El 23 de marzo de 2025 vence la moratoria previsional vigente (Ley 27.705). Aprobada por el Congreso en febrero de 2023, esta ley habilita, entre varias formas de inclusión a la seguridad social, a las personas que tengan menos de 20 años de aportes a realizar pagos extra para llegar a la edad jubilatoria sin deudas previsionales.

Gran parte de los haberes que reciben las personas en su etapa pasiva requieren de la aplicación de moratorias. Éstas constituyen un mecanismo por el cual las personas que en el pasado no han podido cumplir con el pago de sus contribuciones en forma regular pueden regularizar su situación previsional, posibilitando así el acceso al beneficio previsional. 

Según los últimos datos del Boletín Estadístico de la Seguridad Social de ANSES, de los 7.278.830 beneficios de jubilaciones y pensiones otorgadas en 2024, el 59% se deben a la implementación de las moratorias. Esta proporción se da en mayor medida en las jubilaciones actualmente otorgadas por ANSES: de las 5.630.923 jubilaciones, el 65,5% se explican por vía de moratoria. Es más, se estima que el 81% de los altos haberes jubilatorios de ANSES en 2023 se explican por la implementación de algunas de las moratorias de los últimos 30 años. En 2024, de las 427.505 nuevas altas de beneficios jubilatorios de ANSES, el 73% se explica por la moratoria.

La no prorrogación de la ley de moratoria implicaría que las personas que no hayan logrado los 30 años de aportes accedan solamente a una Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Actualmente, la PUAM equivale al 80% de una jubilación mínima, con una edad requerida de 65 años unificada para hombres y mujeres, y que excluye la doble prestación, es decir, quien cobra una PUAM no puede acceder a una jubilación. 

En 2024, de las 427.505 nuevas altas de beneficios jubilatorios de ANSES, el 73% se explica por la moratoria 

El haber promedio al que acceden vía moratoria las personas es cercano a la jubilación mínima; la evolución de este piso ofrecido por el sistema previsional es un dato relevante para comprender la calidad de vida y el poder de compra real de los adultos mayores en Argentina. Concretamente, en diciembre de 2024, los beneficiarios vía moratoria de una jubilación cobraron un haber promedio de $ 334.000.

Retroceso de la Jubilación Mínima

La evolución de las jubilaciones mínimas debe ser un dato clave que no puede quedar por fuera del debate al constituirse como valor de referencia para determinar el piso económico, y por ende la calidad de vida de los beneficiarios tanto de las jubilaciones como de las pensiones. Para expresar los montos de las jubilaciones mínimas de manera clara, los valores se encuentran en precios constantes de febrero de 2025. 

En los últimos 16 años, la jubilación mínima (sin bonos) cayó aproximadamente un 48% en términos reales. Y si tomamos en cuenta los bonos, la caída es del orden del 34%. La jubilación mínima más alta liquidada fue en septiembre de 2013 y alcanzó, a valores actuales, los $ 520.000. Si comparamos este valor máximo histórico con la jubilación actual, la de enero de 2025, de $ 273.086,50, la caída ronda el 47%.

Este proceso de deterioro también puede ser observado por ciclos presidenciales. Así, comprobamos que entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019, alcanzó los $ 439.491 y cae luego en torno al 17% entre diciembre de 2019 y noviembre de 2023 para llegar a $ 363.997. 

En los últimos 16 años, la jubilación mínima (sin bonos) cayó aproximadamente un 48% en términos reales.

En el último año, entre enero de 2024 y febrero de 2025, la jubilación mínima promedio abonada por el Gobierno Nacional fue de $ 248.925. Este valor perfora significativamente el promedio de la jubilación abonada durante el anterior período presidencial ($ 363.997). La aceleración del deterioro del haber mínimo se explica no solo por el cambio de la ley de movilidad, sino también por la escalada inflacionaria de finales de 2023 y en los primeros cinco meses de 2024. La devaluación del 118% de diciembre de 2023 significó una caída contra enero de 2023 en torno al 40% de los haberes abonados en enero de 2024. 

