La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) detectó que en el Hospital de Emergencias Psiquiátricas Alvear “no se realiza el test de embarazo como procedimiento de rutina a las pacientes en edad de procrear” que ingresan al centro de salud. El dato, según el organismo de control, cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que el 90 % de las mujeres internadas tienen entre 15 y 46 años, y que la medicación psiquiátrica tiene efectos teratogénicos, es decir, que producen malformaciones en los fetos.

Otra de las irregularidades que encontró la AGCBA es que en el 40 % de las historias clínicas analizadas las situaciones de descompensación de los pacientes internados eran resueltas por residentes, tanto médicos como psicólogos. La intervención de los residentes se registra con mayor intensidad en los turnos de la tarde, la noche, fines de semana y feriados. El organismo de control opina que la responsabilidad sobre los pacientes que se descompensan debería ser compartida con los médicos del staff de guardia y que ambos deberían firmar la documentación pertinente.

Por otra parte, en la guardia se produce una “excesiva permanencia de pacientes internados”. El 97 % de los ingresos al hospital son por la guardia y se registró un promedio de permanencia de 9 días, cuando lo recomendable es que no superen los 7.

En el 22 % de las historias clínicas analizadas en la unidad de consultorios externos no quedan registradas las decisiones y recomendaciones de los profesionales, lo que significa que no se sabe en esos casos si los pacientes concurrieron a la consulta o si fueron atendidos. Por otro lado, si bien en los consultorios externos el tiempo promedio de las prestaciones debería ser de 30 o 40 minutos, se descubrió que cada consulta dura casi dos horas en promedio y, por eso, el organismo de control dice que la productividad de las “horas profesionales” es “baja”. Además, no todos los médicos entregan las planillas de registros diarios de actividades ni especifican fechas de atención u horarios. Durante los meses de estudio de la Auditoría, los profesionales que no cumplían con estos pasos eran siempre los mismos y, sin embargo, “no se registró ningún llamado de atención” por parte de sus superiores.

“Existe dificultad para derivar a los pacientes al Hospital de Día y a otros centros”, dice el informe. Esta modalidad se utiliza para atender a quienes no necesitan dormir en el centro de salud y que tratan sus dolencias durante el día. Los tiempos de espera para las derivaciones “rondan los 30 días” y, según AGCBA, durante este período los pacientes continúan en las salas “a pesar de estar en condiciones de ser dados de alta”. Asimismo, el tiempo de permanencia en el Hospital de Día es de 8 meses, de promedio. Sobre esto el organismo de control explica que la internación en este servicio es un recurso “escaso y necesario”, y que “la falta de vacantes para incorporar nuevos pacientes genera en muchas oportunidades el retraso en los egresos de las salas de internación del Alvear”.

Sobre la salubridad, el informe sostiene que el Hospital “no cuenta con recursos básicos para garantizar las condiciones de higiene y barrera infectológica adecuada”, y que tanto el personal hospitalario como el de la empresa tercerizada encargada “desconocen las técnicas de limpieza y de manipulación de residuos patogénicos”.

En cuanto al estado edilicio del Alvear, la AGCBA observó que “no existe el mantenimiento preventivo de las instalaciones y el mantenimiento correctivo no se ejecuta en tiempo y forma”. El Hospital tiene espacios amplios para hacer salidas recreativas, pero el estado de abandono del predio hace que el porcentaje de pacientes que realiza estas actividades supera apenas el 30 %, y hay sólo uno que trabaja en el taller de huerta.

La Auditoría descubrió, además, falencias administrativas. Por ejemplo, el 12 % de las historias clínicas analizadas se encontraron diferencias entre el código identificatorio del trastorno asignado (la clave alfanumérica que el personal administrativo deja asentado en las historias clínicas), y el redactado por el profesional. Y, a pesar de que la mitad de los pacientes realizan musicoterapia, el cargo no fue cubierto luego del fallecimiento del profesional.