En algunas aduanas no se saben qué hacer al encontrar drogas
Un informe de la AGN señala la ausencia de normativa que indique los pasos a seguir en caso de detectar estupefacientes se registra en las terminales de Buenos Aires y Campana. En San Lorenzo, Santa Fe, los controles a minerales y cargas peligrosas son hechos por las propias exportadoras. Falta personal y elementos de trabajo en las tres seccionales.
Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre los controles a las exportaciones indica que en las Aduanas de Buenos Aires y Campana “no existe una normativa interna que regule las acciones que debe seguir el personal una vez detectada la presencia de estupefacientes”.
Además, el organismo destaca que en Buenos Aires “ninguna de las terminales cuenta con scanner cuyo software permita diferenciar entre elementos orgánicos e inorgánicos”, lo que ayudaría a detectar estupefacientes. Y, en el caso de Campana, tampoco hay una norma que establezca qué operaciones se deben controlar; de hecho, “sólo cuentan con un scanner para las tareas de verificación y en cuanto a registros, se utiliza un libro que es completado manualmente”.
La investigación de la Auditoría, que contiene datos recabados entre julio de 2010 y junio de 2011, y fue aprobada el año pasado, también abarcó la aduana de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe.
El criterio de selección radica en que, durante el período 2008-2010, los tres puertos en cuestión representaron el 61% del total de exportaciones de la Argentina, con un volumen de operaciones que superó los 93 mil millones de dólares sobre un total de casi 150 mil millones de la moneda estadounidense.
Por el lado de la aduana de San Lorenzo, el informe vuelve a destacar la falta de normativa, pero en este caso vinculada a la extracción de muestras de los minerales que se exportan desde ese puerto. En tal sentido, la AGN detectó que esos controles son realizados por “la empresa Minera Alumbrera S.A.”, que lo hace con “un proceso automatizado y diseñado bajo normas ISO”.
Esta característica del puerto santafesino, la de dejar los chequeos en manos de las propias exportadoras, también se advirtió en las operaciones con cargas peligrosas. Dice la Auditoría: “Se detectó que, para algunos casos relacionados con cargas peligrosas, las muestras son proporcionadas por las empresas exportadoras y retiradas por el agente aduanero una vez por semana. A este respecto, la normativa establece que, si bien las extracciones las puede realizar la firma, el procedimiento debería ser supervisado por un agente aduanero para constatar que las muestras entregadas se corresponden con la mercadería que se va a exportar”.
Asimismo, las conclusiones de esos controles muestran “demoras considerables”. “Los resultados –dice el informe- se envían a la Dirección Regional, no pudiéndose cancelar la operación en el Sistema Informático María (llamado SIM, utilizado por las aduanas del país) hasta tanto no se expida la mencionada Dirección. Esta situación se verifica, por ejemplo, también con la empresa Minera Alumbrera S.A., que (posee) permisos de embarque sin cancelar que tienen cinco años de antigüedad”.
El equipo de la Auditoría visitó el depósito de muestras en la aduana de San Lorenzo, y observó que “la puerta no estaba precintada, (el lugar se encontraba) saturado y las muestras desordenadas. Incluso se detectaron muestras de aceite de girasol cuya extracción databa del año 2006. Los jefes de la sección han manifestado que el espacio para almacenamiento les resulta insuficiente”.
Tanto es así, que hasta “se hallaron muestras en las oficinas de la Aduana”, que para los auditores es un “lugar inadecuado para su preservación”.
Del personal y sus herramientas
Dos aspectos en los que coinciden las aduanas analizadas por la AGN son la falta de personal para realizar las tareas, y las pocas herramientas de trabajo.
En el puerto de Buenos Aires, por ejemplo, los jefes de las Terminales entrevistados por el equipo de auditores manifestaron que “el personal resulta insuficiente para todas las tareas que se deben realizar”, y añadieron que “esta situación genera retrasos y aumenta la posibilidad de cometer errores”. Todo esto, sin perder de vista que los trabajos “se van incrementando en complejidad y en cantidad de operaciones, así como en la variedad de instrumentos disponibles para realizar los controles”.
El administrador de la aduana de Campana, por su parte, sostuvo ante la Auditoría que la cantidad de trabajadores asignados “no es suficiente”, lo que termina generando “recarga horaria en los agentes, demoras, imposibilidad de realizar un adecuado control de gestión”.
Una particularidad de este puerto, es que incluye las llamadas aduanas domiciliarias, como la de Siderca SAIC. Dice el informe que allí, “además del Jefe, hay sólo dos agentes aduaneros (por lo que) no se alcanza el mínimo indispensable y, en consecuencia cada Guarda cumple funciones múltiples”.
Por el lado de la aduana de San Lorenzo, el administrador afirmó que “la actual dotación de personal resulta insuficiente para cubrir la demanda de trabajo”, y agregó: “El volumen de operaciones fue significativamente en crecimiento, se incrementaron las exportaciones, el movimiento de mercaderías transportadas y las tareas administrativas y de control”. Este cuadro, siempre según el funcionario, trae aparejado un “deterioro en la calidad del servicio”.
En cuanto a los elementos de trabajo, sólo una de las terminales de la aduana de Buenos Aires, la V, posee cámara de frío y, en caso de requerirse este tipo de verificación en otra terminal, el informe explica que las mercaderías refrigeradas deben ser trasladadas.
