La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó el informe Panorama laboral de los pueblos indígenas en América Latina, un documento que detalla cómo la pandemia por COVID-19 afectó a más de 800 pueblos indígenas que encontraron subsistencia en el mercado informal ante las pocas oportunidades de trabajo decente, así como debieron enfrentar obstáculos a su acceso a educación y participación política.

La OIT señaló que la crisis “ha afectado desproporcionadamente” a los pueblos indígenas.

El trabajo fue realizado con el objetivo de presentar un panorama sobre las características socioeconómicas de los pueblos indígenas en América Latina y el estado de su acceso a la protección social. En la región hay casi 55 millones de mujeres y hombres indígenas, representando el 8,5% del total de la población latinoamericana.

La OIT señaló que la crisis “ha afectado desproporcionadamente” a los pueblos indígenas, poniendo de relieve las barreras preexistentes a que dichas comunidades se enfrentan en el acceso a la atención de salud y a la seguridad social. Agrega que el principal motivo de que esto suceda es “la discriminación y marginación histórica”.

La migración a la ciudad

El organismo internacional sostuvo que se está produciendo una tendencia importante, como es el crecimiento de la población indígena que vive en centros urbanos. En la actualidad, el 52% de la población indígena vive en zonas urbanas, el 48% vive en zonas rurales. Esta migración está impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades de generación de ingresos y por factores impulsores como el despojo de tierras, el cambio climático, el deterioro ecológico, los desplazamientos debido a conflictos y violencia.

Sin embargo, la migración parece no estar dando los resultados esperados, ya que el 85% de los hombres y mujeres indígenas se encuentran trabajando en la economía informal, “muy por encima de la tasa de alrededor de 50%" para la población ocupada en general. Según el informe, además, los salarios que perciben son un 33% más bajos que los del resto de la población. 

La información que recabó la OIT sale de las encuestas de hogares de los países de la región, y de los 18 que componen América Latina y el Caribe solo ocho cuentan con información étnica de las personas, indagando sobre su pertenencia a pueblos indígenas: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Panamá y Perú. La organización considera que esto genera una situación de “invisibilidad estadística”, que constituye “el primer peldaño dentro de una secuencia de tratos no igualitarios que pueda recibir este segmento de la población”.

Protección social y acceso a la salud

En cuanto a la protección social, los pueblos indígenas de la región son en menor proporción aportantes y pensionistas que los no indígenas, y tienen menor acceso a los sistemas de salud. Al mismo tiempo, “en los países analizados, las mujeres y hombres indígenas dependen más de los sistemas de ayuda social que sus homólogos no indígenas”.

Frente a este escenario socioeconómico, la OIT considera que “el establecimiento de sistemas de protección social, incluidos los pisos de protección social, que consideren las particularidades de los pueblos indígenas es fundamental para acortar la brecha de las desigualdades y vulnerabilidades que los afectan”.