Buenos Aires, Río Negro y Neuquén son las provincias que tienen más deuda pública
Junto con otros distritos, poseen compromisos garantizados por el Estado nacional que superan los $ 35.000 millones. El dato surge de un estudio de la AGN sobre el saneamiento financiero y la unificación monetaria que se hizo luego de la emisión de cuasi monedas durante la crisis de 2001. Las tres provincias registran, además, la menor capacidad de pago.
Buenos Aires acumula una deuda de 2.338 millones de pesos y su capacidad de cancelación es del 32% por el saldo negativo de su balanza de pagos, la diferencia entre ingresos y egresos, que se presenta en sesenta de los últimos cien meses. Río Negro, por su parte, adeuda algo más de $ 221 millones, con una capacidad de pago del 26.8% y un defasaje entre el dinero que recauda y el que gasta que se registra en 55 de los últimos cien meses. Y Neuquén debe casi $ 185 millones, su poder de cancelación es del 21,45% y presenta, igual que Buenos Aires, un balance negativo entre ingresos y egresos en sesenta de los últimos cien meses.
La cifra total surge de la reestructuración de los fondos fiduciarios provinciales, que suman $ 28.000 millones, y que se cancelan con bonos BOGAR. Esta deuda es “contingente”, porque la particularidad de esos títulos es que, si las provincias no pueden cancelar sus obligaciones, el Estado nacional debe cumplir con los pagos. Además, por la unificación monetaria luego de la emisión de cuasi monedas -como los Patacones en Buenos Aires, Lecor en Córdoba y Lecop en varias provincias-, los Distritos le deben a la Nación $ 7.150 millones que serán cancelados de acuerdo a los vencimientos de los Boden 2011 y 2013, emitidos para paliar la situación.
El informe de la AGN detalla la reestructuración de las finanzas provinciales entre 2002 y 2004. Las deudas de las provincias aumentaron considerablemente a partir de 2001, cuando el Estado nacional subió el piso de coparticipación federal pero no pudo cumplir esas obligaciones por la recesión y la caída de la recaudación. Así, las provincias comenzaron a sus propias emitir monedas y generaron más deuda.