Se cumplieron 26 años de la primera presentación del Jefe de Gabinete de Ministros ante el Congreso Nacional. Natalia Aquilino, directora de Monitoreo y Evaluación de CIPPEC, conversó con ElAuditor.info sobre el panorama actual y los desafíos que aún quedan mejorar en el sistema de rendición de cuentas.  

- ¿Cómo surgió y con qué propósito la figura del Jefe de Gabinete?

- En 1994, la reforma constitucional introdujo la figura del Jefe de Gabinete de Ministros como novedad en el sistema político argentino. La intención fue incorporar un ministro elegido por el Presidente que sea responsable de la coordinación del gabinete y de la administración general del país (Artículo 100), y que estuviera sujeto al voto de censura de la mayoría absoluta de ambas cámaras del Congreso (Artículo 101) de modo tal de otorgar mayor flexibilidad al sistema presidencialista ante la existencia de crisis políticas. El Jefe de Gabinete aparece entonces como un ministro coordinador del gobierno nacional que, entre otras, tiene la función de rendir cuentas al Poder Legislativo por el desempeño gubernamental. 

- ¿Para qué fue pensado el informe del Jefe de Gabinete y cuál es la diferencia con el funcionamiento que tiene hoy en día?

- El artículo 101 de la Constitución Nacional le impone “informar sobre la marcha del gobierno” una vez al mes a través de dos mecanismos: un informe escrito que la Jefatura de Gabinete entrega al Congreso con las respuestas a las preguntas realizadas por los legisladores; y un informe oral que brinda el Jefe de Gabinete de forma alternada en ambas cámaras para responder a las aclaraciones, ampliaciones y preguntas que realizan los legisladores sobre el escrito. Sin embargo, el nivel de cumplimiento de los informes escritos y orales durante los primeros 25 años (1995-2020) fue muy bajo: uno de cada dos escritos (50%) y cuatro de cada diez orales (33%) llegaron a concretarse lo que nos lleva a pensar que  su legitimidad como instrumento de rendición de cuentas no logró instalarse plenamente.

-¿Los informes se elaboraron de la misma manera todo este tiempo?

- Tres cuestiones diferencian al Informe actual de aquel de los primeros años: cumplimiento, uso y estructura. Básicamente se observa un mayor cumplimiento en los primeros años (hasta el año 2000) y más discontinuado a partir de entonces.

Además, la cantidad de preguntas se vio bastante afectada a partir de 2014, con una tendencia de crecimiento sostenida hasta los informes de 2021. 

"La estructura argumentativa de los primeros informes escritos es mucho más clara y ordenada que la actual".

La estructura argumentativa de los primeros informes escritos es mucho más clara y ordenada que la actual. Por ejemplo, el informe que se redactó por primera vez en agosto de 1995 detalla la marcha del gobierno con relación a cuatro temas. El primero, la crisis financiera internacional y las medidas de emergencia adoptadas (plan) por el gobierno (como dijo Martín Rodríguez, en la Argentina no se soluciona la crisis, se la organiza). El segundo, el desempleo, una descripción profunda. El tercero, las principales acciones de los ministerios (programas), y el cuarto la ejecución presupuestaria (presupuesto) del primer semestre de ese año.

El Jefe de Gabinete respondió 19 preguntas escritas de cuatro bloques (Cruzada Renovadora, Autonomista, País y Unión Cívica Radical) y 25 preguntas orales durante la sesión informativa, todo documentado en una misma pieza. Así, el primer informe del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación al Senado muestra estructura de gestión, orden y jerarquía de temas para explicar la gestión cuestiones que aparecen más diluidas en los actuales.

- ¿Qué implica que haya menos presentaciones que las dispuestas por la ley?

Los informes de gestión son un momento estratégico de la gestión de gobierno. Para el Poder Ejecutivo son clave para impulsar la agenda política, explicar las decisiones tomadas y visibilizar los resultados obtenidos y las dificultades encontradas. Para el Poder Legislativo es fundamental para ejercer su función de control pero también constituye una oportunidad de marcar diferencias de agenda y articular posiciones entre la oposición. 

