En una visita al tramo de la línea H de subterráneos que está en funcionamiento, desde Caseros hasta Once, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), encontró varias “falencias”, como escaleras que “invaden los andenes, disminuyendo el ancho de uso en sectores de alta aglomeración” de pasajeros, barandas de acceso “que presentan evidencias de oxidación”, fallas en el diseño del sistema de iluminación y escalones construidos con un material granítico que ya “ha demostrado no resistir al desgaste del uso prolongado” en estaciones de la línea D.

Además, el organismo de control detectó “numerosas filtraciones en el túnel provenientes de la napa freática", provocadas por “pinchaduras de la capa hidrófuga y fisuras en el hormigón”. Este nivel de deterioro genera que se acumule agua andenes y en la entrada de la sala de máquinas del Taller Colonia, que está ubicado luego de Caseros, la terminal provisoria.

La línea H unirá los barrios de Nueva Pompeya y Retiro, y tiene un diseño transversal con respecto los otros ramales que funcionan en la Capital Federal. El estudio de la Auditoría porteña destacó irregularidades en los procesos de licitación del proyecto. Por ejemplo, para adecuar “con un diseño moderno” las bocas de acceso del tramo B, Once-Caseros, se decidió contratar a la misma empresa que estaba construyendo el túnel, las vías y las estaciones de ese tramo, a pesar de que la obra principal no estaba terminada y que “la empresa había advertido a Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), sobre la imposibilidad de ejecutarla en plazo acordado”. La AGCBA puntualizó que, con esa medida “extemporánea”, “el monto abonado en demasía fue de $ 489.787”, y, por otra parte, añadió que ya había observado en informes anteriores las “debilidades” del emprendimiento que generaron la necesidad de “ampliar sucesivamente el contrato”, como la construcción de una nueva estación (Caseros) y las obras civiles para la subestación rectificadora Venezuela, que no estaban previstas en el proyecto inicial. De hecho, esos trabajos tardaron cinco años y medio en construirse y, de un precio inicial de $ 63,8 millones, “se llegó a un costo histórico de $ 144,7 millones”.

En esa subestación rectificadora, la Auditoría encontró incumplimientos de las normas de higiene y seguridad “que representan riesgos para la integridad física de los trabajadores y eventuales riesgos patrimoniales para el Estado de la Ciudad”, dice el informe, y agrega que no pudo verifican sanciones hacia la empresa por esos hallazgos.

Sobre el avance de las obras de la línea H, el organismo de control señaló que no se está cumpliendo con lo establecido en el artículo 2 de la Ley 317, que indica que los trabajos “comenzarán por el tramo que vincula a la estación Hospitales con Once, y deberán continuar con el recorrido Hospitales – Nueva Pompeya, hasta su culminación”. Si bien el trayecto planteado para la primera etapa está terminado y en funcionamiento, hoy el proyecto se desarrolla hacia el norte sobre la avenida Pueyrredón y ya superó la línea de la avenida Corrientes, mientras que “aún no se ha licitado el final del tramo sur”, completó el informe.