En Campana, el jefe de la Sección Verificación manifestó que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) no les proporcionó elementos de protección necesarios para los verificadores. Aquí, otra vez, la seguridad en las plantas, depósitos y puertos deben darlas las empresas importadoras y exportadoras.
El mismo funcionario detalló que, en caso de tener que hacer chequeos con elementos específicos, como buster y fibroscopios, deben apelar a otras herramientas, porque “la AFIP sólo les ha provisto una cámara de fotos y un calibre para cueros, y ningún otro medio técnico para realizar sus tareas de control”, concluye la investigación.
En la aduana de San Lorenzo, las carencias pasan por otro lado. Dice la Auditoría: “Se detectó que no cuentan con suficientes elementos de seguridad para la realización de las tareas de control. Se han solicitado cascos, anteojos y zapatos de seguridad, chalecos, guantes, etcétera, solicitud que fue cumplida en forma parcial”.
Planificación, asuntos legales y TV
Otra de las coincidencias de las tras aduanas es la “falta de normativa acerca de los medios a utilizar para el conocimiento de arribo de buques”. Esto quiere decir que en los puertos “no es posible conocer” cuáles son los navíos que llegarán a las terminales, lo que impide planificar las tareas de control.
Las tres aduanas, además, disponen de un circuito cerrado de televisión. El tema es que, en todos los casos, el resguardo de las imágenes (back up) sólo es realizado por la empresa prestadora del servicio y, para acceder a los archivos –en situaciones especiales- es la AFIP la que debe solicitar ese material.
En cuanto a las cuestiones legales, las tres aduanas registran “inactividad procesal”, aunque cada una tiene su particularidad.
El puerto de Buenos Aires carece de normativa y aplicativos informáticos relacionados con el registro y seguimiento de denuncias. De hecho, la AGN advirtió que “no se brindaron antecedentes sobre procedimientos aprobados de carga de las denuncias”.
Respecto al seguimiento de las denuncias, desde su formulación hasta la conclusión, se detectó que “no hay un aplicativo que permita consultarlas y registrarlas”. Y además, “los formularios de denuncias no se encuentran prenumerados (sino que) se numeran en oportunidad de su registro en el Libro correspondiente y en forma manual”.
En Campana, por su parte, la Auditoría detectó que “no se había completado la total migración de datos entre los sistemas de la AFIP”, y que “conviven dos herramientas informáticas, el sistema Trazabilidad y el de Sumarios Contenciosos Aduaneros (SUCOA)”. Uno de los inconvenientes de esta situación, es que “ambos sistemas no emiten alertas automáticas respecto a las prescripciones”, dice el informe.
Además, en la operatoria cotidiana, “se siguen empleando medios de registración manual”. Para completar el cuadro: “Los expedientes y sumarios se archivan en armarios sin llave, aunque aclaran que los más relevantes si son archivados bajo llave. Se detectaron al momento del relevamiento 214 denuncias sin aperturar el correspondiente sumario.
Sobre el personal de la Sección Sumarios, hay letrados que cumplen con otras actividades y por lo tanto no realizan sus funciones. Y no se obtuvo un inventario de sumarios iniciados con anterioridad del año 2010 y finalizados en julio de 2011 correspondientes a operaciones de exportación”.
Como datos de color de la aduana de Campana, los investigadores encontraron la “sustanciación de una actuación que había sido resuelta con anterioridad”, y se observaron “demoras de hasta 15 meses en tramitaciones, y defectos formales”.
Al igual que en el puerto bonaerense, cuando la AGN visitó la aduana de San Lorenzo también coexistían dos sistemas para administrar la parte legal, el de Trazabilidad y el SUCOA.
Ante semejante panorama, los auditores no pudieron obtener de esos dos sistemas ningún listado del universo de sumarios iniciados -o finalizados- entre junio de 2010 y julio de 2011.
Además, se detectaron “defectos formales como por ejemplo, falta de foliatura a tramitaciones que forman parte de las actuaciones, faltas de números y año del acta de la denuncia y fechas sin correlato”.
De las alertas (tienes un e-mail) y la eternidad
Para concluir, el informe de la Auditoría General de la Nación remarca observaciones en cuanto al sistema de alertas de las tres aduanas analizadas.
En la de Buenos Aires, se detectó que “ante un alerta de control, emitida por la Subdirección General de Control Aduanero, no se genera un bloqueo automático de la operación en el SIM. De hecho, proceden de la siguiente manera: “Las alertas son enviadas por mail a los agentes aduaneros, ellos deben revisar constantemente estos mails y determinar si corresponden a su jurisdicción. En caso afirmativo, deben ingresar al SIM y bloquear ellos mismos la operación. Tampoco existe un registro exclusivo con todas las alertas, y los Jefes de las Terminales han manifestado que las mismas son muy amplias”.
Por el lado de Campana, faltan aplicativos informáticos para el control del funcionamiento de los depósitos habilitados y disposición de las mercaderías en situación de rezagos.
Y respecto al vencimiento de habilitaciones, tampoco se encontraron aplicativos de la AFIP que emitan alertas automáticas, sino que se consulta al SIM. En ese sentido, y ante la consulta efectuada por el equipo auditor, se detectaron “dos casos en donde las fechas de vencimiento estaban fijadas para el 31 de diciembre del año 3000”.