Más del 30% de la electricidad producida en 2023 en el mundo fue de origen renovable, según el centro de investigación energética Ember en un informe. A nivel mundial, las energías renovables pasaron de representar el 19% de la producción eléctrica mundial en 2000 a más del 30% en 2023, debido principalmente al auge de la energía solar pero también de la eólica.

Este porcentaje podría haber sido aún mayor si la producción hidroeléctrica no hubiera alcanzado su punto más bajo en cinco años, debido a sequías, especialmente en China.

La energía solar fotovoltaica y la eólica generaron el año pasado el 13,4% de la electricidad mundial (el resto de las fuentes renovables proviene principalmente de la hidroeléctrica), en comparación con aproximadamente el 2% en 2010.

Definición y normativa

Por definición, las energías renovables provienen de recursos naturales que se renuevan constantemente, garantizando su uso sostenible a lo largo del tiempo.

En Argentina, la Ley Nº 27.191 define en su artículo 2 a las fuentes de energía renovable como “fuentes no fósiles idóneas para ser aprovechadas de forma sustentable en el corto, mediano y largo plazo”, y menciona específicamente la energía eólica, solar térmica, solar fotovoltaica, geotérmica, mareomotriz, undimotriz, de las corrientes marinas, hidráulica, biomasa, gases de vertedero, gases de plantas de depuración, biogás y biocombustibles, con excepción de los usos previstos en la ley 26.093.

“Cualquier actividad humana generará algún tipo de impacto en el ambiente”, afirmó Camila Mercure.

Diferencia entre “renovable y limpia”

Sin embargo, Camila Mercure -responsable del área de Política Climática de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN)- conversó con El Auditor.info y explicó que, a nivel internacional, el término "energías renovables" a menudo se confunde con "energías limpias" en relación con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Este último abarca un espectro más amplio de fuentes, incluyendo la energía nuclear y el hidrógeno como vector energético. Aunque estas fuentes pueden no generar GEI durante su operación, presentan otros desafíos y consideraciones.

El problema de definir energías renovables únicamente en términos de emisiones de GEI, según Mercure, es que se omiten otras variables cruciales, como los impactos ambientales y sociales.

Por ejemplo, la energía hidroeléctrica, aunque renovable, puede tener efectos adversos significativos en la biodiversidad y en las comunidades locales. De igual manera, la energía nuclear, a pesar de ser baja en emisiones de GEI, conlleva riesgos relacionados con la seguridad y la gestión de residuos radiactivos.

Cualquier actividad humana generará algún tipo de impacto en el ambiente”, destacó la responsable de Política Climática de FARN. En este sentido, si bien las energías renovables se presentan como la alternativa a los combustibles fósiles para cumplir con los compromisos climáticos y los objetivos del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de 1,5 ºC, es necesario tener en cuenta sus posibles impactos ambientales.

X de El Auditor

Panorama actual en Argentina

La matriz energética de Argentina está dominada por los combustibles fósiles, principalmente gas y petróleo, que representan más del 80% de la producción total, según un documento de FARN. En comparación, las energías renovables solo contribuyen con un 14%, lo que indica una presencia aún limitada frente a las fuentes fósiles.

La matriz energética de Argentina está dominada por los combustibles fósiles, principalmente gas y petróleo.

En lo que refiere a las metas y legislación, la especialista señaló que “la Ley 27.191 establece objetivos claros para aumentar la generación de energía a partir de fuentes renovables, con una meta del 20% para el 31 de diciembre de 2025”.

“A un año y medio de alcanzar este objetivo, es evidente que aún queda un largo camino por recorrer”, completó. 

Sin embargo, en agosto de 2023, Argentina alcanzó un récord histórico en la generación de energías renovables, con 1.909,1 gigavatio-hora (GWh) producidos a lo largo del mes, según datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA). Este nuevo récord superó la marca anterior de octubre de 2022, cuando se generaron 1.822,4 GWh.

Control energético 

Diversos informes de la Auditoría General de la Nación (AGN) destacan la necesidad de abordar cuestiones críticas para garantizar la eficiencia y transparencia en la gestión de la energía. Desde el organismo advierten sobre los beneficios de desarrollar estrategias que permitan diversificar la matriz energética, priorizando fuentes renovables y tecnologías más limpias.

El organismo también hace hincapié en la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con proyectos energéticos, asegurando así la legitimidad y aceptación social. Estas recomendaciones apuntan a cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 sobre Energía Asequible y No Contaminante, que propone, entre otras metas para 2030, el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos, aumentar la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas y duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.

 Además, busca incrementar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables.

Metas Incumplidas

Para analizar si desde la Secretaría de Energía se había avanzado en políticas destinadas a cumplir con el ODS 7, la AGN observó la gestión durante el periodo 2018-2020 y concluyó que los avances y acciones registrados “no fueron suficientes”. Se encontraron programas subejecutados y falta de coordinación entre las partes involucradas, lo cual no garantiza el futuro cumplimiento de los compromisos asumidos, según el informe de auditoría.

La Auditoría también evaluó el Programa RenovAr, implementado para fomentar el uso de energías renovables en la generación de electricidad mediante una serie de beneficios fiscales a los titulares de los proyectos. “No se pudo constatar que haya habido un aporte real ni una correcta implementación de las políticas programadas”, afirmaron.

Además, se estudiaron los programas vinculados al Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales, del cual en 2018 y 2019 solo se ejecutó el 70% y el 41.3%, respectivamente, y el de Formulación y Ejecución de Políticas para el Fomento de las Energías Renovables y la Eficiencia Energética, que fue desfinanciado de un año a otro.

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