El cuidado, la preservación y la sustentabilidad ambiental se conectan con la promoción del empleo verde, donde confluyen dos aspectos clave: el trabajo decente y la protección del planeta. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al trabajo decente como la aspiración de la persona durante su vida laboral, el concepto busca expresar lo que debería ser un empleo digno. 

En todo el mundo, los mercados laborales incorporan al cuidado y la preservación del ambiente como un factor clave de cara al futuro del trabajo, tanto en sectores tradicionales como emergentes. El cambio climático es uno de los principales desafíos que enfrentará la humanidad en los próximos decenios. Sus consecuencias económicas, sociales y ambientales ponen en riesgo a vastos sectores de la población del planeta, en particular, en las regiones más pobres. 

Empleos verdes

En 2015 había unos 650 mil empleos verdes en Argentina, según la OIT.

Una labor puede considerarse “verde” -según la OIT- si cumple con dos requisitos fundamentales: que se trate de un trabajo decente bajo “condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana” y que se desarrolle en sectores con sostenibilidad ambiental.

Los motivos de este surgimiento laboral son la equidad social, así como también salvaguardar la biodiversidad, reducir los riesgos ambientales y la escasez ecológica. Según un documento de la OIT, en 2015, se estimó que había unos 650 mil empleos verdes en Argentina, lo que representaba el 7% del total de los asalariados registrados. Estas ocupaciones se distribuyeron en la industria manufacturera, el transporte, la agricultura y ganadería, y en el suministro de agua y gestión de residuos.

Por otro lado, el relevamiento de la OIT Argentina determinó que hay una fuerte presencia de jóvenes y trabajadoras en dichos empleos sostenibles en rubros como la administración pública, la construcción, el turismo y la agricultura.

¿Qué son los empleos verdes?

Solución para la basura electrónica 

Uno de los empleos verdes que toma mucho valor a la hora de pensar en el cuidado del planeta es la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Computadoras, celulares, pantallas y hasta pilas suelen acumularse en distintos cajones de los hogares cuando caen en desuso y muchos de los elementos que los componen son reutilizables.

Por otro lado, estos tipos de materiales cuentan con diversos componentes y piezas con diferentes composiciones, algunos de los cuales podrían ser sustancias químicas peligrosas para el medio ambiente. Allí surge la importancia de la gestión de los RAEE.

El documento del organismo de las Naciones Unidas detalló que se generan anualmente alrededor de 8,4 kilogramos de RAEE por persona, según los datos del Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos.

"La recolección, tratamiento, eliminación de desechos y recuperación de RAEES generan alrededor de 1.200 puestos de trabajo", señalaron Maffei y Burucua.

Las especialistas Laura Maffei y Andrea Burucua, en su trabajo elaborado para la OIT: la gestión de los RAEE, sostuvieron que “la recolección, tratamiento, eliminación de desechos y recuperación de materiales generan alrededor de 1.200 puestos de trabajo, mientras que la reparación de equipos eléctricos, informáticos y de comunicación es responsable de otros 33 mil”.

Por su parte, no existe una ley nacional de presupuestos mínimos que regule su gestión, algo que se vuelve primordial de cara al futuro cercano. “La gestión de los RAEE acaba siendo alcanzada en algunas o todas sus etapas por la Ley 24.051 de Residuos Peligrosos. Esto complejiza los requisitos y procedimientos para el transporte, acopio y tratamiento. Sin embargo, mientras los equipos se mantengan enteros y descontaminados, no deberían ser considerados ni definidos como residuos peligrosos”, señalaron Maffei y Burucua.