Urbanismo vivo: conectar con la ciudad de una forma diferente
Para quiénes están diseñadas las ciudades, cuáles son las demandas actuales y qué es necesario cambiar de los distintos barrios son algunos de los interrogantes que plantea un equipo de trabajo multidisciplinario que propone resolver promoviendo el involucramiento vecinal.
El trajín diario imposibilita que haya tiempo para ser conscientes de la manera en la que nos movemos por la ciudad. Se acelera el paso para no perder el colectivo, evitar llegar tarde al trabajo, llevar a los chicos a la escuela, rara vez la mirada se posa en lo que pasa al costado del camino y cómo habitamos los espacios. Urbanismo vivo es un equipo de trabajo multidisciplinario que nació con ese fin: mejorar la vida cotidiana en las ciudades en función de los deseos y necesidades de las personas que la habitan.
Cuanto más activa sea la ciudadanía, estará más involucrada en el proceso de mejorar su entorno y calidad de vida convirtiendo a su ciudad en una más amable, humanizada e inclusiva. Detectar las problemáticas y necesidades del territorio, discutir mejoras, interactuar, generar nuevas construcciones sociales y culturales que acompañen los procesos históricos, son parte de lo que propone Urbanismo Vivo.
"Las ciudades están pensadas para un varón en edad productiva", sostiene la urbanista Analía Hanono.
“Pensamos en la construcción de una ciudad de abajo hacia arriba que responda a los deseos y necesidades de las personas que la habitan”, cuenta la arquitecta y urbanista Analía Hanono, socia en Urbanismo Vivo y cofundadora de Ciudades Comunes. “Las ciudades latinoamericanas se caracterizan por la desigualdad y la inequidad, es decir que no ofrecen las mismas oportunidades para todas las personas. La pregunta que queremos es quién está diseñando las ciudades y para quiénes se diseñan. Lo que vemos es que la ciudad construida y el entramado sociocultural muchas veces no contempla la diversidad de las personas y a sus cuerpos, está pensada en función de las necesidades de un varón en edad productiva”, señala.
Esto se ve reflejado, según Hanono, en que las mujeres suelen no sentirse seguras en muchos sitios, que los espacios de juego para las infancias no están siempre garantizados, que los transportes públicos no están pensados para personas encargadas de las tareas de cuidados, que muchas calles de ciudad no son aptas para circular con un cochecito de bebé o en silla de ruedas. “Muchas veces se naturaliza que es la única forma de habitar cuando en realidad es posible modificarlo”.
El desafío es pensar los sitios que se habitan desde lo social, cultural y político, en complementariedad con lo edilicio. Que el espacio público sea un laboratorio urbano y de experimentación. Y que estas iniciativas sean abordadas desde una perspectiva de género e inclusiva. “Hay muchas ciudades, muchos proyectos de ciudades y muchas de esas miradas suelen ser invisibilizadas”, sostiene Hanono y asegura que desde el urbanismo no siempre hay respuestas precisas a las distintas demandas. “Hay que darle espacio a la participación ciudadana porque quienes habitan las ciudades son justamente quienes más conocen los problemas que hay que mejorar o los cambios que se requieren”.
Actividades colectivas
Desde la organización ofrecen actividades lúdicas, capacitaciones, cursos, eventos y consultorías en temas vinculados a la planificación territorial, el urbanismo y la participación ciudadana. Se realizan caminatas sensoriales o temáticas que proponen una aproximación a la ciudad desde la experiencia personal relacionando a la propia presencia con el cuidado personal, social, comunitario, el activismo ciudadano, un mapeo colectivo, relevamientos de percepciones sensibles del territorio. En fin, distintas actividades e intervenciones que permitan evaluar cómo encarar y llevar adelante un proceso de transformación urbana sostenible.
El equipo de Urbanismo Vivo de trabaja en tres ejes que son la innovación, como una forma de diseñar los procesos desde una mirada creativa con el objetivo de crear ciudades habitables; la diversidad, como la integración de miradas y pluralidad de voces desde el territorio; y el intercambio, mediante el trabajo colaborativo y en red, tanto a nivel local como internacional, como motor de grandes procesos de transformación.
“Lo que hacemos es construir esta visión de urbanismo en base a estos ejes. Consideramos que una ciudad es con, por y para las personas. Y para llegar a ello tenemos cuatro líneas de trabajo: intervención y diseño urbano, articulación con la ciudadanía, asesorías, y consultorías de formación y facilitación”, afirma Hanono.
El trabajo realizado en San Telmo
Uno de los proyectos participativos llevados adelante por el equipo de Urbanismo Vivo, en colaboración con el Gobierno de la Ciudad y el Laboratorio de Ciudades del BID, fue el Enlace Defensa, en el barrio porteño de San Telmo. La intervención se realizó en el sector del bajo autopista 25 de Mayo que atraviesa la calle Defensa y que “dividía” al barrio en dos.
Desde el equipo explicaron que se buscó revitalizar el bajo autopista para que haya mejores condiciones de seguridad, recreación y conectividad en el barrio. El proyecto, que se hizo en 2020, apuntó a que sea una zona peatonal más amable, y que haya continuidad y vitalidad en el recorrido a pie desde la Plaza Dorrego hasta el Parque Lezama, dos lugares icónicos del barrio, para quienes viven, trabajan y visitan la zona como turistas. Además de enlazar dos áreas del barrio, localizada en lados opuestos de la autopista, y promover la cultura local, reflejando la identidad y el patrimonio social de San Telmo a través de la creación de una agenda cultural propia del barrio y de las historias cotidianas de sus habitantes.
“El proyecto empezó durante la pandemia con talleres con la comunidad de manera remota. Participaban referentes barriales, de clubes, de medios locales, comerciantes, vecinos y vecinas. Fue un público muy variado y entusiasta que formó parte de cinco talleres centrados en el diagnóstico, la identidad y cotidianidad del espacio, otro de ideación, uno de codiseño y otro de validación de las propuestas”, cuenta Hanono.
Además, se propuso una iniciativa para compartir perspectivas e historias de quienes habitan San Telmo y convertirlas en formato visual a través de “Microhistorias”. Las imágenes dibujan ese San Telmo invisible a primera vista, que vive en el imaginario y en la memoria de quienes lo habitan.
Festival de caminatas
Otra de las iniciativas que lleva adelante Urbanismo Vivo es el Festival de Caminatas. Se trata de una propuesta en la que caminar se convierte en una herramienta para transformar la percepción del entorno, motorizar ideas e impulsar cambios. El proyecto forma parte del movimiento mundial Jane’s Walk, inspirado en el activista Jane Jacobs, y que se lleva a cabo en más de 400 ciudades de 44 países del mundo.
En Buenos Aires, las caminatas comenzaron en 2012 y en ellas ya participaron más de 2.700 personas. "Son caminatas teatrales, recorridos gastronómicos en barrios populares, literarias. La oferta es variada. Durante las caminatas hablamos sobre las historias sobre los barrios y sus particularidades. Nos hacemos interrogantes”, describe Hanono sobre el método que desarrollan para visibilizar e intercambiar experiencias.
También están las "birras urbanas" para quienes no son tan entusiastas ante la propuesta de caminar y prefieren tomar alguna bebida en charlas distendidas sobre temáticas serias e importantes para la ciudad, talleres sobre ciudades feministas, entre otras propuestas pensadas por la organización para que nadie se quede afuera.