Se llega así a febrero de 2024, momento en el que se liquida el haber mínimo más bajo de los últimos años, colocando a la jubilación mínima por debajo de la canasta básica total. A valores actuales, la jubilación mínima de febrero de 2024 fue de $ 176.803,72. Es decir, durante los primeros cuatro meses de 2024, el gobierno nacional liquidó las jubilaciones mínimas más bajas de los últimos 16 años. 

Las Moratorias y la crisis del mundo del trabajo

Las distintas leyes de moratoria previsional se han convertido en la herramienta principal empleada por el Estado para abordar la necesidad de ingresos de la población adulta mayor. Su aplicación ha tenido un impacto notable en la cobertura de adultos mayores y también en la reducción de la brecha de género, especialmente al facilitar la inclusión masiva de mujeres en la protección social. Actualmente, el 91% de la población adulta cuenta con algún tipo de cobertura brindada por el SIPA. 

Esta modalidad excepcional apuntó a solucionar la problemática generada por la disminución en la cobertura de la seguridad social, producto tanto de un mercado laboral que no logra ni incluir ni retener a gran parte de la población, como también de las reglas contributivas vigentes en nuestro país que asocian la cobertura al cumplimiento de ciertos requisitos vinculados a la formalidad laboral. Las moratorias tienen un rol importante en lo que respecta a la cobertura del sistema previsional. Son una respuesta al proceso de precariedad laboral que ningún gobierno pudo remediar, una consecuencia directa de que en Argentina, el 50% de la economía es informal.

De suspenderse las moratorias, 8 de cada 10 mujeres y 7 de cada 10 varones, en el futuro inmediato, no accederían a un beneficio jubilatorio al incumplir los 30 años de aportes. Además, la eliminación de las moratorias afecta mucho más a mujeres que a hombres, y esto se debe a que en el mundo del trabajo persisten desigualdades de género que condicionan las trayectorias laborales. 

Las moratorias son una respuesta al proceso de precariedad laboral que ningún gobierno pudo remediar, una consecuencia directa de que en Argentina, el 50% de la economía es informal

Que una persona logre alcanzar los 30 años de aportes se ha convertido en una excepcionalidad, y esta excepcionalidad es aún mayor para las mujeres. La responsabilidad de cumplir con los años de aportes ya no puede ser imputada a los trabajadores, sino a la expansión de la informalidad y a la falta sistemática de políticas de formalización y registración de empleo. Las políticas de formalización y la expansión del empleo registrado contribuyen a mejorar el financiamiento del sistema previsional. Y los problemas de financiamiento del sistema previsional se deben al importante crecimiento de la economía y del trabajo informal.

El sistema previsional está atravesado por problemas estructurales que afectan la estabilidad de los haberes y, por lo tanto, el nivel de vida de los adultos mayores. Hablamos, básicamente, del déficit de financiamiento, la mayor demanda de protección social por parte de poblaciones vulnerables, la existencia de jubilaciones bajas en comparación con los ingresos percibidos durante la etapa laboral y las profundas transformaciones del mundo laboral.

En tiempos de inestabilidad económica y pérdida de poder adquisitivo de los ingresos previsionales, el desafío político debe orientarse en el diseño e implementación de políticas públicas equitativas que garanticen una distribución justa de los recursos del sistema jubilatorio. De ahí que las actualizaciones de los haberes deben estar alineadas a la realidad económica y asegurar un equilibrio entre la protección social, el sostenimiento de los niveles de vida de los adultos mayores y la sustentabilidad del sistema previsional.

Para profundizar aún más en el tema y porque analizar la realidad es también participar, desde Fundación Éforo te invitamos a conocer los informes técnicos y ciudadanos disponibles en nuestro sitio web.