma para conseguir su objetivo? Textual de AGN: “En este sentido merece destacarse que Kudi S.A. cambió su objeto social durante la contratación directa. Con fecha 10 de mayo de 2013, mediante Acta de Asamblea General Extraordinaria unánime, (la empresa) modifica el objeto por el siguiente: ‘fabricación, elaboración, reparación, adquisición, armado, construcción de stands y de cualquier tipo de inmuebles’, además cambió su sede social, que resulta ser la mismo que la de la empresa CI Comunicación Integral, que expone como propios los trabajos que Kudi S.A. presentó como antecedentes laborales”.

A criterio del organismo de control, esta adjudicación debió haberse realizado “considerando, entre otras cosas, la idoneidad del oferente” y, por lo observado, “resultó inoportuna la inclusión de Kudi, toda vez que la misma realizó el cambio del objeto social en mayo de 2013, luego de haber sido invitada a participar de la contratación”.

Además, el informe completa que los cambios hechos por la empresa fueron “inobservados por las autoridades de Acumar”.

Otras contrataciones con demoras

La investigación de la Auditoría fue aprobada en agosto del año pasado y analizó varias de las contrataciones que hizo durante 2013 el ente encargado de sanear el Riachuelo.

Por ejemplo, en agosto de aquel ejercicio, la Acumar abrió un expediente para contratar colectivos que trasladen a los alumnos de las escuelas cercanas al Riachuelo, justamente, a la feria Tecnópolis.

La idea era que los chicos visitaran el predio de Villa Martelli en las semanas del 14 y el 28 de octubre y la del 11 de noviembre, siempre de 2013. El problema fue el 29 de octubre esta licitación también fue declarada “fracasada”, por lo que Acumar abrió un nuevo expediente de contratación, tras lo cual informó que la empresa Plusmar cumplía con todos los requisitos.

El problema fue que ese anuncio se conoció, justamente, el 11 de noviembre de 2013, lo que provocó que, otra vez, la iniciativa fuera “desistida, atento a que ya había transcurrido el período para que se pretendía contratar el servicio”, dice la AGN.

Y, si de tardanzas se trata, los técnicos destacaron que la contratación del servicio de mantenimiento de los camiones Fiat que pertenecen a la Autoridad de Cuenca demoró nueve meses, contados desde el momento en que se pidieron los arreglos (diciembre de 2012) y la adjudicación, que llegó recién en septiembre del año siguiente.

Legítimo abono

El organismo de control explica que “la figura del legítimo abono es una medida excepcional, prevista para la Administración Publica en casos en los que, por razones de celeridad o urgencia, no pueden seguirse los procedimientos ordinarios de contratación de bienes y servicios, como por ejemplo la Licitación Pública”.

En cuanto a la Acumar, el informe observó la “convalidación de gastos (vía legítimo abono) como una práctica regular”. Y destacó tres casos: por un lado, la contratación del servicio de vigilancia que prestó una empresa de seguridad en la sede de la Autoridad de Cuenca, en Esmeralda 255; por el otro, la impresión de unos 16 mil cuadernillos; y por último, la realización de un estudio de contaminación atmosférica y monitoreo de calidad del aire.

Para la AGN, en estos ejemplos de contratación “se trasluce una inadecuada planificación de gastos” de la Autoridad de Cuenca.