La participación en el mercado laboral favorece la autonomía económica de las mujeres y mejora sus posibilidades de contar con un ingreso, protección social y reconocimiento. Sin embargo, esta presencia se da en condiciones de desventaja ya que acceden en menor medida a roles que suponen la toma de decisiones y suelen requerirse niveles educativos más altos que a los hombres. 

A pesar de la diferencia de género persistente, la Inspección General de Justicia (IGJ) derogó varias resoluciones, entre ellas se encontraba la que obligaban a las sociedades, asociaciones y fundaciones a tener igual cantidad de hombres y mujeres en sus órganos directivos y de fiscalización. 

Las sociedades, asociaciones y fundaciones ya no tienen la obligación legal de implementar la paridad de género entre sus trabajadores.

La medida más relevante que se deja sin efecto es la Resolución General 34/2020, firmada durante la gestión anterior, que establecía que las entidades con consejos de administración debían estar compuestas de forma paritaria por géneros. Si la cantidad de miembros era impar, se exigía al menos un tercio de integrantes femeninos.

El actual Inspector General de Justicia, Daniel Vitolo, fundamentó la derogación señalando que "no es facultad del Ejecutivo decirle a los particulares cómo deben constituir los órganos de las personas jurídicas que constituyen".

Esa misma resolución también dejó sin efecto las resoluciones 35/2020, 42/2020 y 12/2021 vinculadas al cumplimiento del cupo femenino en los directorios. La paridad de género en directorios había sido considerada un avance para permitir el acceso de más mujeres a cargos de conducción

Con esta medida, las sociedades, asociaciones y fundaciones que regula la IGJ ya no tienen la obligación legal de implementar la paridad de género en sus autoridades.

Sin perspectiva de mejoras

Para el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) la participación femenina en la fuerza laboral sigue siendo casi 27 puntos porcentuales inferior a la masculina y sin perspectivas de mejora a corto plazo. Así lo especificó en su informe “Razones económicas para reducir las brechas de género en el mercado laboral”, el cual mantiene que las tasas de participación femenina en el mundo laboral se estancó en los últimos años.

El Foro Económico Mundial estima que, al ritmo actual, se necesitarán 217 años para alcanzar la igualdad económica de género.

El informe trae a colación los últimos datos presentados por el Foro Económico Mundial que detalla que la situación de las mujeres empeoró por segundo año consecutivo en 2017. “Si la tendencia actual continúa, la igualdad económica de género no se logrará por lo menos hasta dentro de 217 años”, agrega el documento.

Más allá de representar una violación a los derechos de las mujeres, también tiene graves implicaciones económicas. Numerosos estudios sugieren que la reducción de las brechas de género puede generar importantes beneficios para el crecimiento y desarrollo de los países. "Dar igualdad de oportunidades a las mujeres en el mercado laboral no solo es cuestión de equidad, también es un excelente negocio para las empresas y las sociedades", afirma el informe.

A nivel empresarial, estudios muestran que las compañías con mayor diversidad de género en sus juntas directivas y puestos de liderazgo obtienen mejores resultados financieros y una mayor productividad.

Del Instagram de Fundación Éforo.

La situación en Argentina

"En nuestro país, la brecha entre un varón y una mujer nunca ha sido menor al 25%", especificó Carla Pitiot, vicepresidenta de Fundación Éforo, en una entrevista radial del ciclo “El dedo gordo”, con Federico Recagno y Lucía Genovesi. A la vez, detalló que "la mujer tiene que trabajar tres meses más que un varón a nivel anual para lograr el mismo salario", según lo informado en la última Encuesta Permanente de Hogares, realizada por el INDEC.

Durante la entrevista, Pitiot hace mención al informe de Fundación Éforo “Brechas Regionales en Argentina”, que evidencia las inequidades territoriales y de género persistentes en el mercado laboral argentino. La investigación desagrega indicadores laborales por provincia y por género.

El informe detalla que las provincias con menor desarrollo productivo son también las que presentan menores niveles de participación laboral femenina y mayor inequidad de género. En las regiones más rezagadas, la posibilidad de que las mujeres queden expuestas al desempleo y la informalidad es 12 veces mayor que para los hombres.

Además, a nivel nacional, si bien el 64% de los hombres tienen empleo, sólo el 44% de las mujeres logran insertarse en el mercado laboral. Asimismo, la tasa de desempleo femenina (11%) supera a la masculina (5,1%), al igual que los niveles de informalidad (40% para mujeres vs 35% para hombres).

Estas brechas se han mantenido prácticamente invariables en la última década y media, a pesar de las distintas fases del ciclo económico. "Las desigualdades de género y de desarrollo entre regiones no responden solamente a factores económicos", señala el informe.