La Auditoría General de la Nación (AGN) realizó un estudio con proyecciones financieras del Sistema Previsional Argentino (SIPA) del período 2009 al 2050, evaluando el comportamiento de distintas fórmulas y resultados frente a cuatro escenarios macroeconómicos donde se modificaron las tasas de crecimiento del PBI y la formalidad laboral.

Para su elaboración utilizaron variables económicas provistas por la Secretaría de Política Económica y la información del sistema previsional del período 2007. No obstante, según el trabajo, hubo “situaciones no contempladas, posteriores a la fecha de cierre del informe (2009)”, como por ejemplo, la “aprobación de la Asignación Universal por Hijo, la modificación en la contribución al monotributo y la movilidad docente universitaria”.

Asimismo, el estudio aprobado este año presenta otras “restricciones respecto de los resultados alcanzados”. La AGN no tuvo acceso al monto estimado de los reclamos judiciales “originados fundamentalmente en diferencias en el cálculo del haber inicial y la movilidad” y otros litigios, ni “el número de beneficios recibidos de los regímenes especiales”, aquellos que tienen un haber del 82 al 85% móvil del último salario y que “se actualizan toda vez que también lo hacen los salarios de actividad”.

Construcción de los escenarios

Para alcanzar los resultados finales, en primera instancia se tomaron las siguientes fórmulas de ingresos y egresos para planificar los resultados financieros del SIPA.

De esta forma, el estudio define el resultado puro como aquel en que “el Sistema previsional sólo se financia de aportes y contribuciones, y paga únicamente los haberes de sus beneficiarios”; el resultado SIPA, donde se agrega como fuente de ingresos “el 15% de la Coparticipación Federal de Impuestos” y, en cuanto al gasto, “la deuda de Bonos Previsionales”. El resultado Anses, que además “incluye todos los ingresos previsionales e impositivos y todo el gasto de ANSES, las asignaciones familiares, las transferencias a otras jurisdicciones y gastos operativos”; y, por último, el resultado ANSES sin CFI, que muestra la formulación anterior sin coparticipación. Para cada uno de estos resultados el estudio consideró que el haber jubilatorio  representa el “41% del salario promedio de la economía”.
 
También simularon “el funcionamiento del SIPA con las reglas del régimen jubilatorio de los docentes”, o sea, el 82% móvil, no del salario mínimo vital y móvil, sino del último salario recibido. Cabe señalar que no se tuvieron en cuenta los conceptos abordados en los proyectos que pretenden llevar las jubilaciones mínimas al 82% móvil del salario mínimo, vital y móvil, tratados durante este año (Ver Elogios y advertencias en la aprobación del informe).

Los resultados descriptos se analizaron tomando como punto de partida un escenario base, que principalmente indica que “el producto Bruto Interno, en términos nominales, crece a la tasa del 7,8 % promedio anual y la tasa de informalidad laboral decrece desde 34,6 % en 2009 hasta alcanzar un valor de 7,5 %” en 2050.

Los siguientes escenarios económicos a desarrollar se denominan de sensibilización y modifican las tasas de informalidad y PBI del escenario base, manteniendo –en cada caso- constante las demás variables. Entre ellos, uno prevé un crecimiento nulo del PBI para 2009 y una recuperación en 2010 y, en cuanto a la informalidad laboral, se proyectaron otros dos, donde por un lado se “estimó una reducción del 50% en la variación de la tasa”, y el segundo, supone “que la misma se mantenga constante según valores del ejercicio 2008”.

Déficit y superávit

A partir de los datos analizados, surge que, “en todas las proyecciones, el resultado Puro –sólo aportes y beneficios- es deficitario”, lo mismo sucede en el resultado Anses sin coparticipación, y se observa que el escenario que presenta “mayor déficit” es el que “reconoce un haber medio equivalente al 82% móvil de los ingresos medios”.

Las proyecciones superavitarias obtenidas son las del resultado SIPA, en todas las alternativas abordadas, y el resultado ANSES, que “es deficitario a partir del 2020, cuando se mantienen constantes los niveles de informalidad laboral”.