Cultura en Casa fue un programa creado por el Ministerio de Cultura porteño en 2020 con la finalidad de afrontar las nuevas necesidades derivadas de la situación provocada por el COVID-19. La propuesta surgió como una alternativa al aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado ante la pandemia.

Según un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires,  la iniciativa fue "un paliativo" a la situación coyuntural que permitió acercar ofertas culturales al público en general y sostener el trabajo de los artistas y creadores culturales. 

La idea de “Cultura en casa” era que la oferta y los contenidos culturales de la CABA se encuentren accesibles de forma remota y gratuita, a través de una landing page (página web a la que una persona llega tras pulsar en el enlace) de comunicación audiovisual digital a demanda. Fue pensada como un instrumento para tender puentes entre los individuos y las propuestas culturales de salas de teatro, centros culturales, galerías de arte, clubes de música, milongas y tanguerías, peñas, espacios de formación artística, museos, bares notables, entre otras instituciones.

Promover la producción cultural

La Cara B era promover manifestaciones artísticas, posicionando a la CABA como polo de producción de bienes culturales a nivel nacional e internacional. “Dicho objetivo procuró incrementar el desarrollo de las actividades culturales de interés comunitario, difundir la actividad cultural local, favorecer la inclusión social e impulsar la identidad cultural”, explica la AGCBA. 

El programa contó con cuatro líneas de trabajo: Pase Cultural, Barrios Creativos, Cultura Independiente y Emprendedurismo Cultural.

La actividad contó con un conjunto de acciones culturales barriales, de incentivo a la producción cultural, de difusión de las artes y de intercambio con la comunidad, todas ellas, de acceso público y gratuito buscando el fomento y la estimulación artística. Asimismo, la norma destaca que los participantes enunciados en el artículo segundo de la misma, no percibirán retribución alguna por su participación en la actividad.

Para ello, la actividad contó con cuatro proyectos estratégicos: Pase Cultural, para impulsar el desarrollo de las actividades culturales; Barrios Creativos, promoción de redes culturales barriales; Cultura Independiente, plan de fomento de la cultura independiente de la Ciudad; y Emprendedurismo Cultural,  capacitación en gestión de negocios para emprendedores culturales..

El modo de operar del sitio fue como una “landing page”, desarrollada por el área de innovación del gobierno porteño. Allí se podían seleccionar contenidos destacados, como acceder a categorías de productos tales como talleres, contenidos infantiles, recitales, entre otros. El ente auditado detalla que el sitio fue de acceso gratuito, sin registros ni autorizaciones previas, con la finalidad de mantener la cultura presente, activa y disponible de forma online y gratuita. 

¿Qué dijo la AGCBA?

La Auditoría porteña sostuvo que “Cultura en Casa” durante el período analizado fue un producto que sirvió como herramienta pertinente frente a la situación Covid-19. No obstante, destacó que el sistema de control interno de la organización adoleció de falencias por contener debilidades y falta de monitoreo, por este motivo careció de confiabilidad.

El sistema de control interno de la organización adoleció de falencias por contener debilidades y falta de monitoreo. 

Según el organismo de control se constató la no existencia de proyecciones, registros, manuales y normas de procedimientos, circuitos administrativos formales, un sistema presupuestario como así también un plan anual de compras y contrataciones que permita proyectar las necesidades de un ejercicio a otro.

Desde el comienzo del informe se aclara que hubo limitaciones en el alcance del trabajo de auditoría sobre el recurso humano utilizado ya que no existió desarrollo de la caracterización de los de los puestos de trabajo. Además, cuando se le pidió una nómina de trabajadores al Ministerio de Cultura sólo informaron “de manera genérica” que el personal con que contó la actividad durante el ejercicio 2020 perteneció a la Unidad Ministro. 

Tampoco se planificaron, establecieron ni ejecutaron proyecciones para la actividad. Durante el ejercicio 2020 no tuvo presupuesto propio y no presentó indicadores de gestión para la evaluación de impacto y alcance del mismo “y/u otro elemento relativo a la estadística de los servicios y/o actividades relacionadas al programa”, señala el informe.

Además de lo resaltado, el equipo de auditoria careció de detalles para describir los procedimientos a través de los cuáles la actividad monitorea y eventualmente ajusta los desvíos en sus objetivos.

La AGCBA concluyó que “tomar en cuenta las debilidades señaladas, redundaría en una mayor eficiencia en la gestión”, por ello, “mediante los datos relevados y las debilidades verificadas se considera que se requiere un examen de gestión a corto plazo”.