Hay dos implicancias importantes. La primera de carácter legal, ya que no se cumple con el mandato constitucional siendo más las excepciones que la norma. La segunda es que cuestiona la legitimidad de la institución “rendición de cuentas” como instrumento para explicar obligadamente los actos de gobierno y ejercer su control e imponer sanciones efectivas en casos e incumplimiento o excesos es una obligación de las agencias estatales.

Esta situación deja a varios actores del sistema político sin la información necesaria para ejercer sus funciones con la evidencia suficiente. Además, no funciona como incentivo a producir y actualizar datos de manera constante por parte del poder ejecutivo. 

- ¿Cómo se puede mejorar el funcionamiento de la rendición de cuentas del JGM?

- Fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas es clave para el funcionamiento de la democracia y para incrementar la confianza de los ciudadanos en ella. Por un lado, estos dispositivos fortalecen el control sobre la forma en que los políticos electos ejercen el poder, y proveen a los ciudadanos y a sus representantes de información para juzgar la corrección y efectividad de la acción de gobierno. Por otro lado, fortalecen la integridad de la gestión pública en tanto obligan a los funcionarios a explicar públicamente sus decisiones y, de esta manera, contrarrestan las tendencias hacia la concentración y el abuso del poder. Además, permiten mejorar el desempeño de la gestión pública en la medida en que generan un proceso de retroalimentación sobre las acciones realizadas que lleva a repensar y rediseñar las políticas y, en consecuencia, a un mayor esfuerzo por cumplir con los compromisos asumidos.

"Fortalecer el mecanismo de rendición de cuentas de la Jefatura de Gabinete ante el Congreso permitiría mejorar la capacidad del Ejecutivo para producir información relevante".

De esta manera, fortalecer el mecanismo de rendición de cuentas de la Jefatura de Gabinete ante el Congreso permitiría mejorar la capacidad del Ejecutivo para producir información relevante, la calidad del debate legislativo sobre las acciones del Poder Ejecutivo y la capacidad de control que los legisladores y partidos tienen sobre ellas. También promovería el uso de herramientas de planificación, monitoreo y evaluación de los objetivos de gobierno y de sus acciones en la medida en que haría necesario contar con información de calidad sobre la acción de gobierno. Finalmente, tener mayor conocimiento sobre la acción de gobierno daría mayor transparencia a lo que el Poder Ejecutivo se propone hacer y el grado en que lo logra, lo cual es una condición importante para la ética e integridad de la acción pública.

- ¿Qué acciones se pueden realizar para que esto cambie?

- Concretamente proponemos: Fijar una fecha regular para la realización del informe. Tal como en los sistemas parlamentarios, una fecha fija le daría previsibilidad y regularidad a la presentación de informe apoyando a su vez la gestión de la agenda de legisladores y funcionarios. 

Tipificar y limitar las excepciones al cumplimiento previstas y prever un reemplazo en caso de ausencia del jefe de gabinete.

Adoptar una agenda de temas acotada y vinculada estrictamente a las funciones del JGM: la orientación estratégica (planificación, coordinación, monitoreo y evaluación), la administración general (gestión presupuestaria y fiscal, inversión pública, empleo público y organización y administración de la APN), la ejecución de programas y políticas (diseño e implementación de políticas sectoriales), y la gestión política (comunicación pública, iniciativa legislativa del Poder Ejecutivo Rendición de cuentas al Congreso Relaciones con la sociedad).

Utilizar otros mecanismos existentes en la CN (citación de ministros sectoriales al Congreso, pedidos de informes, pedidos de acceso a la información pública por ejemplo) para aquellos temas sectoriales que necesitan un tratamiento aparte.

Acortar los tiempos del informe oral en las Cámaras a una menor cantidad de minutos para facilitar la agilidad y aumentar el foco de las intervenciones de los legisladores y del JGM con intervenciones más ajustadas.