Los orígenes del carnaval, tal y como lo conocemos hoy, se remontan a más de 5.000 años. Algunos lo sitúan en el imperio romano con la celebración de los Saturnales, las festividades realizadas al dios Saturno. Otros, en cambio, sostienen que el carnaval se origina en la antigua Grecia y a aquellos festejos donde se veneraba a Dionisio. Lo cierto es que en la Edad Media, y con el fin de frenar estas celebraciones paganas, la Iglesia prohibió el festejo popular sólo autorizando fiestas privadas. La fecha de carnaval es movible y está vinculada al domingo de resurrección de Jesús: desde el domingo de la muerte y resurrección de Jesús, 46 días para atrás es el miércoles de cenizas y los cuatro días que preceden este día es donde la Iglesia permitió que todos estos ritos paganos sobrevivan.

A lo largo de la historia Argentina, el carnaval atravesó momentos de prohibición, resurrección, cancelación y auge.

A lo largo de la historia Argentina, el carnaval atravesó momentos de prohibición, resurrección, cancelación y auge, pero siempre ocupó un escenario muy interesante de la cultura popular. En conversación con el ciclo radial El Dedo Gordo, que se emite por Radio SI, Gualberto Elio Milagro Romero, conocido como Coco Romero, investigador y gestor cultural, explicó que el carnaval es una fiesta hija de la conquista y del cristianismo. “En el Virreinato, con Vértiz a la cabeza, ya se empezó a festejar el carnaval, por lo tanto hay una historia del carnaval que precede a la construcción propia de la Argentina”, remarcó. 

Romero, además, contó que durante la segunda gobernación de Juan Manuel de Rosas el carnaval estuvo censurado, prohibido y se castigaba a todo aquel que celebre esa fecha. La Batalla de Caseros puso fin también a su prohibición y, tras la victoria de Justo José de Urquiza, volvió a celebrarse.

“Juan Bautista Alberdi, el mismo que escribió las bases de la Constitución, a sus 20 años hizo crónicas muy interesantes sobre carnaval”, agregó Romero. “Te digo estos datos históricos para que piensen cómo cruza nuestra historia, nadie se salvó del carnaval porque en determinados momentos fue algo muy importante para el esparcimiento del pueblo”, explicó.

Entrevista a Coco Romero

En 1845, el después presidente Domingo F. Sarmiento emprendió un viaje por el mundo donde conoció la celebración italiana del carnaval. Atraído por las máscaras venecianas y por el anonimato de los disfraces, durante su presidencia en 1869, promovió el primer corso oficial de la Ciudad de Buenos Aires. 

Durante la última dictadura cívico-militar, el carnaval fue eliminado del calendario oficial de festejos y se detuvieron sus manifestaciones callejeras, provocando un invisibilización en el ámbito público que se transformó en auge con la recuperación de la democracia. 

Murga: expresión artística y movimiento social

“La murga porteña está siempre en esa lucha constante de buscar el equilibrio entre el nivel artístico y el movimiento social. Es una de las pocas del movimiento del carnaval que tiene esa cuestión social tan marcada, ese descentramiento de lo artístico para mantener lo social”, explicó Mauro Larrea, integrante de “Lagamur Del Rioba”, en conversación con El Dedo Gordo.

“A esta altura del partido no me gustan las cosas desafinadas, la mala poesía y no me gusta perder las oportunidades que ofrecen las disciplinas artísticas para el crecimiento de la comunidad”, reflexionó Coco Romero. Aunque agregó: “Creo que el carnaval, como en todo el mundo occidental y cristiano, se ha desarrollado mucho y uno puede lograr y decir cosas muy importantes”. 

Todavía con tensiones sin resolver, lo cierto es que durante todo febrero llenan de fiesta y color la Ciudad