En algún tiempo impreciso gira mi infancia. Da vueltas en el trompo obcecado, en sus movimientos de mareo de un solo pie.

Y gira en la calesita, en la que viajan mis fantasías subidas al caballo firme y obediente. El infinito es un círculo y una ilusión. Una sortija, azar y trampa.

También vira mi niñez en la barranca y cada incierta voltereta, rodando sobre ese pasto, me trae que las ilusiones tienen sitio en la altura y en el piso.

Gira mi infancia en las ruedas del triciclo. Mi primer vehículo, el que me llevó más lejos. Y gira en el vientre original, en la pelota, en cada bolita de colores, en el vaivén del yo-yo, en la máquina de la cajita de música, en la cuerda que doy al muñeco, en la ronda de caricias casuales.

Gira mi infancia en algún tiempo impreciso, y gira con la tierra que gira y con el sol que gira. Gira mi infancia, sin vuelta atrás, en las vueltas de la vida.